Hay libros que encierran historias que no contienen nada extraordinario. Hay vidas "estándar", que no se hacen preguntas, que no buscan respuestas, que no ofrecen más misterio que el que resulta de esperar hasta dónde llega cada una. Como la de un taxista viudo y solo que no conoce otro rumbo que el del silencio para comunicarse con su hijo, o la de una mujer que espera encontrarse en las palabras de su marido, pero eso nunca llega y decide responder a un anuncio del periódico.

Esas son las que llenan los relatos de este libro, Tu parte del trato (I Premio de relatos Villa de Algete), cuarto título de Josan Hatero (Barcelona, 1970), un joven escritor que, si ya alertó de sus sorprendentes cualidades narrativas con El pájaro bajo la lengua (1999), con esta nueva entrega no defrauda. No sólo porque asume el reto de optar por decir tantas cosas eludiendo explicaciones, contando lo mínimo de algunas vidas, sólo el momento en el que se encuentran a causa de ellas. También y sobre todo, porque cuenta sin alardes expresivos, con un estilo lúcido y transparente, lo que su sensibilidad percibe. Contagiando ternura, despertando emociones. Desde una sobriedad inaudita los 15 relatos. Con calado literario todos ellos. Para hablar de la soledad y la incomunicación en la que viven instaladas muchas maneras de vivir. Para preguntarse por esas vidas que son como salas de espera, hilos sueltos de los que hay que tirar² para encontrarse con una ³madeja², como la que representa Tu parte del trato. Y en ella es posible atender a relatos especialmente conmovedores. Como el del hombre de "El armario de los mapas", que vive solo hasta que un día descubre indicios de que en su ausencia alguien habita su espacio. Como el del detective que debe vigilar la espera de una mujer sin advertir que esa espera le dirige a su encuentro.