El dios reflectante
Javier Calvo
10 julio, 2003 02:00Es una historia diferente, compleja, difícil de leer y de digerir si no es con reposo, imposible de calificar con adjetivos al uso; entraría en esa categoría de relatos inquietantes y asombrosos. Y es un libro que suma un tanto a la talla literaria de este autor. Detrás hay un enorme esfuerzo constructivo, visible en el plano argumental, desarrollado a través de múltiples secuencias cinematográficas que narran, simultáneamente, el proceso de un rodaje (el de la película titulada Estupidez terminal) y la realidad real de todos los que interfieren en él, seres sumidos en sus crisis vitales. Desde su director, un cineasta de culto que sirve de excusa para exponer las razones sobre el genio y la integridad de creador, hasta el menos relevante de los actores.
Todos al servicio de la idea de ofrecer una "explicación holística del mundo" -en palabras de un personaje- y, como tal, no exenta de comedia, y, por tanto, atenta al conjunto de los personajes sin perder de vista el objetivo de narrar la variedad de sus "síntomas". Todo para brindar, a través de esta singular sinfonía de voces y tiempos dispares, a través de un brillante uso de la metáfora y la parodia, un eficaz diagnóstico sobre los efectos de esos monstruos que asolan el mundo y cada una de sus partes. En esencia, de esto habla quien cuenta lo que cuenta ese dios reflectante.