Image: Opio

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Novela

Opio

Maxence Fermine

9 octubre, 2003 02:00

Maxence Fermine. Foto: Archivo

Traducción de Javier Albiñana. Anagrama, 2004. 163 páginas, 12 euros

Opio, la última novela del escritor francés Maxence Fermine, es la narración de un sueño. El sueño que desde niño tiene Charles Stowe de descubrir los secretos milenarios sobre la fabricación del té.

Personaje solitario, reservado, ensimismado al mirar las gotas de agua que resbalan sobre los cristales de su casa londinense, Stowe consigue embarcarse, a mediados del siglo XIX, en una fascinante aventura que le conducirá al corazón mismo de China, para adentrarse en la prohibida ruta del té.

Tras meses de travesía en la que Charles Stowe recorre Ceilán, Singapur, Hong Kong, llega por fin a Shanghai en donde se encuentra con personajes como Pearle, auténtico pirata irlandés con "un ojo de cristal, una buena dosis de humor y una inclinación al whisky". única persona autorizada a penetrar en la Ciudad Sagrada, Stowe deberá realizar con él un pacto de sangre que unirá sus vidas para siempre. Asimismo, la amistad con Wang, tratador del té más exclusivo, le revelará los secretos de la pureza de los Valles Sagrados del misterioso Lu Cheng. La pasión por Loan le descubrirá la magia de los primeros instantes del amor, "dulces y terribles a la vez", como el opio. Los enigmas aparecen en la novela con abrumadora claridad, dando margen a una serie de respuestas posibles que el personaje debe descubrir en sí mismo.

Como bocanadas de humo de té caliente, los capítulos de Opio son cortos pero intensos. El narrador parece susurrar entre sutiles palabras las sensaciones que descubre Charles Stowe durante su viaje iniciático. Cada capítulo contiene un secreto. Cada secreto corresponde a un té. Cada té responde al nombre de un color. Té negro. Té verde. Té azul. Té blanco, cuyo sabor está exclusivamente reservado al emperador, pero cuya fragancia exquisita volará libre hasta nuestro personaje.

En Opio, una sensación conduce a otra. Como el brebaje del té, se convierte en el sabor de una droga serena e inquietante. Maxence Fermine recurre a la mayor simplicidad narrativa para embarcarnos en una extraña aventura de "perfumes, caricias, humo y lluvia". El tema, la brevedad del texto y la forma evocadora de acercarse al universo asiático hacen pensar, en un primer momento, en Seda, de Baricco. Pero más adelante, Fermine logra darle a la novela una voz propia, cercana a la escritura poética que descubría en Nieve, su primera y celebradísima obra. Finalmente, descubrimos que la lectura de Opio, que es también una novela de aventuras, podría definirse como la visión de "una pintura en movimiento en un museo imaginario. Una sombra, una luz. El cuadro de Lu Cheng".