Image: En los labios del agua

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Novela

En los labios del agua

Alberto Ruy Sánchez

10 marzo, 2005 01:00

Alberto Ruy Sánchez. Foto: Domenec Umbert

Alfaguara. Madrid, 2005. 178 páginas, 11’20 euros

En los labios del agua (1996) del mexicano Alberto Ruy Sánchez (1951), forma parte de la trilogía formada por Los nombres del aire, premio Xavier Villaurrutia en 1987, y Los jardines secretos de Mogador, ambas publicadas en España por la misma editorial.

Ruy Sánchez ha cultivado, además, el relato, la poesía y el ensayo. ésta, y sus restantes novelas, pueden leerse como textos independientes. Pese a su carácter narrativo cabe entenderla también como una aventura lírica, una exploración del deseo, un mundo cuajado de símbolos que acabarán desvaneciéndose en el aire. Dentro del conjunto figuran sueños, el último de los cuales, el decimotercero, da sentido al conjunto.

Misteriosa, paralelística, la obra de Ruy Sánchez parece derivar no sólo de la literatura mística sino de cierto orientalismo que nace con el simbolismo francés, recupera los ambientes de Las Mil y Una Noches y, a través de Gide, se vuelca en un erotismo al día y gracias a Borges se transforma en aventura intelectual. El narrador ha guardado 9 años una historia de amor que es sueño y persecución en el tiempo y en el espacio de textos, personajes y deseos encarnados en una figura femenina. Las caligrafías derivadas de la árabe, que ilustran el texto, son de Hassan Massoudy. Profundamente barroca, exótica, trashumante, el hilo principal de la historia no deja de ser un poema amplio sobre la realidad y el deseo.

Los Sueños quedan próximos al poema erótico/místico. El protagonista, mexicano, posee ascendientes árabes y en su cuerpo advierte signos que descubrirá también en otros. Es consciente de formar parte de la Casta de los Sonámbulos. La búsqueda de Hawa, equivalente de Eva, pretende el descubrimiento de lo femenino. Aziz es el amante, aunque el personaje mexicano se llame Juan Amado, e irá a la búsqueda de un pasado a través de los signos que le proporcionarán "los Sonámbulos", peregrinando de Francia a Marruecos hasta llegar a la isla de Mogador (espacio imaginario del autor para la trilogía), donde descubrirá las últimas páginas del manuscrito que ha de servirle de clave de una existencia que se desvanece. Su descripción física enlaza los dos continentes: "y así en nosotros se comunica el desierto de Mogador, en el norte de áfrica, con el desierto de Sonora, en el norte de México". Estos misteriosos paralelismos se producirán también en las figuras femeninas. Sobre la llamada Casta de los sonámbulos se nos ofrecen precisiones: actitudes, rasgos...

El amor, el sexo, el misterio, la melancolía son parte de un friso cuya clave la constituye el antiguo manuscrito de Los nombres del aire, obra de un calígrafo árabe que se descubre en una librería, ya en Mogador. Antes, el lector habrá atravesado algunos retazos narrativos, como la travesía marítima de Sète a Tánger, donde se narra la historia de la nave de los locos. Escrito con fervor, en un castellano barroco por su imaginería, su voluntad de enlazar con la mística sufí y con la romántica de Novalis se torna explícita. El amor, el placer y el deseo son tan sólo vías de perfección. Como texto literario está al margen de cualquier actualidad.