Image: Veinte semanas

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Novela

Veinte semanas

Javier Sebastián

19 mayo, 2005 02:00

Javier Sebastián. Foto: Espasa

Espasa. Madrid, 2005. 203 páginas, 18’90 euros

Cuando una idea novelesca crece en torno a una incógnita, del carácter que sea, lo misterioso impregna sus páginas y empuja a seguir leyendo y a seguir pensando en lo leído. Algo así ocurre con la cuarta novela del aragonés Javier Sebastián, un autor que crece con cada nuevo libro, porque atiende con el mismo celo el estilo y los atributos que contribuyen a que sobre el rigor expresivo se erija un buen relato.

Veinte semanas lo es: una idea sorprendente asentada sobre un registro lingöístico que reparte voces y puntos de vista sin abandonar cierta calidez poética por parte del narrador omnisciente; una trama asentada sobre una estructura argumental que presta cuerpo y ritmo a un episodio ficticio que arranca de la realidad actual y alcanza a un pasado no muy lejano en los últimos 60, en Guinea, cuando unos supuestos militares españoles colaboraron con los franceses en una guerra sucia para imponer la colonización de estos aprovechando el desorden de la independencia. Dos de los que participaron son hoy jubilados y viven en Barcelona entregados a la petanca. Pero su acción alcanza a más gente, corrige el pasado de la protagonista, periodista empujada a investigar en qué extrañas circunstancias murió su padre.

Veinte semanas es un ejercicio de ingenio volcado en desdibujar los límites entre lo real y lo ficticio. No es sólo un viaje al pasado en busca de piezas que justifiquen la presencia de sus padres en un suceso insólito: esa excusa sirve al viaje nocturno que realiza la protagonista con su hija de 14 años, hacia la casa de su madre, en Soria, tras la inesperada agresión que sufre por parte de uno de los dos jubilados. Es un viaje hacia su madre, la mujer que ha descubierto que era. Y hacia ella misma, que necesita reconocerse detrás de la sacudida emocional que ha conmocionado su vida. Es una intriga bien forjada y un misterio quen trasciende su intensidad y su dramatismo gracias a las cualidades de un escritor del que seguimos esperamos su gran historia, que llegará: va sumando buenas historias.