Novela

Desde un tren africano

Miguel Aranguren

22 diciembre, 2005 01:00

Miguel Aranguren

Palabra. Madrid, 2005. 186 páginas. 11 euros

Miguel Aranguren (1970) es autor de varias novelas, especialmente destinadas a lectores jóvenes, como Aquel verano, Cuando el otoño se levanta y A la sombra del cóndor. Publica columnas en prensa del grupo Vocento y dirige el proyecto Excelencia Literaria, para estimular a jóvenes escritores.

Desde un tren africano fue su primera novela, y nació de un diario de un viaje a Kenia. Es un buen trabajo que salió de una pluma muy joven, con dieciocho años, y que novela una impactante experiencia en áfrica. Miguel y dos españoles más, Chema y Javier, viajaron a Nairobi para pasar en el colegio Strathmore el verano de 1987. Allí descubriría la belleza de un continente salvaje, la pobreza extrema y un horizonte de exigencia personal, al entrar en contacto con la labor y el estilo de vida de algunas personas del Opus Dei, que trabajaban en un colegio pionero en la integración racial y social. La novela describe este encuentro de Aranguren con el ambiente de fraternidad y alegría en Strathmore, y a personajes entrañables que se presentan como modelos de conducta, ejemplos de sacrificio por un ideal noble. Karen Blixen dejó en áfrica a su novio, Kuki Gallman a su hijo, y Aranguren a un amigo y paisano, Santiago Eguidazu, muerto en un accidente en el mar durante un campamento en Mombasa aquel verano.

No faltan aventuras en esta novela, muy recomendable para lectores adolescentes con avidez de altos ideales. En un safari por la sabana se nos relata el encuentro con un poblado masai, con la pureza de una cultura inmutable, donde la muerte no da pena y palabras como libertad o riqueza esconden conceptos muy diferentes a los de occidente. El narrador, Miguel, se maravilla con los niños de áfrica, pinta acuarelas, conversa con el reparador de bicicletas Silvano Boruso. Para qué, se pregunta, "el derroche de su vida en los agujeros de la miseria" sino para "dar consuelo y gloria a Jesús". Una reflexión completamente reversible. Miguel Aranguren esculpió un bello epitafio con esta novela. Lástima que sea una historia real.