Biografía del hambre
Amélie Nothomb
23 marzo, 2006 01:00Amélie Nothomb. Foto: Catherine Cabro
Hambre de comida pero también de amor, de descubrimientos, de lecturas, de chocolate, de bebidas, de escritura, Biografía del hambre es, en realidad, la propia historia de Amélie Nothomb, desde los tres años hasta su contrato como intérprete en una empresa japonesa.
El mayor interés del libro reside en la visión de la narradora, una niña inconformista y original, de carácter fuerte y que sabe lo que quiere a pesar de su corta edad. Algo que los lectores de Nothomb no dejarán de apreciar conociendo la propia extravagancia de la autora. Sus juicios, divertidos, expresan sin embargo la pureza de los comentarios de un niño inocente que sin miedo dice lo que piensa: "Pekín era lo que la ciudad ha inventado de más feo, lo más parecido a un campo de concentración en materia de hormigón" (pág. 63). A pesar de ser una joven indudablemente segura de sí misma que se describe como polo de atracción entre sus compañeras de colegio, la narradora no esconde ninguno de los traumas que vivió durante este periodo de su existencia. Los cambios repentinos de país le hicieron vivir fuertes choques culturales y políticos que afectaron incluso a su estado de salud. Así, padecerá asma en China, país descrito como "pura sequía" (pág. 63), alcoholismo en Nueva York y anorexia en Birmania, lo que guarda relación con el mensaje del título.
Con el estilo de la confesión, Amélie Nothomb revela en pocas páginas ideas sueltas, experiencias y recuerdos sobre su infancia cuya originalidad puede resultar atractiva. El humor con el que describe sus vivencias hará morir de la risa a sus lectores. Entre las diferentes etapas de su viaje de nómada, se dibujan acertados comentarios sobre la situación política de estos países durante la década de los setenta. La novela termina de forma abrupta y con curiosa relación con el resto de la biografía. La narradora vuelve a Japón a encontrarse con su niñera Nishio-san que tras el terremoto de Kobe lo ha perdido todo. Sin embargo, desborda de felicidad por estar viva.
Curiosa moraleja la de Amélie Nothomb, que con su final se pregunta sobre lo que queda del mundo que conoció en su infancia. Mundo que le dio la vida, la personalidad con la que se ofrece a través de sus novelas y esa ansia de engullir todo lo que le rodea, que describe con pasión en Biografía del hambre. A mi juicio, el tono sincero y directo de sus declaraciones hace de esta biografía su mejor novela.