Novela

La fortaleza digital

Dan Brown

23 marzo, 2006 01:00

Traducción de Eduardo G. Murillo. Umbriel, 2006. 441 páginas

Sólo el apoteósico éxito de El código Da Vinci, convertido en fenómeno sociológico, justifica que nos ocupemos de la primera novela de Dan Brown, cuya acción se desarrolla en Estados Unidos y en España. Protagonizada por Susan Fletcher, una criptógrafa guapa, elegante, inteligente, favorita del subdirector de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), su planteamiento resulta bastante tópico, si bien el tema -los códigos indescifrables y el superordenador secreto que controla todo el flujo de información de internet- puede enganchar al lector ávido de entretenimiento.

Hay que reconocerle a Brown unas innatas cualidades para el suspense, aunque en esta primera novela adolezca de fallos continuos que naufragan la lectura en un mar de tópicos y errores que culminan en el disparate, a no ser que sucedan "milagros" de los que el autor no nos ha advertido. El caso más sangrante es el del asesino, un portugués llamado Hulohot, sordo de nacimiento (pág. 351), que después "oye" (pág.359). Más: según Brown, el zumo de arándanos en una bebida típicamente española (pág.172); la guardia civil lleva a comisaría a un turista alemán como "paquete" en la moto, y al caerse de la misma lo abandona a su suerte (pág.109); los lavabos del aeropuerto de Sevilla tienen urinarios en el servicio de señoras y de caballeros, porque "los constructores se ahorraban tener que instalar un váter adicional" (pág.256). Perlas como "Un pulmón perforado era mortal; quizá no en países donde la medicina estaba más avanzada: pero en España era fatal" (pág.342) harán las delicias de nuestros responsables de sanidad. No, no es que la acción se ambiente en la Sevilla de posguerra, sino a mediados de los 90, a pesar de lo cual las conexiones telefónicas internacionales son extremadamente difíciles en España (pág. 300). Una más de la larga lista de curiosidades del libro que denotan, junto a una intriga demasiado previsible, que hay primeras obras que deben ser reescritas o definitivamente olvidadas en el ordenador.