Novela

El país inerme

Miguel de Castro

26 abril, 2007 02:00

Timún Más. Barcelona, 2007. 320 páginas, 17 euros

He aquí un caso singular: Miguel de Castro, el autor de esta novela de épica fantástica, es barcelonés, tiene 76 años y hasta hoy su producción bibliográfica estaba centrada en libros técnicos dedicados, sobre todo, al mundo del motor. De la sucinta nota biográfica tal vez se puede desprender que la jubilación le ha dejado tiempo para dedicarse a sus pasiones confesas: la música y la literatura. El objeto de este comentario es el resultado de la dedicación a la segunda, en la que su debutante autor ha aprovechado para demostrar su rendida admiración por la épica, con ambición y entrega dignas de tener en cuenta.

Hay algo fascinante en las novelas que, como ésta, crean un mundo de la nada. En este caso, De Castro nos habla de nuestro planeta en una supuesta y remota era anterior a la partición de los continentes, donde cohabitan dos culturas: la de Pridon, pacíficos y dados al altruismo y la generosidad, y los belicosos, agresivos y ambiciosos habitantes de Gork. El héroe de la novela es Krappa, comandante del ejército de Gork, a quien se encarga la invasión del país vecino. Comienza así una sucesión de combates que habrán de terminar, como se espera en estos casos, con un nuevo triunfo de David sobre Goliat, o del ingenio sobre la fuerza bruta.

Sin embargo, tal vez le sobren ecos a esta novela, o le falten horas de trabajo que consigan difuminar la presencia demasiado evidente de las distintas influencias: desde las grandes batallas que nos han llegado a través de los textos antiguos -no es nada descabellado pensar en las Termópilas, por ejemplo, ahora tan en boga-, pasando por Homero, los protagonistas de los cantares de gesta, Tolkien o incluso ciertas pequeñas dosis de La historia interminable, de Michael Ende.