Image: Australia, Australia. Antología poética

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Poesía

Australia, Australia. Antología poética

Les Murray

20 septiembre, 2000 02:00

Edición bilingöe. Traducción de Gabriel Planella. Lumen. Barcelona, 2000. 164 páginas, 2.200 pesetas

Les Murray pasa por ser el poeta australiano más representativo, pero además merece mayor consideración que la que pueda despertar el posible exotismo de nuestras antípodas. Se nos confirma como un poeta sugestivo y renovador

Conocí al poeta australiano Les Murray en Barcelona, en 1999, ya que fue el representante de los poetas de lengua inglesa entre quienes participamos en el XV Festival Internacional de Poesía que se celebra anualmente en el Palau de la Música, patrocinado por el Ayuntamiento de la ciudad y dirigido por el poeta álex Susanna.

Corpulento, silencioso, de aspecto campesino, la lectura de algunos de sus poemas fue contenida, casi tímida. Una breve selección de su obra fue entonces traducida por Víctor Batallé al catalán. Nacido en 1938 en Nabiac (Nueva Gales del Sur), pasa por ser el poeta australiano más representativo. Sus treinta libros publicados, en verso y prosa, los abundantes premios recibidos y la originalidad -no tan infrecuente, pese a todo- de haber publicado una novela en verso, Fredy Neptune (1998), con la que obtuvo la Medalla de Oro de la Reina, así como el premio de Novela, constituyen una trayectoria más que brillante. La antología que aquí se nos ofrece, lógicamente en versión bilingöe, permitirá acceder al lector español a la obra (los textos proceden de Collected Poems, 1994, y del libro posterior Subhuman Redneck Poems, 1996) del que pasa por ser el poeta nacional australiano, hasta el punto de que el Gobierno le solicitó una introducción a la Constitución que sería posteriormente retirada y rechazada por el poeta.

Gabriel Planella sitúa al autor en un ámbito fundacional: "intenta reconstruir en su poesía (o reproducir, según se mire) lo que para él son las señas de identidad de su comunidad. Y lo logra". No sólo los ambientes y multitud de personajes, diseñados en unos pocos versos, sino también una parte del vocabulario deben entenderse como genuinamente australianos. Pero no es menos cierto que en el ámbito de la literatura australiana podríamos reproducir la nunca resuelta cuestión que se da en la lengua española respecto a la posible unidad de la poesía hispanoamericana y la española, dada la tradición común, del mismo modo que las raíces de Murray se hunden en la de la inglesa.

Mantiene un carácter narrativo, deliberadamente descriptivo y prosaístico (la crítica le reprochó en ocasiones sus ripios y la exagerada tendencia al juego verbal), aunque en ocasiones se remansa en la reflexión, la sátira y aún en el relámpago de una imagen o en un destello de lirismo. Dejando a un lado la natural evolución, en algunos poemas seleccionados, como en "El beso del látigo", podemos advertir la violencia congénita de un país casi sin historia (olvidados los aborígenes), donde "el correazo del rayo desatando el golpe seco del trueno" se confunde con las serpientes. Sin embargo, Les Murray se siente antes atraído por los obreros, los emigrantes, la gente sencilla del campo, que observa y describe, por ejemplo, en "Los nombres de los humildes", donde el poeta juega también con el simbolismo de términos como "cow", "bull", "steer", frente al "boss" -denominación australiana-. "Cattle is chattel" ("Ganado es ganadero"), dice también. Pero sus imágenes revelan la naturaleza mestiza de una poesía donde convive la tradición inglesa, el paisaje australiano y "un delicado sangrador de venas, un comedor de sangre cuajada", costumbre de los massai, quienes sacrifican las reses realizando una incisión en el cuello de la res y beben así su sangre. Sin la oportuna nota, le resultaría muy difícil al lector español desentrañar el significado. En ocasiones, el poema consiste en una simple observación, casi enumerativa, como en "Los Mitchell". Es capaz, también, de adentrarse en el poema más breve, aforístico y un tanto enigmático como en "La política y el arte": "La política salvaje, / igual que el arte mediocre, / sabe a quién atribuir todas las culpas".
Se sirve, en ocasiones, de la primera persona en poemas de autoanálisis, como en "Actuación", donde tras describir un estado de euforia: "Anoche fui la estrella, anoche deslumbré;/ fui a la vez castillo de fuegos y juegos de naipes" finaliza con unos versos desolados: "Y como siempre ocurre después de un triunfo, estuve/ por supuesto inconsolable" o en "Deseo ardiente", uno de los mejores poemas de la antología, iniciado con "Desde que empezó mi pubertad, viví en un funeral". Es delicado en "Balsa de lotos", casi esteticista. Y no renuncia a la crítica social ni a una concepción personal de la divinidad. Su concepción del arte se expone satíricamente en "Retrato del autista como conductor del Nuevo Mundo". El creador se concibe como el conductor de un automóvil (un Mazda), que cambia las marchas y atraviesa los pueblos, pero el Nuevo Mundo "está en el que conduce el coche". Les Murray hace de Australia su tema y busca en las expresiones australianas una forma de identificación. Uno de sus últimos libros es The Quality of Spraw. Selected essays about Australia (1999). Ya en 1986 había publicado también el New Oxford Book of Australian Verse. El título de la antología resulta, pues, adecuado, aunque su autor merece mayor consideración que la que pueda despertar el posible exotismo de nuestras antípodas. La fidelidad al original ha sido tal vez exagerada en la traducción que utiliza en ocasiones licencias verbales algo dudosas. Sin embargo, la selección parece adecuada; se logra una imagen clara del conjunto de la obra y Murray, se nos confirma como un poeta sugestivo y renovador. Australia no está tan lejos de Europa, como lo confirma el Premio Petrarca que se le otorgó ya en 1995.