Image: Mujeres

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Poesía

Mujeres

ESTHER MORILLAS

12 septiembre, 2001 02:00

Pre-textos. Valencia, 2001. 72 páginas, 1.500 pesetas

En Ellas tienen la palabra declaró Esther Morillas: "No creo en la existencia de lo femenino como un modo diferente de escritura; al mismo tiempo, no me preguntéis por qué, pienso que en mis poemas hay mucho de mujer".

Narratividad, minimalismo y un punto de vista explícitamente femenino caracterizan los poemas de Mujeres. "Cuando escribo -añade en la citada antología-, quiero que mis poemas suenen bien, que descubran o recuerden algo olvidado, que puedan comunicar una microhistoria o un sentimiento".

Cotidianidad, costumbrismo, simplicidad: cualidades que la autora gusta de subrayar poniendo a veces en contraposición sus versos con algún modelo altisonante. De modo bien poco esproncediano comienza su "Himno al sol". Otros dos poemas, "Cuando seas anciana" y "Cuando seas anciano", parafrasean al Ronsard de "Quand vous serez bien vieille"; también en estos casos añade al punto de vista femenino una expresión naif. A más de un lector le parecerán estos poemas un tanto inanes, de una sencillez que incurre en el simplismo. No resulta difícil encontrar ejemplos que corroboren esa impresión. Es el caso de "El secreto": "Me gustaría/ contárselo ahora mismo/ a mi mejor amiga./ No puedo./ Ni siquiera una pista./ Me gustaría/ decir: tengo un secreto,/ si quieres/ te cuento mi secreto,/ pero tú no lo cuentes".

Hay, sin embargo, poemas que nos impiden considerar el libro como deliberada parodia de la poe-sía femenina, en los que el tono menor, el intimismo de diario adolescente, la mínima anécdota, aciertan a revelar una desolada visión del mundo, un doble fondo moral, una meditación elegíaca que casi no se atreve a decir su nombre.
Esther Morillas (Jaen, 1968) es poeta de obra breve: un cuaderno, Memoria de rafia (1987), un libro de poemas, Algunas ciudades (1994), y ahora estas Mujeres que nos dejan con el mismo sentimiento de insatisfacción que la primera entrega.

Tono menor, casi inaudible, el de Esther Morillas. ¿Poesía apenas insinuada la de sus versos, irónicos suspirillos, o quizá sólo delicada nadería? Dejemos que sea el discreto lector el que decida.