Desde el vértigo
JAVIER PÉREZ BAZO
12 septiembre, 2001 02:00De la experiencia del desamor a la intensidad erótica que expresan las voces de los amantes (una secuencia ya de por sí sintomática), las dos partes simétricas del libro, "Dialéctica contra la eternidad" y "Estrenado aposento", contraponen naturaleza e intimidad, lugares y libros, desengaño y ardor, olvido y memoria en un continuo trasvase entre el análisis de la pasión y la reflexión metapoética. Así, en "Ruinas" ("Por-que fueron escombro los destinos/ te alzarán como reina de las ruinas") se entrecruzan la amante y la poesía.
"Deslumbramiento" y "Bruxa", orientando cada parte, concentran el sentido de lúcida celebración que domina sobre los contraluces y los escorzos de la aventura erótica: "en esta dulce convocatoria/ a la fascinación serena, al júbilo/ tan mañanero como los trigos/ de marzo, encuentra su verdad la pócima/ del amor, la certeza de los sueños/ y la luz más intensa." Con palabra intensa y emocionante, más allá de la "brecha condenada/ a ser abismo, a ser desdén y amnesia", cantan las voces de este libro (él y ella), como escribió Neruda, "no sólo/ a la miel del amor y su delicia,/ sino a las circunstancias/ más puras de la tierra".