Paisaje sobre cero
BEI DAO
21 noviembre, 2001 01:00Ovidiana, pero sólo en su fondo, esta escritura supone una mirada triste de la historia, que, porque viene de la lejanía, es un modelo de poder: de contrapoder o de poder a medias que tiene su correlato en una indagación del yo, hecha no tanto sobre la experiencia como sobre la materialidad de las palabras. En ellas -y en los ideogramas de ellas- se escucha el nevado silencio de la nada en que todo futuro suele desembocar. Bei-Dao, como todo exiliado, postula un cuestionamiento del pasado y, más que de éste, de su extraña y áspera gramaticalidad. La memoria aquí es un camino que se desdibuja cada vez que se piensa y que, como el sueño, reaparece en contra de la voluntad.
Paisaje sobre cero formula y formaliza todo esto, pero no al modo en que suele hacerlo la nostalgia, sino desde una instancia de discurso que conjuga testimonio y denuncia, crítica y una dicción poética que entronca con -o parte de- la máxima libertad metafórica y una idea de las asociaciones muy próxima a la duermevela del sentido romántico y al automatismo que caracteriza la expresión surreal. Pero Bei-Dao no es un surrealista: utiliza algunas de sus técnicas, opta por el simultaneísmo de las sensaciones y suprime toda interpunción... Participa, pues, en algunos de los recursos que el surrealismo prodigó, pero no en el estado de conciencia y conducta radical de éste. De modo que, más que a los seguidores de Breton, a quienes se parece es a los novísimos: a los de 1970, a los de Castellet, más que a los que irían engrosando la nómina en los años siguientes. Coincide con ellos en su interés por las cabinas telefónicas y la recuperación de las vanguardias, en su visión de la muerte que "siempre está en la otra orilla/vigilando el paisaje", en su concepto de la oscuridad que conduce al relámpago de los clásicos, en su reticencia a expresar el contenidode las emociones, en la lengua como referente y en la saludable inclinación a dar la vuelta a los alfabetos.
Bei-Dao es un poeta que sorprende por las innovaciones que aporta a su cerrada y antigua tradición: por el modo en que elementos distintos en él se unen y convergen. Poeta de la modernidad a su manera, la suya es una obra que conoce y conjuga la gracia y el dolor. Quien se acerca a ella no queda nunca indemne.