Valer la pena
Juan Gelman
3 julio, 2002 02:00Juan Gelman. Foto: Julio Palomar
La obra del poeta argentino Juan Gelman es ya conocida por el público español. Valer la pena reúne poemas de los últimos cinco años. Su título, una frase de uso común, la atribuye al poeta argentino de su promoción, desaparecido durante las dictaduras de su país, Francisco Urondo.
No desdeñará ni el argentinismo ni la deliberada y significante incorrección: "y siempre la misma sangre, la misma/guerra, la misma historia,/ el que pudo contra el que no pudió..." ("En estado de escritura"). Su espacio predilecto será el de la infancia o el de la tragedia vivida que retorna: "Así que has vuelto/ Como si hubiera pasado nada/Como si el campo de concentración, no./Como si hace 23 años/ que no escucho tu voz ni te veo". La evocación de una palabra, desamparo, que pronunciara Paco (así llamaban sus amigos a Francisco Urondo, a quien va dedicado el libro) nos conduce al espacio del Río de la Plata, "cerca/de donde servían vacío" ("Paco"). El pasado se conforma como tiempo doloroso. Puede ser el exilio en "Término" o el paso del tiempo en el poema que cierra en volumen: "Son/las siete del dolor. Cómo/pasan las horas. Cómo pasa/el espanto quemado". El libro extenso viene recorrido por el implacable destino de la tragedia, por un sentido pesimismo ante la vida. Quien habla se identifica como "el sobreviviente se acuesta a esperar su ausencia. ¿Cómo /va el espanto de tratar con el espanto?" ("La nube"). Sin embargo, la mayor parte de los textos se interrogan sobre el quehacer o la naturaleza de lo poético. La reflexión sobre la creación se confunde con la materialidad del libro o con la existencia y significado de algún poeta, como Celan, por ejemplo. Enlazando los propósitos enumerados ¿obtendríamos una poética coherente de Valer la pena? Su poesía resulta tan enraizada en las vivencias como en las lecturas y su obra abierta no permitiría un "sistema" cerrado; antes al contrario, una serie de fórmulas abiertas. El juego del lenguaje puede llevarle hasta los territorios semánticos de la medicina en "Poema"; al nombre de su padre, en "Nombres"; la gratuidad de la designación o la palabra puede destruir el objeto nombrado. Gelman practica la economía verbal, y extrae del lenguaje sus significados profundos. ¿No es ésta una de las funciones atribuidas al poeta? También, la combinación de lo vivido y lo imaginado lleva a través de sus versos quebrados artificiosamente. Adentrarse en este mundo (en ocasiones rayando la oscuridad) de Juan Gelman bien vale la pena.