Image: Cantos rodados (Antología 1960-2001)

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Poesía

Cantos rodados (Antología 1960-2001)

Jenaro Talens

12 septiembre, 2002 02:00

Jenaro Talens

Ed. J. C. Fernández Serrato. Cátedra. Madrid, 2002. 530 páginas, 11 euros

Más de cuarenta años de intensa dedicación poética se antologan en este libro. Jenaro Talens se ha "construido a pulso", como él mismo declara en el prólogo, una imagen "de poeta difícil, conflictivo, profesoral", de estudioso que parece querer ejemplificar en verso sus ideas sobre la poesía.

Pero él se ve a sí mismo de otra manera: "Yo no me considero un crítico ni un teórico. No tengo un sistema, ni pretendo tenerlo. Sólo he escrito acerca de los problemas que mis propios poemas me planteaban".

Dedica Fernández Serrato parte de su prólogo a combatir la división de la obra de Talens en dos etapas: una "vanguardista, hermética, enrarecida y abstracta" y otra en la que "retornaría al redil de lo clásico y abrazaría los cauces comunes de cierta poesía de la experiencia y la sencillez expresiva". Resulta sorprendente que en la exahustiva bibliografía falten los críticos que la han propugnado, y ello a pesar de recoger cualquier recorte de periódico donde se le aluda ("Jenaro Talens ofrece hoy un recital en el Círculo XII de Enero" es el título de una de las entradas). El prologuista se limita a glosar las buenas ideas de Talens sobre sí mismo y dificulta el acceso del lector a las de sus contradictores. Su afán laudatorio le lleva a incurrir en divertidas ingenuidades, como cuando, para probar que Profundidad de campo, "un nuevo hito en la trayectoria lírica de Talens", es "una verdadera obra maestra", señala que la Asociación Literaria de Críticos Andaluces le concedió el premio al mejor libro de poesía (olvida añadir que "de autor andaluz" y no parece conocer el dudoso prestigio de tal Asociación).

Un autor complejo como Talens, que no duda en incluir entre sus propios versos textos ajenos sin indicar la autoría, necesitaría abundantes anotaciones en una colección como la presente, destinada especialmente a estudiantes de literatura. Pero Fernández Serrato prescinde de esas notas e incurre en otras perfectamente inútiles: el cambio de una coma por un punto o de un punto por una coma respecto de las anteriores recopilaciones de la poesía de Talens. Y lo hace de manera tan descuidada que se equivoca por no haber visto las primeras ediciones (p. 144) o por no haberse tomado la molestia de consultar los muchos libros publicados con posterioridad a El largo aprendizaje (1991).

Nimiedades que ponen bajo sospecha las teorías construidas con tan poco rigor filológico. Al margen de teorías y polémicas, pocas dudas caben de que Talens es ante todo un poeta, un poeta al que su propia facilidad y versatilidad, y una cierta incapacidad autocrítica, le dificultan el acceso a los lectores. Su precocidad le convierte en un poeta transgeneracional. Sus primeros libros, de los 60, nos lo presentan como un epígono de la generación del medio siglo (Rafael Guillén fue su mentor inicial); los siguientes títulos (Víspera de la destrucción, Una perenne aurora) nos lo muestran cercano a Brines y al núcleo cernudiano de los poetas del 50; Ritual para un artificio (1971) lo sitúa en el núcleo novísimo. Luego vendría la década de hierro, la que va de Taller (1972-1973) a Proximidad del silencio (1980-1981), donde el afán experimental parece alejarle de los lectores para echarle en brazos de los teóricos de la literatura. Tras el ejercicio de Purgatori, en lengua catalana, Talens encuentra su nuevo tono en Tabula rasa, publicado en 1985 (el mismo años en que otros autores como Luis Alberto de Cuenca cambian el paso). El poema adopta un tono coloquial, se llena de elementos realistas. A partir de ese momento, Talens ensayará muy diversos tonos, alternará libros mayores y menores, incurrirá en pastiches de la poesía china (una de sus devociones), volverá, como en sus libros iniciales, al soneto, no dudará en bordear el sentimentalismo, incluso se atreverá con el tono humorístico (e incluso con la parodia de su época "semiótica").

Poeta menor y mayor el último Talens, versátil y excesivo. Pero cuántos poemas inolvidables en su obra. Me limito a citar uno, en este año cernudiano (Talens fue uno de sus primeros estudiosos): "Reminiscencias", un fantasma busca en el rojo otoño de Mount Holyoke las huellas de otro fantasma y encuentra humo y polvo y sombra y nada.