Image: Última fe. Antología poética

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Poesía

Última fe. Antología poética

Antonio Martínez Sarrión

22 enero, 2004 01:00

Antonio Martínez Sarrión. Foto: M.R.

Ed. ángel l. Prieto de Paula. Cátedra. Madrid, 2003. 361 págs, 9’90 euros

Dos libros hay en este libro. El primero de ellos es un extenso estudio, más de cien páginas, de la poesía de Martínez Sarrión. Un estudio ejemplar: pocas veces un poeta contemporáneo había sido analizado con tan minuciosa pasión, con tan inteligente erudición.

Prieto de Paula es uno de los dos o tres mejores conocedores de la poesía española contemporánea, uno de los pocos que ha sabido aunar el rigor académico con la intuición poé-tica (es también poeta, aunque hace tiempo que no publica versos) y el sentido común, no demasiado común entre quienes se dedican a cuestiones relacionadas con la literatura. Un estudio ejemplar, una edición ejemplar (en la propia colección abundan las muestras de todo lo contrario): Prieto de Paula deja respirar los poemas en la página sin acribillarlos con notas, siempre enfadosas, casi siempre inútiles en un autor contemporáneo. Las variantes al texto que el autor ha introducido al preparar esta edición (que ofrece así la versión última de muchos de los poemas) se remiten a un apéndice. La dificultad de los poemas, no escasa, se aclara en lo posible en el prólogo, y se deja que quien ignore quién es Paul Cézanne lo averigöe en un diccionario enciclopédico, sin interrumpirnos el poema con una enfadosa y escolar aclaración.

Leído ahora en conjunto, comprobamos que el primer Martínez Sarrión, el de Teatro de operaciones (1967) ha envejecido menos que el que, a partir del libro siguiente, se dedicó con entusiasmo a cultivar los "fuegos de artificio" (así se titula el primer poema de Pautas para conjurados) de la estética novísima, con su énfasis en el irracionalismo culturalista. La infancia es evocada en Teatro de operaciones sin sentimentalismo; muchos poemas cuentan una historia mediante yuxtaposición de frases, eliminando cual- quier toque de nostalgia, con una convincente sequedad.

Con la publicación de El centro inaccesible (1981) se produce, simultáneamente con otros miembros de su grupo generacional, un cambio en la estética de Martínez Sarrión. El poema ya no busca deslumbrar, deja de ser un juego entre iniciados, y se aproxima a la palabra en el tiempo que quería Machado. Se recupera el prosaísmo, la narratividad del primer libro y se le añaden la reflexión existencial, las enseñanzas de la edad. Pero se hace evitando los riesgos más evidentes del intimismo: las vaguedades ternuristas y la falacia patética. En su etapa novísima, Martínez Sarrión fue muy deudor de los surrealistas franceses, pero junto a esta influencia tuvo siempre presente la de ese peculiar movimiento de la vanguardia española que fue el postismo. De los postistas (Gabino-Alejandro Carriedo y ángel Crespo quizá más que Ory) aprendió Martínez Sarrión que jugar con las palabras, que hacer una hoguera con las frase hechas y derribar de un manotazo burlón los tópicos poéticos no es incompatible con el realismo, con el ruralismo, con cierta aspereza expresionista muy carpetovetónica que aprende en Quevedo y en Solana.

A partir de Horizonte desde la rada (1983) comienza el que, para muchos, es el mejor Martínez Sarrión, un poeta seco, sabio y ejemplar, que sabe alternar lirismo y sátira, humor y malhumor. Muy representativo de su manera más lírica es un poema como "Saulo y los pájaros": "¿Dónde pernoctarían el largo y frío invierno,/en qué nido de musgo o en qué resto de brasas/para exultar así, serenos, diamantinos,/en las aún desnudas enramadas de marzo/al despuntar el alba en la ciudad?" El poeta que escribe esas líneas es el mismo que en "Excelentes tiempos para la lírica" se burla inmisericorde de alguno de sus compañeros de generación, o el que agita "Sonajeros con trampa" en homenaje a Carriedo: "Rubempré y otros santos varones,/alas en los pies./Rascayú y su inepta ralea,/marcha de ciempiés". Una misma estética, sin más cambios que los que procura el natural adentramiento en la edad, encontramos en los libros siguientes: De acedía (1986), Ejercicio sobre Rilke (1988), Cordura (1999). La excepción la encontramos en Cantil (1995), un poema-libro que Prieto de Paula, ante la supuesta imposibilidad de trozearlo, selecciona íntegro (quizá hubiera sido más acertado prescindir por entero de él). Pero cada lector hará su propia antología de Martínez Sarrión. En la que nos ofrece Prieto de Paula encontramos todos los tonos -e incluso alguna salida de tono- de un poeta ejemplar.