Poesía

La escritura poética china

François Cheng

25 octubre, 2007 02:00

François Cheng. Foto: Laurent Rebours

Trad. J. Delmont y E. Montejo. Pre-textos. 322 pp., 24 euros. Cinco meditaciones sobre la belleza, Trad. de Anne-Hélene Suárez. Siruela, Madrid, 2007.

Hasta ahora, en Europa, los estudios en torno a la cultura china se circunscribían a la política, la sociología y el pensamiento, y eran sobre todo Alemania y Francia los países adelantados. últimamente los estudios en torno al pensamiento se han acrecentado extraordinariamente y, a la vez, tenemos más y mejores muestras de la poesía de Oriente, particularmente de la china y de la japonesa. (De esta última nos acaba de entregar Hiperión dos versiones; una, Poeta de la pasión, de Akiko Yosano, un genial poeta a caballo entre el XIX y el XX, del que se nos ofrecen 399 tankas y Luna en la hierba, una antología de medio centenar de poemas elegidos, traducidos y comentados por el poe-ta mexicano Aurelio Asiain.)

Hablando ya de la poesía y de la estética chinas debemos resaltar hoy dos brillantes obras del poeta y estudioso chino, nacionalizado francés, François Cheng (1929). La primera de ellas es un profundo y meticuloso estudio sobre la escritura poética china, amplia introducción a una selecta antología de poemas de los Tang, delicadamente impresa con el texto original chino, la traducción literal y una versión interpretada. El segundo volumen nos ofrece Cinco meditaciones sobre la belleza en estos tiempos, dice el autor, "de miserias omnipresentes, de ciegas violencias, de catástrofes naturales"en los que "hablar de la belleza es incongruente, casi un escándalo. Pero precisamente por esto vemos que, en oposición al mal, la belleza se sitúa en el otro extremo de una realidad a la que debemos hacer frente".

Esta idea de Cheng es oportunísima para abordar la lectura de las dos obras que presentamos, únicas en ese radical planteamiento de lo bello en unos tiempos nada propicios. La misma vida de Cheng es una buena muestra de su afán de fundir culturas, ya desde su temprana preocupación por los poetas de Occidente y su posterior residencia en París, en 1948, en años difíciles de adaptación. Hoy Cheng es profesor de lengua y cultura orientales en la Universidad de París III y traductor de los poetas chinos al francés y de los poetas franceses al chino, al tiempo que ha desarrollado una obra poética propia, sin la que quizá sería difícil comprender la sensibilidad que muestra hacia los temas tratados.

La escritura poética china es un fundamentado estudio desde aquellos orígenes en los que se nos presentaba el poema como meros signos grabados en conchas y en huesos; lenguaje remoto unido a lo sagrado y a los ritos, como sucediera en las poéticas de las distintas civilizaciones. No hay que olvidar que China posee poesía desde hace tres mil años y que el Shi-jing, o Canon de los poemas es una recopilación que inaugura la poesía china, junto a otras grandes obras clásicas, como el I Ching y el Libro del Tao. Así que partiendo de esos orígenes remotos, se va desarrollando el análisis (y la meditación) de Cheng en torno a la pintura, los elementos míticos, la música, los elementos lexicales y sintácticos y las imágenes de los poemas que a continuación se traducen. Son cuidadosos y progresivos los pasos que Cheng va dando en su análisis hasta lograr presentarnos el poema como quería el verso de Du Fu: "¡Acabado el poema, dioses y demonios quedan estupefactos!".
Se atiene esta antología a la forma, pues de ella se nos ofrecen cinco bloques de ejemplos, pero lo que encanta es la simple lectura de los poemas, excelente ejemplo de esa poesía natural y hermosa que no pasa, fiel a temas eternos (la naturaleza, el amor, la caducidad de las estaciones y de las cosas), y en consecuencia a los no menos eternos ideales de verdad y belleza. Como en el sabio pensamiento chino de los orígenes, la poesía busca una maravillosa idea de unidad en los mensajes, de armonía, de conjunción con un lirismo decantado; valores que no pueden ser confundidos con los que la poesía presenta en otras culturas. Tras los poemas de los Tang, lea luego el lector las Cinco meditaciones sobre la belleza y habrá participado de una de las experiencias lectoras y estéticas más sublimes en este panorama actual en el que nos debatimos entre tanto "producto" literario mediocre e impuesto.