Poesía

Como llama en el diamante

Manuel Mantero

6 marzo, 2008 01:00

Foto: Jesús Morón

RD. Sevilla, 2007. 1.047 páginas, 22 euros

Con esta hermosa imagen titulaba Manuel Mantero (Sevilla, 1930) una primera reunión de su poesía (1996), que así vuelve a titularse, con decisivas incorporaciones, en el primero de los cinco volúmenes de sus obras completas, acompañada de un penetrante estudio de Francisco J. Peñas-Bermejo y de un texto del poeta en el que reafirma la "vida natural" de su poesía, su radical independencia y su aspiración al diálogo con "la muda e inmutable Esfera justificadora del universo". Y, ciertamente, las más de mil páginas de poesía que ocupa ahora Como llama en diamante vienen a probar una vez más la importancia y la personalidad de este poeta cuya ausencia durante muchos años del panorama de su generación muestra una vez más hasta qué punto las rutinarias simplificaciones académicas pueden dejar en la sombra a autores de valía no reductibles a los esquemas prefijados.

Desde el inicial Mínimas del ciprés y los labios (1958), un buen primer libro en el que Mantero ya mostraba su dominio formal y su tino metafórico -"La soledad", por ejemplo- hasta los recientes Primavera del ser (2003) y Equipaje (2005), diez poemarios componen una trayectoria de medio siglo de poesía que, leída ahora en secuencia completa, evidencia su profunda unidad de voz poética y de lenguaje y a la vez los pasos de una creación cada vez más abierta y más rica de resonancias. En una primera etapa, Tiempo del hombre (1960) y La lámpara común (1962) fundamentan la identidad de un protagonista que indaga apasionadamente en la intimidad del sentir -erotismo y mortalidad- y que afirma, por caminos muy personales, su presencia crítica en la realidad colectiva. El extenso y original Misa solemne (1966) significa una primera culminación: estructurado sobre las distintas partes de la misa, con gran variedad de formas y registros, este libro, que es mucho más que poesía religiosa, traza un recorrido autobiográfico que es también consideración de los valores éticos que fundamentan la propia escritura y revisión honda de una experiencia colectiva en la que Andalucía ocupa espacio destacado, como siempre en la poesía de Mantero.

La importancia de Poemas exclusivos (1972) viene dada por el carácter de transición que le otorgan sus dos partes, "En España" y "En los Estados Unidos", pero también, y sobre todo, por los nuevos registros formales que se incorporan y por una mayor presencia del culturalismo y de la metapoesía. A partir de aquí, cada nuevo libro es el resultado de una apuesta distinta: Ya quiere amanecer (1975) es una reivindicación de la poesía amorosa que, con Calisto y Melibea al fondo, indaga desde otro ángulo en la propia identidad, de la misma manera que Memorias de Deucalión (1982), en mi opinión el más complejo y ambicioso de todos los libros de Mantero, ya abre decisivamente hacia una reflexión mucho más abarcadora y trascendente el gran caudal poético que irá dando a la luz las variadas canciones de Fiesta (1995), el nuevo recorrido autobiográfico en pos de la esencia de lo vital en Primavera del ser y el espléndido recuento tanto de lo vivido como de lo por vivir que Equipaje despliega: "Amor, yo nunca encuentre lo que busco en tu cuerpo./ Amor, tú nunca encuentres lo que en mi cuerpo buscas.// Moriría el amor".