Image: Fingimientos y desarraigos

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Poesía

Fingimientos y desarraigos

Miguel Sánchez-Ostiz

1 diciembre, 2017 01:00

Miguel Sánchez-Ostiz

Pamiela. Pamplona, 2017. 112 pp., 14€

Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950), autor de una veintena de novelas (premiadas con el Herralde y el de la Crítica), numerosos diarios (es uno de nuestros mejores y más adelantados diaristas) y otras obras de ensayo (sobre Baroja, por ejemplo) y crónicas de viajes, reunió en La marca del cuadrante su poesía publicada entre 1979 y 1998, que incluía cuatro libros inéditos. Desde entonces, hace diecisiete años, no había vuelto a dar a la imprenta una obra poética, salvo el cuaderno Deriva de la frontera (2012).

Pocos pueden ostentar el título de francotirador como él. Porque "actúa aisladamente"y "sin observar la disciplina del grupo". Va por libre. Y a esa manera de proceder dedica buena parte de estos versos airados, entre el pessoano fingimiento y el felipiano desarraigo.

"En diecisiete años caben varias vidas", afirma en el prólogo. Vividas, siempre "de paso", en el Valle de Baztán, a la busca de la casa de la vida (para S-O, "el camino"). Estos poemas se escribieron allí (algunos en Sutegia) y en esos años. Son "testimonio de un recorrido vital", un "relato autobiográfico de lo vivido". Y un "ajuste de cuentas", sobre todo "conmigo mismo". No hay trampa ni cartón. Se trata de "escribir de una vez por todas una verdad". Sin "jeremiadas". "Escribe y sé definitivamente traidor / o rebelde a tu tribu y a sus leyes". Por eso la crudeza impera. Un lenguaje desabrido, quevedesco, prosaico y certero que no teme el uso de palabras manchadas y gruesas. Entre la rabia y la depresión. El poeta airado echa la vista atrás y contempla una batalla perdida. "No estás aquí ni allí / ni en ningún lado. / Estás de más", escribe. "Bobo de ninguna parte". Con una sensación: que la suya es una vida echada a perder. Habla "Del miedo de morir sin haber vivido". De que "No hay antídoto para el veneno / lento de una vida en balde".

Sí, tras un cernudiano "tú", este hombre ("libre e indemne") se dice lo que pocos se atreven a pronunciar en voz alta. Sobre él, ya se dijo, y sobre la vida civil y la literaria en este país cainita. "Ibas para tragasables / y diste en tragasapos". Léase "Ser o no ser". "Nunca seré de los vuestros", anota.

Sabe, con Marti i Pol, que "la verdadera muerte es desertar". Que sin escribir "suave" y siendo "mosca cojonera" no se va lejos. "No cedas, no cejes". Con Reggiani declara: "Mi país es la vida". Y añade: "No, no siempre el que resiste gana". Y: "No supe jugar y eso fue todo". "Filosofa en tu rincón, / en medio de tu ruina", sostiene en el poema final; titulado, con elocuencia, "Liquidación por derribo".