¿Es 'El Quijote' apto para menores?
La conexión con los adolescentes lectores se pierde y la culpa va a ser de los clásicos... ni de las redes, ni de las consolas, de los clásicos. Menos mal que Alma Guillermoprieto se rebela contra Twitter. La lectura nos hará libres
“No me gustan los libros”. Así de contundente resonaba un titular de El País. Continuaba con una alarmante pregunta. “¿Y si los institutos contribuyen a que los niños dejen de leer por la forma en la que se enseña la literatura?” Por si fuera poco, aclaraba más en un subtítulo: “Los temarios siguen anclados en obras medievales españolas y del Siglo de Oro. Países como Francia han dado un vuelco a la materia para conectar con los adolescentes”. La chispa, claro, prendió. Proliferaron reacciones contundentes. “Hoy toca culpar al cuerpo docente”. “Un chaval puede tener smartphone, datos ilimitados… pero no puede leer una obra de la literatura clásica”.
El profesor y escritor Santiago Navajas ofreció todo un plan de estudios en el estilo telegráfico de las redes: “En el instituto no hay que leer ni El Quijote (exceso) ni a Blyton (defecto), pero sí cabe leer las Novelas Ejemplares, a Don Juan Manuel, Stevenson y Dickens (¡Cuento de Navidad, no Casa desolada!) Hay que enseñar la gran literatura”.
Luis Ventoso, en El Debate, con ironía, se mostraba más radical: “Mi propuesta es muy sencilla: Irene [se supone que por la ministra de Igualdad], hay que prohibir El Quijote, ya”.
“Es muy difícil para una actriz hacerse mayor". Charlotte Gainsbourg
Antes de la polémica, Juan Manuel de Prada ya ofrecía luz sobre el asunto en XL Semanal. “La moderna pedagogía ha introducido métodos perfectamente imbéciles”. El escritor, que aprendió a leer a los tres años, explicaba: “Cuando a los cinco años no se sabe leer, es previsible que a los diez no se sabrá escribir sin faltas de ortografía; y que a los quince no se sabrá desentrañar el significado de un texto mínimamente complejo”.
Alma Gillermoprieto (El País) dice que, gracias a la lectura, la sociedad reflexiona, elige, escoge y se rearma”. Imagina “una distopía, gobernada por Trump en donde solo se reacciona”. Ella no quiere vivir ahí y lanza un grito de guerra: “¡Abajo Twitter!”.
A ver si va a tener razón Bodino, que según cuenta Ignacio Ruiz Quintano (ABC), “observó que, cuando los súbditos son más incultos, soportan más fácilmente ser manipulados, razón de ser de nuestros sistemas de enseñanza”.
La falta de lectores es uno de los grandes problemas de los escritores. No el único, y menos en el caso de Antonio Muñoz Molina. En una entrevista con Inés Martín Rodrigo (ABC Cultural) desvela dos llamativos contratiempos en su carrera. “Hay cosas que no se olvidan, pero cuando yo me presenté al premio [Planeta] y me lo dieron, hubo gente que me retiró la palabra”. Y añade: “Hay una parte de la crítica que a mí siempre me ha mirado por encima del hombro”.
“Las actrices mayores de 40 harán papeles muchísimo más interesantes”. Beatriz Carvajal
No sólo hay contratiempos en la literatura. Las actrices tienen uno recurrente y grave: la edad. A veces, por jóvenes. En el mismo suplemento, recuerda Luz Casal, que se siente muy bien en la suya por cierto, que cuando empezaba “sólo se fijaban en cómo vestía”. Beatriz Carvajal (Vanity Fair) es optimista en cuanto a la madurez. “Las actrices mayores de 40 años dejarán de hacer papeles de niñata, pero sí harán personajes que quizás son muchísimo más interesantes”. Y, en cambio, la actriz y directora Charlotte Gainsbourg se muestra mucho más pesimista ante Javier Zurro en elDiario.es: “Es muy difícil para una actriz hacerse mayor, entender que hay papeles que ya no podemos interpretar, que los hacen las jóvenes (…) y es terrible, porque no nos sentimos viejas.”
Siempre hemos tenido curiosidad por saber cómo serían los grandes personajes históricos a los ojos de hoy. Así por ejemplo, Julio César, en palabras de Andrea Frendiani (20 Minutos) “era un demócrata, de izquierdas o progresista, pero también un autócrata. Era un populista, aunque en un sentido algo diferente al sentido que le damos hoy. Se sirvió del pueblo y ahondó la fractura entre pueblo y Senado.” ¿Y Chesterton? ¿Cómo vería nuestro mundo? Responde Ricardo Moreno Castillo (La Tribuna del País Vasco): “Creo que se revolcaría en el suelo por la risa… escribiría vitriólicas sátiras contra toda esa gente que aún no se ha enterado de que el comunismo y el nacionalismo son absolutamente reaccionarios. Vamos que con internet a su disposición, dejaría las redes sociales echando humo”.