¿Qué pasó en España para dejar de ser aquel país que fue capaz de salir de una dictadura y organizar una democracia con pactos y renuncias, muchas renuncias, como ningún otro país lo ha hecho, exceptuando Portugal? ¿Cuándo se "jodió" el país, empleado la expresión de Vargas Llosa en su novela "Conversaciones en la Catedral"? ¿Qué cambió hasta llegar a la España actual?
Desde los tiempos del denominado "sindicato del crimen", articulado para derrotar al socialismo gobernante de Felipe González, nada fue igual. El primer hito se produjo cuando el Sr. Aznar le comunicó al presidente González que los "pactos de Estado" se habían terminado. Nada, ni el combate contra el terrorismo de ETA, estarían sometidos a acuerdo alguno. Cada cual actuaría según considerará oportuno. El segundo se produjo por el cálculo erróneo del gobierno de Aznar, sobre el terrorismo precisamente, que asoló Madrid. El Sr. Aznar atribuyó interesadamente el atentado a ETA contra todos los indicios que señalaban que no había sido ETA la causante de aquella masacre de los trenes de Madrid. Ambos errores iban a desencadenar los posteriores huracanes de la derecha actual. Y permanecen en el PP como una herencia envenenada.
A partir de esos momentos refundacionales el PP se adentró en una nueva etapa. Crearon un nuevo marco mental sobre el que actuar. Confundieron la oposición con el ruido feroz, la deslegitimación, la deshumanización del adversario, la descalificación permanente –bobo llamó Rajoy a Zapatero-, la presentación del presidente como un inútil, un loco, un sicópata o un dictador. Las tácticas para provocar la alternancia en el poder de la derecha se fundamentaron en la conspiración oscura, el descrédito continuado de cuanto hiciera un gobierno distinto al suyo. La derrota electoral del Sr. Aznar, por un error de apreciación del mayor atentado que haya sucedido en España, iba a generar un rencor sordo y profundo que ha desembocado en el odio que promueven los actuales dirigentes de la derecha. Abandonaron la legítima controversia democrática y lo sustituyeron por el acoso incesante, por tensionar a la sociedad hasta límites insoportables. Nada de programas, solo insultos y reproches.
Cuanto está sucediendo en los últimos años del PP años se debe al rencor personal del Sr. Aznar y su traslado al partido. Un partido que, aún en el año 2024, mantiene a algunos de sus dirigentes (Rato, Zaplana, Jorge Fernández Díaz) sometidos a juicio por corrupciones diversas. El Sr. Rato se presentaba con un futuro estelar que ha terminado en la cárcel por diferentes sentencias. Zaplana era el triunfador que desde el Mediterráneo se proyectaba en toda España. El "ninot" de unas fallas nacionales que, por unos breves días, sería admirado por todos. El exministro Fernández Díaz está pendiente de juicio por la "Operación Kitchen", espionaje con recursos públicos del contable de su propio partido. Y el Sr. Rajoy salió del gobierno por la imputación judicial del PP por corrupción. Una moción de "censura ética" desalojó a la derecha de un gobierno en permanente estado de "shock". Así se ha ido cimentando el rencor que se ha transformado en táctica política y estrategia electoral. Con discursos rencorosos y de odio la política se "achica" y pierden espacio el acuerdo y el pacto, las renuncias y el diálogo que forjaron la arquitectura sobre los que transcurrieron los años llamados de la transición. Un tiempo de diálogos, acuerdos y propuestas programáticas que ahora se añoran. Con el ruido actual y la furia presente de la derecha la salida de la dictadura hubiera sido imposible. La derecha española sólo contribuirá a la creación de un país más confiado en sí mismo, cuando abandone su apego la dictadura pasada y se desprenda de los rencores del pasado.