Patronal y sindicatos dieron el pasado jueves su visto bueno a las líneas generales de la reforma laboral redactadas por el Gobierno tras meses de intensas negociaciones.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas, sobre todo entre los empresarios. Fueron los primeros en dar el 'sí', pero tras un tenso debate interno en el que se evidenciaron las diferencias entre ellos por el hecho de que se vaya a admitir que prevalezca el convenio sectorial sobre el de la empresa y la ultraactividad. objeto de polémica que no haya cláusula de descuelgue con los salarios y por tanto estos vayan a estar indexados a lo que establezcan los convenios sectoriales.
Según distintas fuentes, en la reunión hubo destacadas abstenciones -una minoría, pero muy significativa- como la de la patronal madrileña CEIM, la de la catalana Foment, la del campo Asaja y la de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones). Desde estas organizaciones se ha advertido de que es "un acuerdo que mina la competitividad".
Garamendi, con apoyo del Ibex, logró que la mayoría respaldara su teoría del mal menor y amarrar lo que hay para desactivar para a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el mercado laboral.
Únicamente no le apoyaron cuatro miembros del comité ejecutivo, entre ellos el presidente nacional de Asaja, el ciudadrealeño Pedro Barato. No votaron en contra, pero se abstuvieron, con lo que frustraron la idea de Garamendi de sacar el asunto adelante por unanimidad.
Los díscolos fueron Josep Sanchez Llibre, presidente de la patronal catalana Foment; el presidente de la patronal madrileña CEIM, Miguel Garrido; el presidente de Asaja, Pedro Barato, y el director general de Anfac, José López-Tafall. Dos importantes organizaciones territoriales y los representantes de dos sectores de gran peso en la economía española como son el agrícola y la automoción.
Pedro Barato explicó su postura diciendo que la involución, aunque limitada, en temporalidad es inasumible para los agricultores. Todo ello se une al profundo malestar existente en el sector agrícola y ganadero.
El acuerdo sobre la reforma laboral se ha firmado in extremis y bajo mínimos, por lo que nadie ha quedado del todo satisfecho, excepto la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quienes pueden presumir del acuerdo unánime alcanzado entre la patronal, los sindicatos y el propio ejecutivo.