La carta que el Papa Francisco ha enviado al arzobispo de Toledo por un gran motivo

Esta semana se ha celebrado un acontecimiento importante para la Archidiócesis de Toledo. Ha tenido lugar el pasado lunes, 13 de febrero, y ha consistido en el hermanamiento de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, situada en la provincia de Cáceres pero perteneciente a la diócesis toledana, con la Basílica de Santa María de Guadalupe de México, un lazo formalizado con el objetivo de estrechar los vínculos entre los fieles de la virgen en ambos países.

El hermanamiento se ha suscrito en el marco de la solemne celebración eucarística del mediodía en la Basílica de Guadalupe, patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad, en la preciosa localidad cacereña de Guadalupe. Todo un acontecimiento religioso que ha tenido amplio eco y del que ha estado muy pendiente hasta el propio Papa Francisco.

Asistieron, entre otros, todos los prelados de las diócesis de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz; un grupo de sacerdotes españoles, mexicanos y de otras nacionalidades, así como numerosos consagrados y fieles laicos llegados desde distintos puntos de la Archidiócesis de Toledo y de otras Diócesis hermanas. Además, han acudido el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Arquidiócesis de México y Primado de México, y Francisco Cerro Chaves, arzobispo de la Archidiócesis de Toledo y Primado de España.

Un momento de la ceremonia de hermanamiento

Con motivo de este hermanamiento, el Papa ha enviado una carta al arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, fechada el pasado 11 de febrero, en la que anima a peregrinar a Guadalupe: "Una advocación milenaria que nos habla de encuentro con Dios y con los hombres". En su mensaje a monseñor Cerro Chaves, leído en la ceremonia de hermanamiento del pasado lunes, el Santo Padre subraya que “María, nuestra Madre, es siempre para su Pueblo vínculo de comunión. Tanto la Escritura como la tradición apostólica nos la muestran convocando a los apóstoles y a la comunidad en torno a Ella, en un clima de oración”.

Igualmente, el Papa ha solicitado al Primado de España que haga extensivo su mensaje al Primado de México y “a todos los Obispos, sacerdotes, consagrados y fieles que han querido ponerse en este día a los pies de la Santísima Virgen, como un único Pueblo santo de Dios”.

El hermanamiento

A través de este hermanamiento se ha acordado celebrar con solemnidad en la Basílica del Tepeyac la fiesta de la Virgen de Guadalupe de España, en el día en el que el calendario litúrgico la conmemora, es decir, el 6 de septiembre de cada año, informa la Archidiócesis de Toledo en una nota de prensa.

Igualmente, a celebrar con solemnidad en la Basílica de Nuestra Señora de las Villuercas, la fiesta de la Virgen de Guadalupe de México, en el día que la sagrada liturgia le reserva, el 12 de diciembre de cada año.

También acuerdan entronizar la imagen de una y otra advocación en los santuarios homónimos, es decir, que en la Basílica mexicana esté presente la imagen de la Virgen de Guadalupe de España, y en el Santuario de la Puebla de Guadalupe reciba culto una reproducción de la tilma de San Juan Diego en la que milagrosamente quedó plasmada la imagen de la Señora del Tepeyac.

Se comprometen asimismo a rezar en la Basílica española de la Virgen de Guadalupe por el pueblo hermano de México y elevar también plegarias en la Basílica de México por el pueblo español.

Y a procurar la divulgación del conocimiento de ambas apariciones de la Santísima Virgen, unidas bajo una común advocación, para estrechar los vínculos entre los fieles devotos de Guadalupe de España y de Guadalupe de México.

Todo ello tiene como fin promover y divulgar el amor a la virgen invocada en México y en España con el nombre Guadalupe, así como fortalecer los lazos fraternos que siempre han unido a ambos pueblos.