Puente Romano o Puente Viejo de Talavera tras el derrumbe por la crecida del río Tajo.

Puente Romano o Puente Viejo de Talavera tras el derrumbe por la crecida del río Tajo.

Toledo DATA DE 1227

Polémica en Talavera: ¿es romano o medieval el puente destruido por el Tajo?, esto es lo que dicen los expertos

El origen de esta emblemática infraestructura desata una llamativa polémica en las redes sociales y los medios.

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Anda la gente enzarzada en una llamativa polémica sobre el origen del puente desplomado en la madrugada de este domingo por la fuerza de la crecida del río Tajo en Talavera de la Reina y, sobre todo, por el nombre más adecuado que debemos ponerle: ¿Puente Romano o Puente Viejo? La solución es relativamente sencilla: los dos. Es decir, "Puente Viejo Romano".

La idea puede parecer una boutade, pero tiene su sentido. Este emblemático puente de Talavera, el más querido y paseado de la ciudad, es un puente medieval, datado por los historiadores en el año 1227, pero construido sobre cimientos y vestigios romanos. Es un puente, por tanto, viejo en atención a su antigüedad y romano por sus orígenes, y de las dos formas se le conoce indistintamente en Talavera.

El puente tiene un tercer nombre, también histórico y precioso: Puente de Santa Catalina, aunque popularmente esta denominación nunca ha tenido mucho encaje local. Los tres son nombres bonitos para referirse a un puente que está en la memoria colectiva de los talaveranos y se levanta sobre el Tajo de forma entrañable y un tanto desvencijada, pero atesorando siempre el cariño de la ciudad.

Siglo XIII

Cuenta el portal de cultura de la Junta de Castilla-La Mancha que el puente encuentra su referencia documental más antigua en 1227, cuando el rey Fernando III ordena controlar el trasiego comercial en los puentes del Tajo. Históricamente, el Puente Viejo ha servido de vía de comunicación con la vega de la zona sur y con las tierras de Extremadura y Andalucía. Conecta las dos orillas del Tajo en Talavera y es una referencia en el tiempo de ocio de la ciudad.

La obra medieval del puente tiene su origen en una estructura anterior de época romana, cuya obra es parcialmente reaprovechada como cimentación, datos que también han recogido en varias ocasiones los historiadores locales César Pacheco y Alberto Moraleda, especialmente en su libro "El Puente Romano de Talavera de la Reina", centrado en estudiar los restos romanos del inmueble.

De ahí que tenga toda razón llamar "romano" al puente, además de "viejo", porque al final termina siendo las dos cosas. Y ambas con su sentido anclado en la historia.

El sentir popular siempre tiene su aquel y sus causas. El también historiador Pedro Antonio López Gayarre, en declaraciones a EL ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM, recuerda, en este sentido, que "desde muy antiguo a todo puente que tenía arcos se la llamaba romano" y por esta razón "hay un montón de puentes romanos en España, aunque muchos de ellos, la mayoría, son medievales o posteriores".

Crecidas históricas

Todo tiene su explicación. Desde su construcción en el Puente Romano o Viejo de Talavera se acometieron diversas obras de conservación que, sin embargo, no evitaron que la infraestructura se deteriorase a lo largo de la historia con fenómenos como las avenidas de 1625 y 1626. Las crecidas del Tajo son antiguas y recurrentes y la que ha tenido lugar este fin de semana es una muesca más en la historia de Talavera de la Reina.

A lo largo del siglo XX el puente seguirá sufriendo los problemas de las pasadas centurias. A raíz del denominado Plan de Riberas, el proyecto de ejecución de las obras de ordenación hidráulica del rio Tajo entre Bolarque y Talavera, tramo Talavera de la Reina, realizadas a principios del siglo XXI e inauguradas en 2002, fue posible poner en marcha una serie de acciones destinadas a su acondicionamiento y puesta en uso para peatones y ciclistas.

El resultado de las distintas reconstrucciones de las que ha sido testigo este monumento, lo han convertido en un mosaico de diferentes tipos de obras. La agencia Efe ha recordado estos días que el Puente Romano de Talavera es uno de los más antiguos de la provincia de Toledo, con una longitud de 61 metros y una altura de cuatro, y siempre sometido históricamente a diversas obras de mantenimiento y restauración.

22 arcos

Explica el portal cultural de la Junta de Comunidades que la noticia más antigua en relación con el número original de arcos que pudo llegar a albergar el puente es de 22. Una gran parte de estos arcos son diferentes entre sí, fruto de las sucesivas reformas constructivas que fueron moldeando el puente de forma irregular. Sus formas se engloban en varios tipos: medio punto, otros dos no llegan a la media circunferencia, otros presentan cierto alzado peraltado y otros de perfil apuntado.

Por otro lado, la aplicación de pontones y entablados de madera fue un fenómeno habitual del cual tenemos constancia documental desde el siglo XV hasta el XXA partir del XVII el empleo del ladrillo de tejar será generalizado en las diferentes actuaciones que se irán desarrollando en siglos posteriores.

En este sentido, los materiales empleados durante la primera mitad del siglo XX están caracterizados por el uso de ladrillo de gafa, el mortero de cemento y la instalación de vigas metálicas entre los vanos de las pilas para soportar el tablero. De igual modo, se ejecutaron pretiles y pasamanos metálicos. A lo largo de la infraestructura aparecen numerosos signos lapidarios, grafías que pueden interpretarse como marcas de canteros y utilitarias.

El Plan de Riberas

A lo largo del siglo XIX, el puente se vio afectado por las lluvias y tuvo que ser objeto de reparaciones en los años 1815, 1835, 1841 o 1850, según consta en el Archivo Municipal de Talavera consultado por Efe. Como ha venido informando EL ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM, el Plan de Riberas del Tajo inaugurado el 26 de diciembre de 2002 incluyó la que hasta el momento ha sido la última gran restauración del Puente Romano, ahora desplomado por la fuerza del Tajo.

Los dos ríos de Talavera, el Tajo y el Alberche, representan históricamente un peligro potencial de inundaciones, datadas en la ciudad desde el siglo XVII, pero la prevención es una de las grandes herramientas del ser humano para combatir los desastres naturales en la medida de lo posible.

Se trata de la última gran obra frente a inundaciones llevada a cabo en Castilla-La Mancha: la construcción de 1,5 kilómetros de muro en ambos lados del Tajo. Un proyecto impulsado desde el Ayuntamiento de Talavera en la legislatura 1995-1999 por la entonces concejala de Medio Ambiente y actual senadora del PP Carmen Riolobos y que desarrolló el Gobierno de José María Aznar, con Isabel Tocino al frente del Ministerio de Medio Ambiente y una inversión de 25,8 millones de euros para dos años de obras.

El puente no resistió la embestida

La infraestructura, reclamada por la ciudad para defender a los talaveranos de las recurrentes riadas, según consta en la memoria técnica del proyecto consultada por EL ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM, permite asumir en el río Tajo caudales de hasta 3.500 metros cúbicos por segundo, el doble que hasta ese momento, y 950 metros cúbicos por segundo en el Alberche, que desemboca en el Tajo en Talavera y ha provocado numerosas y recordadas inundaciones en la ciudad.

El Tajo ha llegado a alcanzar este domingo, 23 de marzo de 2025, más de 1.400 metros cúbicos por segundo, muy lejos de los 3.500 que supuestamente resistirá el río gracias a este proyecto.

En el momento de desplomarse el Puente Romano, en la madrugada del sábado al domingo, el Tajo alcanzaba un caudal de 1.000 metros cúbicos por segundo, una fuerza irrestible para el precioso puente, ya sea viejo o romano o las dos cosas a la vez.