El futuro (sostenible) del turismo: cómo convertirse en ‘ecoturista’ en cinco pasos
El Día Mundial del Turismo celebra uno de los sectores más golpeados por la pandemia y, a la vez, con más potencial para reducir su huella ecológica y ayudar a cuidar del planeta.
27 septiembre, 2021 01:24Si algo nos demostró el confinamiento –más allá de sus duras consecuencias– es que cuando la actividad humana pisa el freno, la naturaleza florece. Pero para conseguirlo no es necesaria una pandemia, ni un parón prolongado y dramático de las economías.
Respetar el medio ambiente, para que vuelva a renacer allá donde ha sido dañado, es uno de los pilares fundamentales de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Algo a tener muy en cuenta en un día como hoy, dedicado al turismo, una de las actividades más contaminantes.
Antes de la pandemia, esta industria que suponía el 10,4% del PIB mundial era también responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. De ellas, el 12% correspondían a los desplazamientos por aire.
Para que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de nuestros pueblos, bosques y playas, reducir el impacto medioambiental de todas las actividades humanas –viajes incluidos– es fundamental. Y es que el papel del turismo sostenible en la Agenda 2030 es determinante.
Para la Organización Mundial del turismo (OMT), encargada de establecer las directrices y aplicar las políticas que regulan su gestión, no hay lugar a dudas: el turismo ha de tener “plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.
El ecoturismo o turismo sostenible, por tanto, se presenta como una alternativa que, en realidad, no supone grandes cambios para el turista –más allá de tener en cuenta algún que otro detalle–, aunque sí para el planeta. Y también para los trabajadores de un sector, muchas veces, precarizado.
El turismo es responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, de las que el 12% corresponden a los viajes en avión
La OMT asegura que el ecoturismo fomenta la aplicación de políticas que creen puestos de trabajo y promuevan la cultura y los productos locales. Según Zurab Pololikashvili, secretario general de la organización, “los empleos de este tipo de turismo empoderan también a las personas y les brindan una oportunidad de encontrar su lugar en sus propias sociedades”.
La completa transformación de este sector hacia uno más sostenible pasa, también, por la manera en que los turistas nos relacionamos con los lugares que visitamos.
Tren antes que avión
El ecoturismo empieza en las primeras fases del viaje. Y la elección del medio de transporte es primordial: el tren es uno de los más sostenibles y menos contaminantes.
La huella de carbono de una persona que viaja en avión entre Madrid y Asturias, por ejemplo, asciende a las 0,11 toneladas de CO₂. El mismo trayecto en tren no llega a las 0,02 toneladas.
Por eso los expertos recomiendan, siempre que sea posible, subirse al ferrocarril. Especialmente en todos aquellos desplazamientos que se puedan realizar en menos de dos horas y media en tren.
Y con aplicaciones como CeroCO₂ de Ecodes o Carbon Footprint cualquiera puede tomar esta primera decisión de manera informada: ¿coche, tren o avión?
Ecoalojamiento
Las políticas del establecimiento donde uno se aloja en su destino son una parte importante del ecoturismo. Por ejemplo, la apuesta por las energías renovables en sus instalaciones o por alimentos y productos locales y ecológico.
Pero tan importante como esto es que facilite el reciclaje y la gestión responsable de los residuos. De esta manera, durante la estancia el ecoturista también podrá separarlos correctamente.
Además, nunca está de más comprobar antes del viaje que el alojamiento trabaja con proveedores turísticos locales que apoyan la conservación del lugar que se visita.
Apostar por lo local
Comprar alimentos, recuerdos y todas las necesidades que despierte el viaje en establecimientos locales. Esto favorecerá el crecimiento económico y el desarrollo del comercio del municipio.
Eso sí, para que el acto de compra sea sostenible se debe realizar siempre teniendo en cuenta dos aspectos. Por un lado, si lo que se va a adquirir realmente se necesita. Y, por otro, si está producido de forma local y respetando tanto el medio ambiente como las personas.
Turismo sin huella
No en todos los lugares que se visitan hay una papelera. Para respetar el entorno se torna fundamental algo que puede parecer obvio: no tirar basura al suelo, dejar el lugar que se visita como se encontró y llevarse en la mochila los residuos que cada cual genere, como pañuelos, envoltorios de caramelos o el papel de un bocadillo.
Pero, además, los souvenirs no se encuentran abandonados en la naturaleza. Llevarse de recuerdo una parte de la vida natural no hace más que dañar la flora y la fauna. Así que nada de arrancar un trocito de coral, llevarse brotes para trasplantar o asustar a la fauna local.
En el respeto está el ecoturismo
El mundo está lleno de ritos, costumbres y espacios sagrados diferentes. Y precisamente eso es lo que convierte un viaje en una aventura. Cada comunidad tiene sus tradiciones y religiones, muchas de ellas ligadas a la propia cultura del lugar.
Respetar y viajar con ética es una de las bases del turismo sostenible. Los expertos aconsejan: antes de emprender un viaje, es recomendable buscar información contrastada sobre las culturas que habitan en cada lugar. Esto propiciará un mayor conocimiento sobre la sociedad autóctona y sobre lo que consideran –o no– apropiado.
Al fin y al cabo, el turismo es una forma de conocer tu país o, incluso, el mundo. Y solo si es sostenible tendrá futuro. Porque, como se asegura en la Estrategia de Turismo Sostenible para 2030 española "atender a la sostenibilidad del modelo no es solo una condición moral, sino económica".