Silvana Catazine y Josean Vilar son los fundadores de Naifactorylab, el taller que aprovecha los huesos de aceitunas para diseñar arquitectura efímera.

Silvana Catazine y Josean Vilar son los fundadores de Naifactorylab, el taller que aprovecha los huesos de aceitunas para diseñar arquitectura efímera.

Historias

Naifactorylab, el estudio que recicla los huesos de las aceitunas para ecodiseñar muebles efímeros

Este taller-estudio, fundado en 2010, busca fabricar biomateriales a partir de residuos locales para reducir el impacto de la arquitectura efímera. 

10 septiembre, 2023 13:24

Un cuenco vacío y unas servilletas con los huesos encima. Esto es algo con lo que todos los españoles están familiarizados. Para la diseñadora Silvana Catazine, esta escena cotidiana, propia de cualquier bar de nuestro país, fue donde germinó la idea sobre la que construyó su empresa: Naifactorylab. En un hueso de aceituna pudo visionar un mundo entero de posibilidades para continuar con su labor de diseñadora en un sector donde el desperdicio está a la orden del día

Pero hasta ese momento de iluminación, esta diseñadora gráfica, junto al arquitecto y paisajista Joseán Vilar, tuvieron que romperse la cabeza y atravesar el Atlántico desde su taller en São Paulo hasta Barcelona para encontrar, al fin, una solución a la gran cantidad de residuos que generaba su trabajo. "Atravesamos un momento de conflicto interno bastante profundo; sabíamos que nuestro sector —el de los eventos— necesitaba un cambio", explica Vilar. 

"Hicimos las maletas y nos volvimos a Barcelona buscando un lugar en el que poder conectar con la innovación y poder crear soluciones para este problema", señala. Estos dos profesionales trataron de empaparse del entorno e investigar qué pasaba con los residuos y cómo se gestionaban. Pero, aseguran, se topaban siempre con un muro. "Es un mundo muy opaco y nos quedamos muy decepcionados porque creíamos que el reciclaje era la solución", destacan los dos profesionales. 

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Fue entonces cuando descubrieron el potencial de los biomateriales. En una exposición que tuvo lugar en el instituto de investigación Fab Lab Barcelona, cuentan, "vimos la luz". Y se dieron cuenta de que "en vez de trabajar con materiales que generan un impacto, podemos hacerlo con materiales que son naturales y que están hechos a partir de residuos orgánicos y que son biodegradables", señala Vilar. 

Obsequios de panot de Flor, elaborados con residuos de las olivas para regalar en las II jornadas de la agenda 2030 del Ayuntamiento de Barcelona.

Obsequios de panot de Flor, elaborados con residuos de las olivas para regalar en las II jornadas de la agenda 2030 del Ayuntamiento de Barcelona. Naifactorylab

Y es así cómo nació Naifactorylab, un estudio creativo transdisciplinar, especializado en estrategias de ecodiseño y soluciones sostenibles para promover la economía circular entre las industrias creativas. Lo que caracteriza a esta iniciativa es su énfasis en aprovechar los residuos locales. Y por eso, los materiales con los que trabajan están fabricados a partir del producto más icónico de España: la aceituna. 

Reolivar®

"Yo estaba haciendo una formación de biomateriales y me asignaron elegir un residuo de algún tipo, no necesariamente orgánico, para empezar a investigar algo nuevo", explica Catazine. La ocurrencia llegó en un momento inesperado. "Al acabar de comer en un restaurante, me fijé en que habían quedado los huesos de aceitunas en mi plato", detalla. Y como España es uno de los mayores productores de olivas del mundo, todo encajó. "Este fue el inicio de la investigación con este recurso", cuentan. 

Reolivar Tierra, a la izquierda, y Reolivar Aire, a la derecha.

Reolivar Tierra, a la izquierda, y Reolivar Aire, a la derecha. Naifactorylab

Naifactorylab trabaja con dos materiales derivados de los huesos de aceituna. Por un lado, Reolivar Tierra, que simula las características de la madera. "Es un composite muy parecido a un panel de fibra de madera o MDF", explica Vilar. Y, por otro lado, Reolivar Aire, que "es una modificación del Reolivar Tierra, reconvirtiendo sus características físicas a algo más maleable y trasparente". 

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Por ahora solo se ofrecen estos dos materiales, ya que "cumplen con un rango bastante amplio de necesidades". En cuanto a su resistencia, desde Naifactorylab aseguran que "son materiales bastante resistentes teniendo en cuenta su espesor". Reolivar Tierra es tan duro como la madera y Reolivar Aire tan rígido como un plástico duro. 

Biodegradable (y reutilizable)

Desde su fundación en 2010, Naifactorylab trabaja por encargos de otras compañías, como cualquier otro taller de arquitectura efímera. "Cuando una empresa viene buscando una colaboración con nosotros, valoramos rápidamente si podemos adaptar nuestros biomateriales a sus exigencias", explica Vilar. 

Los diseños de Naifactorylab se pudieron ver en los escaparates de la flagship de Mango de la Quinta Avenida de Nueva York.

Los diseños de Naifactorylab se pudieron ver en los escaparates de la flagship de Mango de la Quinta Avenida de Nueva York. Alex Korolkovas Naifactorylab Nueva York, Estados Unidos

En la mayoría de los casos, cuentan, Reolivar es una de las mejores alternativas al plástico que tienen las empresas que buscan sus servicios. "No hay mucha más alternativa en el mercado ahora mismo para materiales realmente sostenibles", señala Vilar. Y pone como ejemplo el plástico: "Hay un momento en el que ya no se pueden reciclar". 

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En cambio, su material, además de ser biodegradable, ha demostrado poder reutilizarse una y otra vez. Al preguntar sobre el límite de reutilización, Vilar confiesa que no han probado cuántas veces se puede fundir y volver a moldear. Pero recuerda haber reutilizado el material unas cuatro o cinco veces sin que se perdieran sus propiedades. Y generando un impacto muy reducido. "Con calentarlo 100º C basta para que el material se funda y se pueda volver a verter en los moldes", añade. 

"Somos optimistas"

Las posibilidades de un material como Reolivar son infinitas. Podría ser un contendiente de los bioplásticos y otras alternativas a los materiales tradicionales. Catazine y Vilar explican que es un material que se puede escalar fácilmente. "Hemos adaptando nuestra producción a la naturaleza del negocio", señalan. Al fin y al cabo, Naifactorylab es un estudio-taller de arquitectura efímera. 

Interior del taller de Naifactorylab.

Interior del taller de Naifactorylab. Naifactorylab Barcelona

"No tendría sentido invertir en una fábrica gigante cuando no sabemos a qué tipo de proyectos nos enfrentaremos en el futuro", aseguran. Además, la idea detrás de la empresa y los servicios que ofrecen es aprovechar los residuos locales. "No sería sensato producir toneladas de productos con huesos de oliva para enviar a China", explica Vilar. A las externalidades medioambientales de la producción habría que sumar las toneladas de CO₂ generadas por las labores logísticas. "Sería una gran contradicción". 

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Con un pie en Brasil y otro en Barcelona, Naifactorylab no renuncia a trabajar con otros biomateriales en el futuro. "Lo que se trata es de tener un método que intentar aprovechar localmente lo que es lo que cada lugar ofrece". En España, aceitunas. En Brasil, fibra de coco o piel de yuca. "El campo de los biomateriales es enorme". 

"Somos optimistas", dicen Catazine y Vilar. "Estamos en el lugar apropiado, en el momento apropiado, con el producto apropiado". Por eso, expresan convencidos, "es solo cuestión de tiempo y de hacer las cosas con cariño y con cuidado para que la empresa empiece a dar unos resultados muy buenos".