
El presidente Donald Trump habla con los medios mientras firma la orden ejecutiva. Reuters Washington
La nueva era Trump inunda EEUU con pajitas de plástico: qué significará para el planeta la orden de la Casa Blanca
Esta semana el presidente aprobó una normativa que hace desaparecer este producto, ¿cuál será el siguiente paso?
Más información: Del pulso arancelario a Gaza o las pajitas de plástico: 20 cosas que han hecho Trump y su equipo en la última semana
El pasado 11 de febrero, Donald Trump colgaba en el Instagram oficial de POTUS (como es conocido el presidente de Estados Unidos) una imagen cuando menos provocadora: una fotografía de una botella de refresco con una pajita de plástico roja. De fondo, la bandera patria ondeando. Al pie, una frase demoledora que había pronunciado el día anterior: "Vamos a traer de vuelta las pajitas de plástico".
Así anunciaba oficiosamente en las redes sociales de la Casa Blanca que el 10 de febrero había firmado una peculiar orden ejecutiva. Bajo la máxima "las pajitas de papel se disuelven de forma asquerosa" y apelando a su incomodidad, decidió revocar uno de los prominentes avances medioambientales de la Administración Biden.
Con la intención de "acabar con la adquisición y uso forzoso de pajitas de papel", su nueva orden ejecutiva busca recuperar su versión de plásticos de un solo uso. Así, dentro de 41 días —45 desde que la firmó— se creará una estrategia nacional para "garantizar" que ningún edificio federal del país utilice este tipo de utensilios.
Pero más allá del chascarrillo que supone su post en redes sociales, ¿qué implica esta decisión de Trump? El presidente, que tilda de "irracional" la campaña ecologista para suprimir estos plásticos de un solo uso, está llevando su cruzada personal al despacho oval. Según los expertos consultados por este medio, las razones podrían tener más de "mensaje" o "declaración" que de otra cosa.
Y es que, como asegura a ENCLAVE ODS Ethel Eljarrat, experta en contaminación por plástico y directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), "a nivel conceptual estaríamos hablando de un paso atrás".
Y lo explica: "El hecho de que se dé vía libre a un producto de un solo uso que estaba prohibido lanza el mensaje de que no hay problema con este tipo de materiales y, por lo tanto, podemos consumir todo el material de plástico de un solo uso que queramos".
Para Eljarrat, es una noticia pésima que se permita el uso de un producto por el que se había "luchado tanto" para que desapareciese. Una lucha, por cierto, que no es baladí: tal y como recuerda Julio Barea, responsable de residuos de Greenpeace España, las pajitas de plásticos "no son reciclables; tú las usas y las tiras". Y para más inri, matiza, "tardan 500 años en desaparecer del ambiente".
Es decir, se van degradando y "rompiendo" en fragmentos más pequeños para convertirse en los famosos microplásticos. Esos que, como ya se ha explicado en ENCLAVE ODS, acaban en el fondo de los océanos, en la cadena trófica o, incluso, en el torrente sanguíneo humano.
Pajitas en EEUU
A fin de cuentas, que las pajitas de plástico vuelvan a las instituciones estatales de EEUU implica volver a poner en circulación los al menos 500 millones que a diario se consumen en el país, según las estadísticas oficiales.
Esto es, como apunta Barea, por lo menos 182.500 millones de pajitas anuales. O lo que es lo mismo, según sus cuentas, 93.000 toneladas de plástico de un solo uso.
El experto de Greenpeace recuerda que estos datos no se traducen solo en los miles de toneladas de plásticos que acaban convertidos todos los años en residuos y que, insiste, "no se pueden reciclar". Para él, los efectos en la salud son más acuciantes que nada.
Microplásticos en el cerebro
Algunos estudios han llegado a encontrar estos microplásticos en pulmones humanos, la sangre o el cordón umbilical. O también en el cerebro. Esto último ocurría esta misma semana, cuando un grupo científico de la Universidad de Nuevo México ha publicado una investigación en la que asegura haber detectado recientemente este tipo de material en el cerebro humano.
Y asegura la investigación que sus concentraciones son "mayores que en otros órganos". En concreto, indica que la "acumulación de plástico en el cerebro parece haber aumentado en un 50% en los últimos ocho años".
El estudio, publicado en la revista científica Nature Medicine, es contundente: "La ratio de acumulación en el cerebro es un reflejo de la cada vez mayor cantidad de residuos plásticos que hay en el planeta".
Por eso, como dice Barea, el debate de pajitas de plástico sí o no' ya va más allá de lo puramente medioambiental. "Estás matando a tu gente", sentencia cuando se le pregunta sobre la orden ejecutiva de Donald Trump.
Tanto Barea como Eljarrat dejan claro que el foco tiene que volver a lo importante: conseguir un "tope mundial" en la producción de plásticos de un solo uso. Pues las prohibiciones se subvierten, como dice Eljarrat, "con los fabricantes inventándose una orden ejecutiva de Trump podría incluso ser anecdótica si no implicase un riesgo mayor: que otros países sigan sus pasos".