
Imagen de archivo de una rana flecha venenosa azul. iStock
¿Sobrevivirán los anfibios a una nueva extinción masiva? Así lo consiguieron hace 252 millones de años
Una estudio de la Universidad de Brístol asegura que los antecesores a esta familia animal "volvieron a la vida" a pesar de estar a punto de desaparecer.
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Los parientes lejanos de las ranas de hoy, aquellos anfibios que caminaron sobre la faz de la Tierra a finales del Pérmico, sobrevivieron a la extinción masiva que tuvo lugar hace 252 millones de años y que se considera la mayor de la historia.
Marcada por la pérdida de hasta el 90% de las especies, supuso el inicio del Triásico. Época en la que estos anfibios prosperaron contra viento y marea.
Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Brístol asegura haber dado con la clave de la supervivencia de estos animales. En un estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, exploran la que sería una línea clave de investigación para entender aquella desaparición de especies y, tal vez, ayudarnos a minimizar daños en la que los científicos ya llaman 'la sexta extinción masiva'.

La investigación se ha centrado en los supervivientes y su destino en el Triásico, el período posterior al Pérmico. Sus hallazgos apuntan a que los primos lejanos de nuestros anfibios habrían sobrevivido gracias a que se alimentaron de presas de agua dulce que eludieron a los depredadores terrestres.
Según los investigadores de Brístol, el éxito de los anfibios habría residido en su "ecología alimentaria generalista". Así, decidieron alimentarse de "una amplia variedad de presas a pesar de los diversos cambios ambientales que ocurrieron a su alrededor durante el Triásico", explican en el estudio.
El gran misterio
Aamir Mehmood, autor principal del estudio de la Facultad de Ciencias Biológicas de Brístol, asegura que uno de los "grandes misterios" para la comunidad científica de la extinción del periodo Pérmico ha sido la "la supervivencia y expansión de un importante grupo de anfibios llamados temnospóndilos".
Estos, cuenta, se trataban de "animales depredadores que se alimentaban de peces y otras presas, pero estaban principalmente vinculados al agua, al igual que los anfibios modernos, como las ranas y las salamandras". Mehmood indica que hoy tenemos la certeza de que "los climas de entonces eran cálidos, especialmente después de la extinción".

Recreación digital de un temnospóndilos extinto. WikimediaCommons
Y de ahí la gran duda, la pregunta del millón de dólares: "¿Cómo pudieron estos animales amantes del agua tener tanto éxito?", dice. Y eso es, precisamente, lo que dilucida el amplio análisis de los ecosistemas del Triásico que ha llevado a cabo con su equipo.
Este indica que los hábitats de agua dulce que preferían estos anfibios les proporcionaban una variedad relativamente estable de recursos alimenticios. Esto, explica el estudio, "les permitió prosperar mientras que los depredadores estrictamente terrestres se las arreglaban con la escasa e inestable disponibilidad de recursos en tierra".
Condiciones hostiles
Como explican los investigadores de Brístol en su estudio, el Triásico temprano fue una época de actividad volcánica continua. Esto derivó en largas fases de calentamiento global, aridificación, reducción del oxígeno atmosférico, lluvia ácida e incendios forestales generalizados.
Así, aseguran, se crearon "condiciones tan hostiles que los trópicos quedaron desprovistos de vida animal". Surgió así la conocida como "zona muerta tropical", que afectó drásticamente a la distribución de los organismos marinos y terrestres.
El equipo recopiló datos sobre un centenar de temnospóndilos que vivieron a lo largo del Triásico para observar cómo cambiaron sus ecologías. Para ello, midieron el tamaño de sus cuerpos y se fijaron en las características de sus cráneos y dientes.
"Para nuestra sorpresa, descubrimos que no cambiaron mucho durante la crisis", afirma Armin Elsler, coautor del estudio, haciendo referencia a la extinción masiva. Y es que, apunta, "los temnospóndilos mostraron el mismo rango de tamaños corporales que en el Pérmico; algunos eran pequeños y se alimentaban de insectos, y otros eran más grandes. Estas formas más anchas incluían animales de hocico largo que atrapaban peces y animales de morro ancho que se alimentaban de forma general".
Eso sí, Elsler recalca que lo "inusual" en su investigación ha sido comprobar cómo la diversidad de tamaños corporales y variedad funcional de estos animales se expandió unos cinco millones de años después de la extinción masiva para luego disminuir.
Más allá del trópico
Explican los científicos que hay evidencia de que, debido al intenso calentamiento global de los primeros cinco millones de años del Triásico, "la vida en la tierra y en el mar se alejó de los trópicos para evitar el calor". La investigación de la Universidad de Brístol demuestra que "los temnospóndilos, inesperadamente, pudieron cruzar la zona muerta tropical".
Y es que se han encontrado fósiles de esta especie en Sudáfrica y Australia. Pero también mucho más al norte: en Norteamérica, Europa y Rusia. Lo más probable, indican los investigadores, es que cruzaran la zona tropical durante los períodos de más frío (o menos calor).
Aunque, como lamenta Mehmood, "su gran éxito en el Triásico temprano no tuvo continuidad". La teoría es que soportaron las altas temperaturas gracias a su baja necesidad de alimento, a su capacidad para comer cualquier tipo de presa y a su búsqueda de refugio en cuerpos de agua escasos.
Sin embargo, cuando los ancestros de los dinosaurios y los mamíferos comenzaron a diversificarse en el Triásico Medio, los temnospóndilos iniciaron un largo declive que les llevó a la desaparición.