¿Qué fue del pujolismo? Dos años de la confesión del patriarca
Políticos e historiadores catalanes reflexionan con EL ESPAÑOL sobre el naufragio del clan de Jordi Pujol.
31 julio, 2016 02:42Noticias relacionadas
Hace justo dos años, la puerta de la residencia de los Pujol se convirtió en un hervidero de cámaras, micrófonos y grabadoras. A la mínima advertencia de actividad, el atisbo de un coche saliendo por el portón de hierro, un rostro conocido bajo unas gafas de sol, los medios acudían al instante a preguntar. El “molt honorable”, el longevo líder de CiU y presidente de la Generalitat, había emitido un comunicado en el que confesaba poseer una fortuna sin declarar en el extranjero. Empezaba el culebrón del verano y el declive del pujolismo.
La confesión sorprendió moderadamente. Ya había indicios, sospechas reflejadas en algunos miembros de su familia. En concreto, su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, quien se encontraba en el punto de mira de la justicia por las denuncias de su exnovia, María Victoria Álvarez, que delató al primogénito en la Audiencia Nacional.
Tras el revelador comunicado, los Pujol no soltaron palabra. Entretanto, los periodistas se atrincheraron frente a las distintas propiedades de la familia, prestos a sonsacar cualquier gotas de información que fuera posible. Hacían guardia frente a su casa de Barcelona y también en la Cerdaña. Pero no había respuestas por parte de aquel hombre que años antes de confesarse llegó a decir "¿qué coño es la UDEF?" y ahora se ve investigado por dicha unidad de la Policía.
Menos el período del tripartito, todos los gobiernos de la Generalitat han sido de Convergencia. Por tanto, por mucho que se niegue ahora y se proclame su muerte, sigue impregnando la cultura del país
Veinticuatro meses después, el pujolismo todavía está ahí. Es una constante, según algunos, una seña de identidad de la sociedad catalana. “Menos el período del tripartito, todos los gobiernos de la Generalitat han sido de Convergencia. Por tanto, por mucho que se niegue ahora y se proclame su muerte, sigue impregnando la cultura del país”, explica Xavier Domènech, número uno de En Comù Podem en el Congreso. “Además, tuvo y está teniendo una difícil digestión por parte de Convergencia. Cuando llegó el nuevo padre de la patria, Artur Mas, tampoco les funcionó. Y ahora ese partido se encuentra en un proceso de mutación, de un partido netamente neoliberal a un partido nacionalista”.
Un poder casi omnímodo
Han pasado dos años desde que se destapó el caso. Dos años de telediarios, de programas de radio, de entrevistas a personas cercanas, de comparecencias judiciales. Al gobernante catalán algunas veces le había sobrevolado la sombra de la sospecha. Sobre todo, con aquel lejano caso de Banca Catalana en los años ochenta. Pero el molt honorable era intocable. Su poder era casi omnímodo, algo frente a lo que, en buena medida, no se podía luchar.
Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos en el Congreso, asegura que durante muchos años hablar sobre los Pujol era una especie de tabú intocable en Cataluña. “No había quien se metiera con ellos porque existía la llamada espiral del silencio. Es exactamente lo que sucedió en Cataluña. Si querías tener futuro, en el espacio público no decías según qué” .
No había quien se metiera con ellos porque existía la llamada espiral del silencio. Es exactamente lo que sucedió en Cataluña. Si querías tener futuro, en el espacio público no decías según qué
Eso sí, Pujol, con un estilo que pareció siciliano, deslizó un aviso sin complejos. Un aviso típicamente Pujol: “Si vas segando una parte de una rama, al final cae toda la rama y los nidos que hay en ella, y después caen todas las demás ramas”.
La sombra del pujolismo es alargada. Hay tres causas abiertas contra la familia en los juzgados, pero... ¿Cuál es la situación actual de los Pujol en Cataluña? ¿Siguen manteniendo su influencia? Al menos, de parte de la nueva y refundada Convergencia no se sabe a ciencia cierta qué opinan al respecto, pues no han querido participar en este reportaje.
“Red de clientelas”
Algunos aseguran que las “redes clientelares” de poder local, provincial y autonómico continúan todavía vigentes. Jaume Reixach lleva más de veinte años al frente de la revista el Triangle. Frente al resto de medios de comunicación de la comunidad, subvencionados por la Generalitat, Reixach y los suyos no reciben apoyo económico de parte del Govern. Según Reixach, porque llevan décadas informando de los escándalos que nadie se ha atrevido a publicar. “Del pujolismo queda una amplia red clientelar y territorial de pequeños caciques que han sido históricamente la base de su poder. Así, se perpetuaron incluso después de que Pujol dejara el gobierno en 2003. Esta base territorial caciquil continua intacta”.
Del pujolismo queda una amplia red clientelar y territorial de pequeños caciques que han sido históricamente la base de su poder
Con esta idea concuerdan, en parte, diputados del Congreso como Xavi Domènech. “Es evidente que ha habido un espacio de impunidad. Los entramados de corrupción son tan profundos que siguen operando”, asegura.
El combate contra ERC
Sin embargo, Domènech matiza: ese poder local, esas clientelas cada vez son más endebles en el ámbito local. Y eso tiene que ver con el auge de un partido político cuyas ideas están calando en buena parte de la ciudadanía, incluso regiones que habitualmente habían sido votantes de CiU: ese partido es Esquerra Republicana de Catalunya. “De forma paralela a la transformación de Convergencia, se está produciendo un combate constante con ERC. Ahora, ERC está sustituyendo claramente al partido de Artur Mas. A pesar de mantener el liderazgo en la Generalitat, están en una crisis profunda. En parte, porque la erosión del pujolismo obedece en cierta medida a la aparición de la crisis económica”.
Otros como Juan Carlos Girauta, difieren en esta visión de las citadas redes clientelares. “Es algo que está muy menguado. Pero el pujolismo, mientras ocupaba el espacio público, tenía la tarea de hacer ricos a los que dirigían este cotarro. En cierta forma, yo siempre digo con ironía que estaban dispuestos a hacerse ricos por Cataluña. Para ellos la causa de Cataluña estaba por encima de la ley. Pujol y su familia estaban convencidos de que eran impunes, porque también ese era el mensaje que se les había ido transmitiendo”.
En ello coinciden políticos como Toni Masana i Ubach, historiador y ahora alcalde por ERC del municipio de Vacarissas, en la comarca del Bajo Llobregat, que opina que el tiempo de los Pujol ha terminado. “Se ha desmoronado. Pienso que el pujolismo ha muerto. Desde que empieza el movimiento independentista en Cataluña, la red de clientelas ha desaparecido”, explica.
Al decir de las fuentes consultadas, la friolera de 23 años en el poder de forma ininterrumpida se basaba en buena medida en un sistema de caciques territoriales, en pueblos, ciudades vinculados a intereses empresariales. Pero todo eso ha ido ahora quedando atrás. O quizás no del todo.
Los vestigios del pujolismo
Muchos de los escándalos que se están descubriendo en los últimos dos años permanecían hasta ahora ocultos durante años bajo la llave del “avui no toca” del patriarca Jordi Pujol. Sin embargo, tras la aparición a la luz pública de su herencia en Andorra sin declarar, ahora van aflorando decenas de casos que durante años estuvieron cubiertos bajo el velo del silencio. Sin ir más lejos los negocios de otras importantes familias que fundaron Convergencia junto con los Pujol. ¿Por qué sale todo ahora?. “Había una frase de Pascual Maragall en el Parlament, aquella famosa que dijo del 3%. Se supone que algo ya sabían. Quizá la gente de la calle no, pero si él dijo eso, es que algo debía saber”, reflexiona Massana.
En las causas abiertas contra Jordi Pujol Ferrusola han resultado investigados algunos conocidos empresarios catalanes afines al pujolismo. Y no constituyen los únicos casos que se han denunciado. La CUP puso sobre la mesa un nuevo caso que incrimina a la familia Pujol y a sus socios más cercanos dentro de Convergencia.
La Fiscalía investiga desde esta semana a un nuevo alto cargo de la Generalitat por los contratos que adjudicó a empresas vinculadas a la familia Pujol y afines a Convergencia. La fiscalía ha apreciado, según la CUP, ciertas anomalías en los informes que el Servicio Meteorológico de Cataluña encargó a una consultora controlada por Pere Pujol Ferrusola, uno de los hijos del ex “molt honorable”. Este lavado de cara no es algo nuevo en Cataluña. Ya sucedió lo mismo con la Fundació Ramon Trias Fargas, que se cambió el nombre a Fundació Catdem, tras el “Caso Millet”, que salió a la luz el pasado 2009.
El cambio de imagen de Convergencia
Convergencia i Uniò fue el bastión desde el cual Pujol alimentó su poder en la comunidad catalana. Sin embargo, con el paso del tiempo ha dejado de ser esa fuerza hegemónica indiscutible, a la vez que el panorama político ha ido cambiando. El partido afronta ahora una especie de refundación encabezada por Artur Mas, su principal valedor y el que en su día fuera el delfín de Pujol en la Generalitat.
Convergencia se muere con el descrédito a Pujol, que estaba considerado una especie de mito sacralizado, una religión para muchos. En cuanto se va, desaparece. Sus herederos, Artur Mas y el círculo de radicales independentistas de los que se rodeó, les faltaba la gasolina para mantener vivo el pujolismo: el dinero. La caja estaba vacía
Esa pérdida de poder era ya augurada por algunos cuando aprovecharon el acuerdo con ERC para acudir en la misma lista, Junts pel Sí, a las últimas elecciones autonómicas. “Yo pienso que su jugada ha sido juntarse con Esquerra por no evidenciar que perdía poder en las últimas elecciones estatales”, apunta Masana. Girauta coincide también con esa idea. “Convergencia se muere con el descrédito a Pujol, que estaba considerado una especie de mito sacralizado, una religión para muchos. En cuanto se va, desaparece. Sus herederos, Artur Mas y el círculo de radicales independentistas de los que se rodeó, les faltaba la gasolina para mantener vivo el pujolismo: el dinero. La caja estaba vacía”.
El pasado enero, Mas tuvo que hacerse a un lado ante la presión que suponía la posibilidad de no formar gobierno. Las autonómicas del 27-S habían sido la primera vez en que Convergencia iba en una candidatura conjunta con Esquerra Republicana de Catalunya. Juntos obtuvieron 62 escaños y necesitaban a los 10 diputados de la CUP para investir un presidente.
Mas se rinde y llega una refundación incierta
Sin embargo, la negativa constante de los socios anticapitalistas acabó obligando a Artur Mas a desistir, lo que abrió el paso a un nuevo nombre en el tablero: Carles Puigdemont, antiguo alcalde de Girona. La legislatura comenzó y Artur Mas, momentáneamente fuera del tablero político catalán, ha emprendido una “refundación” desde dentro del partido que antaño se erigía como la bandera del pujolismo. Por lo visto en las últimas semanas, el desacuerdo impera en la formación sobre todo en la elección de las nuevas siglas con las que serán identificados.
Intentando permanecer ajeno a estos vestigios del pasado, Artur Mas trata de liderar el cambio en el partido. “Con el proceso de refundación pasan dos cosas: los que representan a los seguidores de Artur Mas han quedado apartados de la refundación. Hemos visto además como Convergencia pactaba con el PP hace una semana”, explica Domènech. Por otro lado, Reixach opina que todo sigue tal cual estaba. “Esto sigue en plena forma, la mafia está a tope”. Girauta no lo ve de la misma manera. “Es un partido muerto. Están condenados al fracaso”. Solo el tiempo dirá cómo acaban los restos del pujolismo.