El documento que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez firmaron hace casi dos meses con gran solemnidad en el Palacio de la Moncloa podría quedarse en papel mojado. El Gobierno no tiene de momento ninguna intención de presentar los Presupuestos al Congreso de los Diputados para su debate y negociación a pesar de que las nuevas cuentas públicas, con numerosas medidas sociales, deberían entrar en vigor el 1 de enero de 2019.
Así lo confirmó la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros al asegurar que el "escenario ideal" para el Gobierno es trabajar sobre unos Presupuestos que se acomoden a la senda de déficit y deuda que defiende el Ejecutivo y que fija el déficit un 1,8% del PIB.
"Queremos seguir trabajando sobre unos presupuestos que ojalá nos permitan tener la senda del 1,8%, que es la que nos permite Bruselas". La senda actual exige un drástico ajuste, hasta el 1,3% del déficit, pero el Gobierno confía en poder gastar más. "No nos abandonamos ese escenario porque son 6.000 millones más", ha dicho Calvo.
"Estamos delante de todos los escenarios, pero para el Gobierno el escenario de poder trabajar con la senda del 1,8% es el ideal. Es por lo que hemos trabajado", ha dicho Calvo.
Ni Presupuestos ni Ley de Estabilidad
¿Cuál es el problema? Que esa nueva senda no está aprobada y que para someterla a votación el Gobierno tiene que cambiar antes la ley de Estabilidad Presupuestaria para evitar que el Senado pueda vetar los nuevos objetivos. Pero esa modificación puede ser bloqueada en el Congreso por PP y Ciudadanos.
En otras palabras: el Gobierno ha decidido aplazar la presentación de los Presupuestos sin comprometer ninguna fecha. Pero al postergarlos sine die, el Ejecutivo falta a su compromiso, hecho público en varias ocasiones por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y por el propio Pedro Sánchez, de remitir las cuentas públicas al Congreso en diciembre.
Montero aseguró este mismo mes que el Gobierno mantenía su objetivo de presentarlos en diciembre, "probablemente" después del puente de la Constitución, semana sin actividad plenaria en el Congreso. "En diciembre", dijo Sánchez en el Congreso el 8 de noviembre.
Sin embargo, el Gobierno no tiene la mayoría para aprobarlos. Ni siquiera para superar los primeros trámites, por lo que su prisa es nula aunque esté obligado por ley a presentar las cuentas públicas, que son el principal instrumento de política económica de todo Ejecutivo.
El huevo o la gallina
Todo el debate se puede ver de dos formas: se presentan los Presupuestos cuando el escenario sea propicio para su aprobación o se remiten al Congreso cuanto antes como objetivo irrenunciable para negociarlos después. Eso es lo que querría Unidos Podemos, con quien Sánchez suscribió un extenso borrador de Presupuestos que de momento duerme en un cajón a la espera de nuevas coyunturas.
En varias ocasiones, Iglesias ha reclamado a Sánchez que se remangue para lograr los apoyos y presente las cuentas públicas haciendo honor al pacto que ambos suscribieron con foto oficial en Moncloa. Pero hasta Iglesias, que ha defendido con más vehemencia los Presupuestos que Sánchez, parece haber tirado la toalla y ha convocado ya primarias para la candidatura a la Moncloa entendiendo que, sin Presupuestos ni intención de presentarlos, Sánchez adelantará las elecciones.
"Somos capaces, lo venimos demostrando constantemente, de manejar todas las circunstancias que sean favorables a nuestros objetivos", en palabras de Calvo probablemente dirigidas a anticipar decretos que saquen adelante algunas de las principales medidas del Gobierno.
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