Publicada

Luis María Anson entra en la Taberna Garibaldi con el aplomo de quien pisa terreno enemigo sin perder la elegancia. A su alrededor, banderas republicanas y carteles de Raffaella Carrá pidiendo el voto comunista. Frente a él, Pablo Iglesias, con la soltura de quien ya no rinde cuentas a nadie. El encuentro prometía un choque frontal entre Monarquía y República, pero, entre citas literarias y alguna corrección lingüística, acabó siendo una conversación llena de ironías, complicidades inesperadas y confesiones cruzadas. “Me encanta esta taberna”, dijo Anson nada más llegar. “Es la prueba de la honradez de un hombre que no ha querido puertas giratorias”. Iglesias sonrió.

Luis María Anson en el debate con EL ESPAÑOL en la Taberna Garibaldi.

Luis María Anson en el debate con EL ESPAÑOL en la Taberna Garibaldi. Javier Carbajal Madrid

El debate se calentó con la Monarquía. Anson defendió a Juan Carlos I como pieza clave de la democracia y a Felipe VI como un Rey "admirable". Iglesias, en cambio, lo ve como el monarca de la derecha, el que con su discurso del 3 de octubre definió su destino: “Sólo sobrevivirá con jueces, ejército y medios afines”. Pero ni siquiera el republicano se atrevió a dar por hecha su caída. "Mi gran fracaso en política", confesó, "es no haber convencido a Sánchez de recorrer el camino de la República". Anson, más pragmático, admitió que las nuevas generaciones pueden inclinar la balanza, pero que, mientras él viva, defenderá la Monarquía.

La conversación pasó por los pactos de Sánchez, el poder de los medios y la corrupción. Iglesias, que ahora se mueve mejor en la trinchera mediática, aseguró que un director de periódico manda más que un ministro. Anson, con la sabiduría de quien ha estado en esa posición, lo matizó, pero le dio la razón en una cosa: la política se juega en el relato. Y en ese relato, coincidieron en algo inesperado: la corrupción no fue un desvío en la Transición, sino el peaje necesario para que el franquismo votara su propio suicidio. “No había otra forma de salir de ahí”, admitió Anson.

Pablo Iglesias en el debate con EL ESPAÑOL en la Taberna Garibaldi.

Pablo Iglesias en el debate con EL ESPAÑOL en la Taberna Garibaldi. Javier Carbajal Madrid

Entre choque de ideologías y elogios sorprendentes, el encuentro dejó una última anécdota. Iglesias prometió incluir un plato con el nombre de Anson en la carta de la taberna. “¿Plato o copazo?”, le preguntó. “Plato”, respondió Anson sin dudar. “Yo no bebo”. Al final, hasta los adversarios pueden encontrar un terreno común.