Procesan a dos mandos del Ejército de Tierra por la muerte de un soldado que se ahogó tras un salto en paracaídas

Un comandante y un brigada del Ejército de Tierra, de la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas, han sido procesados por su supuesta responsabilidad en la muerte en 2021 del sargento Rafael Gallart durante un salto paracaidista en el Curso de Operaciones Especiales.

Así lo ha decidido el Juzgado Militar Central número 1 de Madrid, según consta en un auto al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, tras la "práctica de numerosas diligencias de investigación".

El juez aprecia indicios suficientes para procesar al director del lanzamiento, el entonces capitán y hoy comandante J. G. M, así como al jefe de zona y oficial de seguridad paracaidista, el brigada  (y entonces sargento) J.M.D.M., por su "presunta conducta omisiva" al "no parar el ejercicio de salto paracaidista en el agua".

El magistrado entiende que ambos incurrieron en el delito tipificado en el artículo 77.1 del Código Penal Militar, que recoge que el militar que, "por imprudencia grave y durante la ejecución de un acto de servicio de armas, causare la muerte o lesiones constitutivas de delito, será castigado con las penas privativas de libertad respectivamente señaladas en el Código Penal para el homicidio o lesiones imprudentes, incrementadas en un quinto, en sus límites mínimo y máximo, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 21 de este Código".

Los hechos ocurrieron el 10 de junio de 2021. Rafael Gallart pertenecía al Tercio Alejandro Farnesio 4° y tenía 34 años. Había ingresado como soldado en el Ejército en 2008, por lo que llevaba 13 años de servicio. En su trayectoria como cabo, había estado destinado en el Mando de Operaciones Especiales (MOE), en Alicante. En estos momentos cursaba como alumno el 65º Curso de Operaciones Especiales. 

Aquel día efectuaba el salto en el curso que llevaba a cabo en Cartagena. Según la investigación, conocida por EL ESPAÑOL, el ejercicio correspondía a la asignatura denominada Vida, movimiento y combate en el medio acuático. El sargento saltó integrado en la segunda pasada de la tercera rotación.

Este ejercicio contó con el apoyo de la Fuerza de Guerra Naval Especial, y con el apoyo de un T21 del Ala 35 del Ejército del Aire, con el apoyo de la BRIPAC de Paracuellos del Jarama, así como el buque corbeta Infanta Cristina.

A la familia de Gallart le defiende el letrado Antonio Suárez-Valdés. El sargento se lanzó desde las alturas a las 11.50 de la mañana. Entró en el agua contra el viento, como establece el procedimiento. Ya en el agua vio como el viento le arrastraba hacia atrás, "mostrando signos de ansiedad", detalla el juez.

APC

Fallece a los 34 años un sargento del Ejército de Tierra en un accidente paracaidista en Cartagena

Una embarcación se acercó a él para tratar de rescatarle, pero "no fue capaz de ayudarle". Uno de los cabos se tira al agua al ver que el sargento Gallart se está ahogando. Intentó cortar las cuerdas de la campana de aterrizaje pero solo pudo liberarle de algunas de ellas. Logró desinflarla, y así subieron al sargento a la embarcación, cuando todavía estaba inconsciente.

Fallecimiento

Cuando logran subirle a la embarcación, el sargento Gallart estaba inconsciente y tenía las pupilas midriáticas. El agua ya había penetrado en sus vías respiratorias. Al percibir su estado, el teniente coronel médico le practicó maniobras de reanimación cardiopulmonar. En el muelle de la Estación Naval de Algameca se continuó tratando de que recuperase la consciencia. Luego se le llevó de urgencia en ambulancia al Hospital Santa Lucía de Cartagena. Allí falleció en la UCI, por "insuficiencia cardiorrespiratoria aguda por ahogamiento por sumersión".

El día anterior al trágico ejercicio se les había dado una serie de indicaciones en el curso. Una explicación de 20 minutos sobre el salto al agua, el equipo para el mismo, y el uso correcto del salvavidas. No llevaron cuchillo porque en la ficha del salto se dispone que saltarán sin equipamiento, únicamente con neopreno y aletas, además del material para el salto que les suministraban desde la Brigada Paracaidista (BRIPAC).

Las condiciones metereológicas, según el auto de procesamiento dictado por el juez, "dificultaron el ejercicio". "Varios de los saltadores tuvieron problemas y manifestaron que les pareció muy arriesgado, llegando a tener por su seguridad", recoge.

Pese a esas circunstancias, el jefe de seguridad del ejercicio no lo suspendió ni comunicó al director ninguna incidencia hasta después de la tragedia.

"Abortar el salto"

El director del lanzamiento y el brigada procesados "ostentaban la responsabilidad y la dirección del salto". Era su obligación "comprobar que se encontraba dentro de los parámetros establecidos por normativa".

Según el juez, el jefe de zona y oficial de seguridad "estaba observando el ejercicio, disponía de anemómetros para hacer las mediciones pertinentes e interrumpir los saltos en caso de que estas mediciones lo aconsejasen".

Además, debió "ser consciente de las malas condiciones climáticas en las que se estaba desarrollando, por su directa apreciación y porque así lo habían dicho varios participantes en este salto. En cuanto responsable de la zona de salto debió actuar con diligencia y abortar los saltos para evitar daños, inacción que presuntamente constituye una de las causas que provocó el fallecimiento por asfixia por sumersión".

El auto de procesamiento señala que el comandante que dirigía el lanzamiento debió valorar "la escasa experiencia de los alumnos, las condiciones climáticas previstas y su evolución a lo largo de la jornada". "Con su experiencia y conocimiento en este tipo de ejercicios, debió actuar suspendiendo los saltos en proceso o informando al director de lanzamiento para cancelar el ejercicio", expone el documento.