La Barcelona que le espera a Valls: radiografía de una ciudad en caída libre
Mejías, la líder del grupo municipal de Cs, recuerda que la ciudad ha perdido turismo, proyección internacional y oportunidades como la Agencia del Medicamento. La World Race se ha ido y el Mobile amenaza con hacerlo.
8 mayo, 2018 02:27Noticias relacionadas
El deus ex machina ("dios desde la máquina" en español) era un truco narrativo utilizado por los dramaturgos griegos y romanos clásicos. Consistía en una grúa de la que colgaba un actor que representaba a un dios. Ese dios, que aparecía de repente y sin previo aviso sobre la cabeza del resto de los actores, tenía la función de resolver algún detalle de la trama sin necesidad de respetar su lógica interna. El deus ex machina, utilizado con inteligencia, permitía propulsar la historia hacia nuevos territorios. Utilizado con torpeza, era sólo una fullería que le permitía a los malos dramaturgos resolver una trama mal planteada sin romperse mucho la cabeza.
Manuel Valls es el deus ex machina de Ciudadanos. El constitucionalismo opina que es un deus ex machina brillante y capaz de romper el marco ideológico de bloques que ahoga en estos momentos Cataluña y la ciudad de Barcelona. El nacionalismo, que es un deus ex machina torpe, de baja calidad y protagonizado por un actor de segundo nivel.
La Barcelona de Ada Colau
Me reúno con Carina Mejías, líder del grupo municipal de Ciudadanos en Barcelona, en una cafetería a apenas unas decenas de metros del Ayuntamiento. Mejías es la principal afectada, para bien y para mal, por el posible aterrizaje de Manuel Valls al frente de la candidatura de Ciudadanos. Pero si algo preocupa a la líder municipal de Ciudadanos no es el hipotético programa del francés para Barcelona, algo para lo que aún es pronto y en lo que resulta vano insistir, sino la puesta en valor del trabajo realizado por su partido durante los dos últimos años y el derrumbe de la imagen y la proyección de Barcelona tanto entre sus propios ciudadanos como en el extranjero.
"Se han roto las relaciones entre el Ayuntamiento y la sociedad civil hasta el punto de que buena parte de esa sociedad cree que el gobierno de Colau es más un obstáculo que un apoyo. Los índices de delincuencia se han disparado. Son los narcopisos, las okupaciones, la explotación sexual… Se ha desautorizado a la Guardia Urbana. Las políticas sociales no han llegado a la gente. Este ha sido el año en que más gente ha dormido en la calle, por ejemplo. Se hacen cuarenta o cincuenta desahucios a la semana y el ayuntamiento dice que interviene mucho. Pero sólo interviene en el diálogo, nunca en la solución", arranca Mejías.
En teoría, la debilidad de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona es tal que no habría resultado demasiado difícil descabalgarla de la alcaldía… siempre y cuando Ciudadanos hubiera estado dispuesto a pasar por el aro del independentismo. Porque el nuevo alcalde habría sido, con casi total seguridad, un Xavier Trias que veía un posible fracaso de los presupuestos del consistorio como su última oportunidad de volver a la máxima responsabilidad municipal.
"Ahora somos la tercera fuerza política en el Ayuntamiento de Barcelona y hemos vivido una legislatura complicada, con el izquierdismo radical de Ada Colau a un lado y el independentismo y el mal llamado 'nacionalismo moderado' al otro. Nos llegaron a ofrecer un pacto para echar a Ada Colau, pero eso implicaba una alianza con los independentistas y yo he preferido mantenerme firme en mis convicciones" señala Mejías.
Algo lógico, por otro lado, teniendo en cuenta que las encuestas parecen remar a su favor. "En estos momentos, Ciudadanos es un proyecto político atractivo para mucha gente. Y después de los resultados del 21-D, donde ganamos en siete de los diez distritos municipales, es posible fidelizar esos votos e incluso incrementarlos. Si Manuel Valls tiene ganas, tiene interés y quiere hacerlo, el grupo municipal de Ciudadanos está dispuesto a trabajar con alguien experimentado como él para cambiar el rumbo de la ciudad".
Un Ayuntamiento con malas formas
La llegada de Ciudadanos a la alcaldía, con o sin Manuel Valls al frente, provocaría un terremoto capaz de alterar los equilibrios políticos en toda la comunidad. Aunque sólo fuera porque sería la primera vez en democracia que un partido no nacionalista ocupa la máxima responsabilidad en el ayuntamiento de Barcelona, la joya de la corona catalana. Por no hablar del cambio que eso supondría no ya en las políticas del ayuntamiento, sino en los modos. Algo de lo que se quejan en público y en privado tanto los concejales de la oposición como todos aquellos ciudadanos que, por una razón u otra, deben tratar con el equipo de Ada Colau.
"Pisarello, por ejemplo, llega tarde a todas las comisiones de Hacienda. Delega siempre el turno de respuesta en los comisionados, no responde nunca a nada y tiene actitudes de falta de respeto hacia los regidores de la oposición. Yo lo he vivido" dice Mejías. "Veo el trato que tiene conmigo o el que tiene con la portavoz del PDeCAT. En cierta ocasión, esa portavoz le estaba respondiendo a una pregunta y él se levantó para hacerse un té. A mí me ha llamado a su despacho para negociar presupuestos y me ha recibido sentado en un sillón, sin un solo papel, para tenerme más de una hora hablando de lo divino y de lo humano y acabar diciéndome 'bueno, si queréis pactar algo ya nos lo diréis'. Ese es Pisarello".
Un presupuesto pésimamente gestionado
El Ayuntamiento de Barcelona maneja un presupuesto de aproximadamente dos mil setecientos millones de euros, además de contar con una Carta Municipal que le da competencias en materia recaudatoria y regulatoria y que le permite gestionar competencias que otras ciudades españolas no tienen, sobre todo en materia social y educativa. "Con esos dos mil setecientos millones se pueden hacer muchas cosas. Hay que sacar Barcelona de esta parálisis en la que la han sumido los populistas y los independentistas. El problema de la vivienda, por ejemplo, no se puede solucionar si no es desde una perspectiva metropolitana. Porque Barcelona tiene muchas limitaciones. Casi no tiene suelo urbanizable, por ejemplo. Y por eso se han de generar nuevos barrios, dignos, bien equipados y con un transporte público eficaz que los conecte con la ciudad".
Pero las obsesiones de Ada Colau, y de sus apoyos en el Ayuntamiento, han sido otras. "La obsesión de comunes, socialistas y ERC ha sido remunicipalizar el agua, que era algo que nadie pedía. O mira el tema de los manteros. Las asociaciones de comerciantes, entre ellas Barcelona Oberta, que ha sido muy beligerante con este tema, o la Fundació Barcelona Comerç, están ya amenazando con interponer acciones legales de tipo penal contra el Ayuntamiento por el tema de los manteros. A las cooperativas de manteros se les han dado más de ochocientos mil euros para que desarrollen 'proyectos de economía comunitaria".
La cifra es tan llamativa –incluso dejando de lado la sorpresa por el hecho de que existan en Barcelona cooperativas dedicadas a actividades ilegales– que no queda más remedio que preguntarle a Mejías en qué han invertido esas "cooperativas de manteros" una cantidad de dinero tan enorme. "Han hecho camisetas y unos diseños con las palabras 'top manta'. También se ha creado una cooperativa de chatarreros".
Dice Pisarello que el gobierno municipal es el que más invierte en política social y en recursos para atender a los más desfavorecidos. Mirad que ejemplo de política social https://t.co/GudqBqTOgn
— Carina Mejías (@CarinaMejias) 4 de mayo de 2018
Y eso, según Mejías, mientras muchos de los indicadores económicos de la ciudad caían en picado. "Ha habido una perdida confirmada de casi el 30% de las reservas en los momentos más difíciles del procés y de un 15% en los momentos más relajados. Se han perdido oportunidades importantes y se está lanzando un mensaje muy negativo entre el turismo de los congresos y el de calidad, que es el que va a restaurantes, a hoteles, que compra en las tiendas y que participa en la vida cultural de la ciudad. Los congresos, por ejemplo, se trabajan a años vista y no se está haciendo. También hemos perdido acontecimientos deportivos importantes y de referencia para la ciudad de Barcelona, no sólo la World Race. Porque ni el deporte ni las regatas son del gusto de la alcaldesa".
Y aún hay más. "Barcelona es una de las ciudades españolas que menos kilómetros de vías ha construido durante los últimos años. Las Glorias están paradas, la Sagrera está parada, el tranvía está parado. Sólo hacemos carriles bici, que generan un rechazo brutal en los barrios porque dificultan la movilidad. Y tampoco consiguen su objetivo final, que es la mejora de la calidad del aire, porque provocan atascos. El Raval, por su parte, había sido un modelo de cambio, de transformación social y estructural, y lo han convertido de nuevo en el Barrio Chino de los años ochenta, donde la gente tiene miedo de salir a la calle" dice Mejías.
"Han sido muy exigentes con las terrazas porque dicen que ocupan la vía pública, pero muy permisivos con los manteros, que la ocupan por completo. Son muy exigentes con los propietarios de apartamentos turísticos, pero permisivos con los okupas que entran en casas pegando una patada en la puerta. Han desprestigiado a la Guardia Urbana, pero han sido permisivos con todo aquel que realiza actividades irregulares en la calle. Prometieron diez mil viviendas sociales con su discurso contra los bancos y sólo han conseguido doscientas cuarenta" enumera Mejías.
El remedio
Barcelona ha sido tradicionalmente un destino deseado por los funcionarios de los organismos internacionales a pesar de la tradicional escasez de colegios internacionales de calidad para sus hijos. Y la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento de la ciudad ha provocado la tormenta perfecta: ni la alcaldesa parece interesada en la llegada de esos organismos internacionales –el caso de la Agencia Europea del Medicamento, por la que ni siquiera se fingió luchar, es paradigmático– ni tampoco en sus funcionarios ni mucho menos en la construcción de nuevos colegios internacionales de calidad.
"Ellos utilizan dos expresiones. El 'decrecimiento turístico' y 'eventos que no son del agrado de sus bases'. Dicen impulsar proyectos de economía social, cooperativa y solidaria que no son más que pequeños proyectos que obligan a desatender los grandes proyectos de ciudad. El equipo de Ada Colau ha utilizado la ciudad como un laboratorio de sus ideas políticas. Pero en Barcelona no caben esas ideas porque su espíritu es el de una ciudad abierta, diversa y con proyección internacional" dice Mejías.
¿La solución? "En estos momentos, Barcelona está paralizada y necesita un cambio. Un gobierno estable. Recuperar la reputación de la ciudad. Atraer inversiones. Dinamizar el empleo y paliar la perdida de empresas provocada por el procés. Porque convertir Barcelona en el escenario de las constantes reivindicaciones del nacionalismo la ha perjudicado mucho no sólo desde el punto de vista económico sino también de imagen internacional".
"A raíz del Mobile World Congress, Barcelona ha generado a lo largo de los años un ecosistema de empresas tecnológicas que han generado atracción de talento y de inversiones hasta el punto de que Barcelona es una de las primeras ciudades del mundo que está desarrollando la tecnología 5G. Pero lo primero que dijo Ada Colau es que el Mobile no les gustaba porque la tecnología pertenece a las elites. Hay que pensar que el periodo de Colau ha sido un impasse en la historia de Barcelona, que el de la actual alcaldesa pasara a la historia de la ciudad como uno de los peores gobiernos de todos los tiempos, y que el próximo equipo que gobierne Barcelona ha de estar preparado para relanzar a nivel internacional la ciudad, impulsar proyectos y poner de nuevo en contacto a la sociedad civil con la administración de la ciudad".
La plataforma de Valls
La última pregunta es obvia. ¿No es la plataforma que pretende Valls y que aglutinaría a Ciudadanos, PSC y PP una forma de reeditar el escenario de bloques que puede verse en el Parlamento de Cataluña? "La idea de la plataforma, de la posibilidad de aglutinar voto para ganar la alcaldía, me parece una idea interesante. Pero el que gane la alcaldía de Barcelona tiene un compromiso con los barceloneses. Con los barceloneses presentes y los futuros. Así que de la misma manera que nosotros hemos dicho muchas veces que no queremos que los independentistas utilicen Barcelona como instrumento del independentismo, está claro que el compromiso en el Ayuntamiento debe ser con la ciudad".
Te recuerdo @sanchezcastejon,que en las municipales de 2015, el equipo de @CiutadansBCN ya te ganamos, fuimos 3a fuerza en #Barcelona y tú te desplomaste hasta la 5a. Desde entonces solo habéis sido los palmeros de Colau.
— Carina Mejías (@CarinaMejias) 2 de mayo de 2018
En las próximas os volveremos a ganar y por goleada. https://t.co/roqZMFgKHV
Entonces, ¿aceptará Valls la oferta de Ciudadanos? "Es una decisión que debe tomar él y que yo no puedo valorar. Yo llevo cuatro años trabajando en la oposición y eso es todo lo que puedo esgrimir. Si Manuel Valls quiere configurar un grupo de personas para gestionar la ciudad y relanzarla internacionalmente, ahí está el grupo municipal de Ciudadanos para trabajar con él".