Pedro Sánchez cumple un mes sin acudir al Congreso ni dar ruedas de prensa en plena tercera ola de Covid
No responde desde que el 29 de diciembre presentó un informe de "rendición de cuentas" y evita a la oposición desde el 16 de diciembre.
29 enero, 2021 02:40Noticias relacionadas
Hace exactamente un mes -y de los largos, de 31 días- que Pedro Sánchez no responde a preguntas de la prensa. Y han pasado 43 días, casi mes y medio, desde que no se somete al control del Parlamento.
El presidente no responde a sus señorías desde el 16 de diciembre, cuando aún pedía "más restricciones" para "evitar la tercera ola". Aquella semana, España sumaba 14.089 nuevos contagios; ahora, 40.285. Entonces la Incidencia Acumulada era de 255 casos por cada 100.000 habitantes; un mes después, ha escalado hasta los 899.
Los periodistas llevan sin poder plantearle cuestiones que resolver desde el 29 de diciembre, cuando Sánchez presumía de su "rendición de cuentas y transparencia". Su comparecencia vino acompañada de un informe de 41 páginas y dos anexos de otros 56 folios para presumir de ser el presidente más transparente de la historia democrática, el que mayores y mejores cuentas rinde, y el que ha inventado un nuevo "método en la historia de España" para "radiografiar la acción del Gobierno", que "deberá permanecer".
El título del documento oficial sobre su grado de cumplimiento -que contradice el hecho de que Sánchez presida el Ejecutivo más incumplidor con el Portal de Transparencia- ya indicaba con qué actitud había que consultarlo: Cumpliendo.
Preguntas sin respuesta
Aquella semana había problemas con el primer envío de la primera vacuna, pero se solventaron en pocas horas. Hoy, Andalucía da por perdida la campaña de vacunación. Madrid y Cataluña han suspendido la inmunización porque no llegan más dosis.
AstraZeneca se niega a cumplir los contratos. Moderna sufre problemas logísticos que retrasan sus entregas. Y Pfizer no está cumpliendo con sus compromisos por sobredemanda e infraproducción... además, ahora envía menos viales para ganar miles de millones más aprovechando que la Unión Europea descubrió que salen seis y no cinco dosis de cada uno.
Y el presidente no ha dicho nada de este asunto.
En aquella comparecencia con pantalla gigante, despliegue de rótulos, gráficos, datos y orgullo -"el Gobierno ha activado el 91% de los 1.238 compromisos adquiridos y ha cumplido cerca de la cuarta parte", dijo el presidente, feliz-, se celebró un día antes de que supiésemos que Salvador Illa "se siente más útil" yéndose "de vuelta a Cataluña" para tratar de gobernar la Generalitat que encabezando un año más la lucha contra la pandemia.
Lo supimos por una nota de Moncloa, por lo que tampoco el jefe del Gobierno ha podido ser requerido para aclarar cómo permite que su ministro de Sanidad se vaya en lo peor de la pandemia. O cómo es que la idea estaba, incluso, alentada por él.
Prometer 20 o 33 millones
En la despedida de Illa, larga y con actos que ya ha denunciado el PP por haber "utilizado medios y entornos institucionales del Gobierno para hacer campaña electoral a favor del candidato socialista", el ministro se ha comprometido a "cumplir el objetivo de la Unión Europea de tener al 70% de la población vacunada en verano".
...un dato que también merecería ser aclarado, porque esa proporción que promete Illa supondría alcanzar los 33 millones de ciudadanos, muchísimos más que la cifra que había prometido Sánchez ante el Congreso dos semanas antes: "Habrá hasta 20 millones de españoles protegidos en junio", dijo el presidente en su último día ante el atril de la Cámara Baja.
Sólo un día después, acabó el periodo de sesiones que este jueves, se reanudó. Pero tampoco allí estaba Pedro Sánchez.
A pesar de ser 28 de enero, los diputados se felicitaban el año en los pasillos y se alegraban de verse. El 17 de diciembre, concretamente, se había levantado la última sesión plenaria: los representantes de la patria se desearon felices fiestas... y hasta ahora.
Y eso que el pleno de este jueves era una sesión extraordinaria, adelantando una semana la vuelta de las larguísimas vacaciones, aunque en el Legislativo lo llaman semanas no hábiles entre dos periodos de sesiones. De no ser porque dos de los cinco reales decretos llegaban ya fuera de plazo para su convalidación, la Cámara se habría podido esperar a la semana que viene, que en el Hemiciclo la Navidad dura hasta febrero.
Era otro país
Aquel 16 de diciembre, España era otro país. El jefe del Ejecutivo se dedicaba un 'pleno escoba' de más de 11 horas a sí mismo. En él, explicó varios Consejos Europeos -algunos pendientes desde mediados de octubre-, presentó su plan de vacunación -aún se creía que hasta enero no se empezaría a inmunizar a los españoles-, y rindió cuentas de los dos primeros meses de vigencia del estado de alarma de medio año en el que seguimos inmersos.
Ha pasado, pues, mes y medio desde la última vez que la oposición pudo examinar al Gobierno. Repasando las crónicas de aquel día, se puede comprobar cómo han cambiado las cosas desde entonces, recurriendo a una cita textual de Sánchez en el atril: "Estamos viendo un aumento preocupante de los contagios y depende de nosotros que no haya una tercera ola".
En aquellas fechas, recordemos, el presidente aún presumía de a iniciativa de su Ejecutivo, dispuesto incluso a proponer más restricciones: "Si hay que endurecer el Plan de Navidad lo haremos. No podemos bajar la guardia", advirtió Sánchez.
Ahora, sin embargo, las Comunidades Autónomas llevan semanas reclamando una reforma del decreto de alarma para poder imponer confinamientos estrictos o, al menos, adelantar a las 20.00 horas el toque de queda. Y sólo han recibido negativas en el seno del Consejo Interterritorial de Salud.
Tampoco se le ha podido preguntar -ni en la sede de la soberanía nacional ni en rueda de prensa- qué ha cambiado para que en estos momentos rechace "endurecer" las medidas, como piden las autonomías, si la última vez que le vimos él mismos sostenía que no podíamos "echar por la borda el esfuerzo de todo un año".
Es más, el Gobierno incluso ha recurrido ante el Tribunal Supremo el decreto de Castilla y León, que desafió el 'no' categórico de Illa, coincidente con las semanas en las que combinaba su doble condición de ministro y candidato. La medida autonómica lleva dos semanas en vigor, a la espera de la decisión judicial, que no la suspendió cautelarmente, a pesar de ser a todas luces ilegal... porque Sánchez dio orden de no pedir medidas cautelares en las alegaciones.
La prensa y la oposición querrían preguntar al presidente por qué. Pero no ha habido ocasión.