Sánchez y Feijóo apelan a una movilización "masiva" el 28-M tras un turbio cierre de campaña
El líder del PSOE clausura dos semanas erráticas en Barcelona apoyando a Collboni, mientras el del PP, en Madrid, se confiesa "con ganas" de más.
27 mayo, 2023 02:35Entre embarramientos y ganas, se cerró este viernes la campaña de las elecciones municipales y autonómicas de este domingo. En Barcelona y en Madrid, por razones completamente distintas, los dos líderes nacionales del PSOE y del PP pidieron una movilización "masiva" el 28-M.
Pedro Sánchez pedía votos porque necesita movilizar a sus votantes, poco dispuestos a hacerlo según los sondeos y, probablemente, desilusionados por una campaña que sólo les ha traído malas noticias: en forma del recuerdo de los pactos con Bildu y de presuntos delitos de corrupción electoral, urbanística... o incluso de secuestro.
Alberto Núñez Feijóo se ahorró lo de "derogar el sanchismo" pero apeló a todo el centro y a toda la derecha. A ésta, para minimizar a Vox y que no le sea necesario para formar gobiernos. O al menos, que le haga falta lo menos posible de aquí a diciembre. Y a aquél porque, tras fagocitar la parte del león de Ciudadanos -según las encuestas-, le hace falta el voto útil de los últimos liberales... y el de una parte de los socialdemócratas desencantados con Sánchez.
El gallego dio una orden a los suyos hace meses: no pensar en el resultado electoral. "Si crees que vas a ganar, pierdes; y si crees que vas a perder, sin duda lo haces". Pero eso ya se ha acabado. Ahora sí, ahora trata de asegurar un triunfo poderoso este 28-M que lo catapulte a la Moncloa en las generales.
La carrera que se cerró este viernes ha sido bronca y turbia. Salpicada de escándalos que desdibujaron todo el diseño del PSOE y que impidieron que el PP colocara una sola propuesta concreta en los titulares de prensa. O quizá se podría decir, que le permitieron no gastar argumentario: como dicen jactanciosas todas las fuentes de Génova consultadas, "los socialistas se bastan solos para perjudicarse a sí mismos".
Los discursos
El presidente eligió apoyar a su alcaldable en Barcelona, Jaume Collboni: una apuesta clara por la recuperación de un ayuntamiento que antaño fue feudo socialista y empeño por capitalizar la supuesta "normalización" de Cataluña.
Pero su mitin, de apenas 10 minutos, sonó a discurso de carril, como a munición gastada: "El PP sólo recorta en el gobierno; y, en la oposición, amenaza con derogar". Y quedó desdibujado por un intento de boicoteo al inicio del mitin y, antes, por un telonero de lujo, José Luis Rodríguez Zapatero... aunque a éste también se le recibió con división de opiniones: aplausos, algunos pitos y localizados gritos de "¡fuera, fuera!".
En su intervención, el expresidente sí había incidido en estas dos ideas que han sobrevolado la campaña. Por un lado, acusó a "la derecha" de estar "haciendo lo de siempre, esperar a que le caiga el poder" sin aportar "nada" bueno. Y por otro, habló sin hablar de las compraventas de votos y el secuestro a una compañera de militancia y ayuntamiento: "Los socialistas tenemos la conciencia tranquila".
El líder de la oposición, sin embargo, se gustó durante media hora y se mostró eufórico, como le corresponde a un aspirante.
Confesó el cansancio, pero entre bromas que hacían referencia a sus famosos lapsus: el último, el jueves, cuando confundió Valencia con Barcelona: "A veces, uno no sabe dónde está". Aunque lo cerró confesándose "con ganas" de más, en un guiño al lema de Isabel Díaz Ayuso, y al carácter de primera vuelta de las generales de este 28-M. El gallego optó por jugar "en casa" y clausuró la cosa en Madrid, junto a la lideresa y José Luis Martínez Almeida: poco riesgo y mucho foco.
Porque la presidenta madrileña recibe atenciones de sus muchos votantes (casi la mitad de los que acudan a las urnas el domingo, según los sondeos), pero más aún de sus rivales. Y de esa circunstancia se quiso beneficiar el líder popular.
Contraataque a la desesperada
De hecho, en Ferraz dedicaron casi todo el viernes a buscar muertos en el armario de Ayuso. El PSOE presentó por la mañana una denuncia ante la Junta Electoral porque la lideresa había concedido una entrevista en su despacho de presidenta autonómica. Sus barones han hecho lo mismo, en citas concedidas a este diario durante los 15 días legales para pedir el voto.
Por la tarde, los socialistas filtraron una resolución judicial ratificando una condena en costas contra la presidenta madrileña. Como los hechos juzgados eran de hace dos años, la campaña socialista hizo entenderlo como la desidia de una morosa con pagos pendientes desde 2021... pero la fecha del auto desmontaba el juego: es del pasado lunes, 22 de mayo.
Se desconoce si esta arremetida final contra Ayuso se debía a que alojaba el cierre de campaña de Feijóo o a un empeño del PSOE por contrarrestar, a la desesperada, los escándalos de los últimos días. Las detenciones por compraventa de votos en Melilla, Mojácar (Almería) y Albudeite (Murcia) reventaron la última semana de campaña socialista.
[La alcaldesa de Maracena (PSOE) acusa al juez que investiga el secuestro de "perturbar" el 28-M]
Todo ello rematado por la implicación del secretario de Organización del PSOE andaluz, Noel López, y de su prima, Berta Linares, alcaldesa de Maracena (Granada), en el secuestro de una concejala de la localidad. Quien los acusa es el autor confeso, pareja entonces de la primera edil, que fue encargado de darle "un susto" a la víctima, presuntamente para que no revelara irregularidades urbanísticas.
Demasiado alimento para que Ayuso no saliera al atril del mitin repartiendo dentelladas:"Se irá como llegó, con un intento de pucherazo", proclamó la lideresa, en referencia a aquella urna detrás de una cortina en el comité federal del PSOE en 2016, y a las investigaciones judiciales de estos últimos días. A juicio de Ayuso, "la campaña con la que Sánchez pretendía comprar a España con el dinero de todos, Consejo de Ministros a Consejo de Ministros, se ha convertido en su campaña más larga".
Feijóo autocomplaciente
El líder popular pareció hacer un discurso más destinado a su parroquia que a lo que tocaba, un último esfuerzo por pedir más votos. Sí que incidió en que "queda trabajo por hacer" y en que el PP está "abierto a nuevas incorporaciones", pero gastó más tiempo en complacer a su entregada audiencia. "He visitado las 17 comunidades de España, todas, en coche, en tren, en vuelo regular... como todo hijo de vecino, menos Sánchez, claro".
De esos viajes, proclamó, sacó una enseñanza: "Salgo orgulloso de este partido, que está en forma, y puedo decir que el PP está de nuevo en su mejor versión". Con esa frase transicionaba desde la autocomplacencia del aplauso seguro a la ambición de la ovación a rabiar en la concurrencia.
Y es que su único mensaje destinado a escucharse fuera del Palacio Municipal de la Feria de Madrid IFEMA, fue el aún más celebrado del voto útil: "Le pido el voto a la gente que se considera liberal y ya no está ilusionado con Ciudadanos, porque sus ideas representadas aquí de nuevo; a los que se fueron a Vox porque querían gobiernos fuertes; a los socialistas que se avergüenzan de que el PSOE ya no sea un partido de Estado; y a los que no suelen participar, porque en estas elecciones nos jugamos mucho".
Las campañas ya no se abren pegando carteles, porque hace años que aquello se desechó por sucio, y ahora tampoco se apura hasta medianoche... quizá por lo de la conciliación.
Pero Sánchez y Feijóo sí han mantenido estas dos semanas una larga tradición española: cualquier campaña, aunque sea para celebrar las más de 8.000 elecciones municipales y hasta 12 autonómicas distintas, la protagonizan los líderes. Más aún si en el horizonte se atisba un posible cambio de inquilino en la Moncloa. Quizá por eso ha sido tan turbia y poco conciliadora.