Disfrutando del Juego de Tronos.

Disfrutando del Juego de Tronos. Ilustración: Tomás Serrano

Política RESACA DE LAS ELECCIONES EUROPEAS

El Juego de Tronos que apasiona a Pablo Iglesias tras ver caer a Yolanda: tres herederos para Sumar

La vicepresidenta seguirá llevando las riendas de la coalición en el Gobierno, pero se desentiende de la vida orgánica y las negociaciones con los partidos.

11 junio, 2024 02:23

La dimisión de Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar ha abierto una crisis sin precedentes en el espacio a la izquierda del PSOE. Ahora, la amalgama de siglas que convive en el Grupo Plurinacional deberá elegir una nueva cara de una coalición que cuenta con apenas dos meses de vida oficial, pero cuatro derrotas electorales sin paliativos.

A las pocas horas de que la vicepresidenta segunda dejara su cargo, el debate sobre la sucesión encendía todos los grupos de Telegram de la alianza de partidos. También de Pablo Iglesias, que asiste al espectáculo con discreta satisfacción y ya augura "el fin de Sumar". Sobre todo porque la coalición tiene un problema: de los tres sucesores posibles, ninguno quiere asumir el riesgo de un proyecto en clara decadencia y con pocos visos de ser independiente. 

Es la reflexión a la que llegan los círculos de Mónica García (Más Madrid), Ernest Urtasun (Comunes) y Antonio Maíllo (Izquierda Unida), los tres pilares sobre los que se sustenta la coalición y su juego de tronos particular. En dos semanas como máximo, los 80 miembros del grupo coordinador de Sumar tendrán que votar a una nueva "cara visible" para la alianza de partidos. Decir líder sería demasiado optimista.

Porque la dimisión de Yolanda Díaz este lunes se trata, a efectos prácticos, de una dimisión light: quitarse la mochila del mundo orgánico (negociaciones con los partidos, listas electorales, etc.) pero seguir dirigiendo la línea política de la coalición, su discurso y las prioridades de Sumar en el Gobierno. 

Lo que esto significa, a grandes rasgos, es que el que asuma la batuta de Sumar tendrá que liderar un cascarón vacío, controlado ideológicamente por la vicepresidenta y orgánicamente por las distintas organizaciones. También ser la cabeza de turco de sus fracasos y previsibles cuitas internas. 

Una sucesión difícil

Sumar tiene un problema desde su nacimiento que no se va a arreglar con la reconstrucción: sus conflictos internos no parten de que los partidos tengan discursos distintos o estrategias opuestas, sino del reparto de puestos en las listas electorales. Sin ir más lejos, la negociación de estas últimas elecciones europeas tuvo su punto más crítico cuando Díaz priorizó a los candidatos de Catalunya en Comú y Compromís por encima de los de Izquierda Unida y Más Madrid.

Ahora, la prioridad de Díaz es librarse de ese "marrón" —así lo define un colaborador cercano— y "centrarse en el Gobierno de coalición", ya sea como ministra o como líder del espacio, que es la figura retórica que se utilizaba para definir su papel en Unidas Podemos, donde no tenía cargo orgánico. Pero su ausencia en Sumar deja una sucesión difícil en la que, por una vez, nadie quiere salir ganador. 

Por un lado, Más Madrid e Izquierda Unida (Mónica García y Antonio Maíllo), históricamente enfrentados, llevan tiempo pidiendo más "confianza" de la directiva en "el arraigo territorial"; dicho de otro modo, que Sumar les deje ser independientes en los territorios donde son partidos hegemónicos. También fueron los primeros en pedir responsabilidades después de quedarse fuera del Parlamento Europeo. 

En el otro lado están los Comunes (Ernest Urtasun), tachados de privilegiados por los otros dos. Tienen un ministerio, la portavocía adjunta del Congreso, la portavocía general del partido y un eurodiputado. También fueron los únicos en no avivar la llama de las críticas después de las elecciones europeas. 

Fuentes de los tres partidos descartan, al menos en las primeras horas tras conocerse la dimisión, que sus líderes vayan a postularse a la coordinación de Sumar. "Lo más importante, más allá del nombre, es que cambie la forma de tomar decisiones", denuncia una de las fuentes, "que se escuche a los partidos y se tenga en cuenta su peso en cada territorio".

Reconstrucción

Tras el varapalo del domingo, prácticamente todas las organizaciones implicadas en la construcción de Sumar pidieron una reflexión a la dirección del proyecto político. El propio Urtasun, en calidad de portavoz, reconoció ese domingo que los resultados no eran los esperados, que trascendían a las elecciones europeas y que debían tomarse cartas en el asunto.

Cuáles, eso es otro tema. Sumar se construyó a la imagen y semejanza de Díaz, según su criterio y basado únicamente en su figura, principalmente en el papel de ministra de Trabajo. A lo largo de 2023, los partidos que hoy integran la coalición se fueron uniendo a sus filas como vía de escape, para unir fuerzas ante las elecciones generales y tener proyecto común en toda España.

Ese proyecto, reconocen los principales partidos implicados, ya no existe y merece ser repensado. "Se intentó y no pudo ser", señala una fuente de estas formaciones sobre la creación de ese frente amplio que ahora no funciona. Con el paso atrás de Díaz las opciones son dos: o redirigirlo desde arriba o rehacerlo desde los cimientos.