
Inmigrantes llegados el miércoles a Lanzarote, tras ser rescatados del cayuco en el que viajaban. Efe
Rusia 'ataca' a España por mar: 16.000 de los inmigrantes llegados en 2024 a Canarias huían de su guerra en Mali
La huida de las tropas francesas en 2022, empujada por la presencia de mercenarios de Putin en el Sahel, coincide con el inicio de la "crisis migratoria", convertida ya en "amenaza existencial", en una pinza de Moscú con Ucrania y España en cada extremo.
Más información: Albares se reúne con Wang, su homólogo chino, para "ahondar relaciones" en pleno ataque arancelario de Trump a Europa.
Estos días se ha discutido sobre la amenaza rusa a Europa, en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Allí es donde, en 2007, Vladímir Putin, advirtió de lo que ya está pasando, aunque nadie lo quiso ver. Un año después, comenzó sus guerras de expansión, por Georgia, pero también perfeccionó su guerra híbrida. Hoy, más de un tercio de los inmigrantes irregulares que llegan a Canarias proviene de Mali, un país en guerra civil abierta desde 2012.
El fenómeno se notó en las costas de las islas españolas desde 2022, cuando la presencia rusa en Mali hizo tan inestable el país que de él huyeron las tropas francesas. Lo que sigue es la explicación de por qué el Gobierno de España se empeñó tanto en incluir el flanco sur en las preocupaciones oficiales de la OTAN durante la cumbre de Madrid, en junio, precisamente, de aquel año: 2022.
Y de por qué Mauritania es el centro principal de las mafias del tráfico de personas, ahora que Italia y Grecia han logrado cegar en gran parte sus rutas migratorias desde ese sur africano, cada vez más convulso. Mauritania, precisamente el país con el que José Luis Rodríguez Zapatero, entonces en el Gobierno de España, inauguró en 2007 lo que parecía la mejor vía de solución: acuerdos en origen con los países de emisión y tránsito.
La Unión Europea copió el modelo de España con Mauritania en los años siguientes. Pero ahora es España la que no completa el círculo: Moncloa no ha activado los mecanismos comunitarios nacidos del desarrollo de aquella idea de hace ahora 18 años.
El Gobierno autonómico de Fernando Clavijo en las islas teme convertirse en la nueva Lampedusa. Y batalla por compartir las consecuencias, pidiendo solidaridad al resto de Comunidades Autónomas, ya que el de Pedro Sánchez se niega a solicitar la asistencia de la Comisión de Ursula von der Leyen o del Frontex.
La 'guerra híbrida'
A partir de los datos oficiales sobre la nacionalidad de origen de todas y cada una de las 46.820 personas arribadas en cayuco, patera o lancha neumática en 2024 al archipiélago, obtenidos de fuentes del Gobierno canario, EL ESPAÑOL abre el foco de la "crisis migratoria", convertida en "emergencia humanitaria". Aquí explicaremos por qué también es una "amenaza existencial".
La Rusia de Putin no sólo está en guerra abierta con Ucrania, también está en guerra híbrida con el resto de Europa. Lo hace por diversas vías, desde las tecnológicas, con ataques cibernéticos a infraestructuras esenciales, hasta la desinformación, alimentando discursos y financiando a medios y redes para sembrar discordia en (y entre) los países de la Unión Europea.
Pero también convirtiendo en arma cualquier elemento que pueda desestabilizar a Occidente.
La inmigración es uno de ellos. Lo hizo hace años por el este de la UE, jugando con los refugiados sirios que huían de la larguísima guerra civil contra el régimen del (ahora caído) dictador Bachar Asad, a quien él sostuvo. Y lo hace desde hace un par de ejercicios por el sur, con España, y concretamente por la ruta canaria de la emigración.

Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, en el desembarco de una patera rescatada por Salvamento Marítimo en el puerto de La Restinga (El Hierro).
La prueba de ello es que si alrededor del 40% de esos 46.820 migrantes llegados el año pasado a las islas lo hizo procedente de Mauritania, la realidad es que casi todos los ocupantes de esos cayucos procedían de Mali, un enorme país en el corazón de la región que lleva sumido en una cruenta guerra interna desde 2012.
Según los datos oficiales del Gobierno de Canarias, a los que ha tenido acceso este periódico, en total fueron 16.773 los malienses arribados al archipiélago el año pasado. Es decir, el 35,82% del total en el año récord de la crisis migratoria de las islas.
"Mauritania no aguanta más la presión", explica una fuente implicada en la lucha contra el tráfico de personas hacia España en África. "Fue el primer país con el que nuestro Gobierno firmó un acuerdo de colaboración sobre el terreno, en 2007".
Aquello se impulsó por iniciativa del entonces presidente Zapatero, después de la conocida como "crisis de los cayucos", cuando se descubrió la ruta canaria. En el año 2006, se pasó del "prácticamente cero" a los 31.678 irregulares arribados a las islas.
"El acuerdo con Mauritania ha funcionado muy bien hasta hace dos o tres años", continúa esta fuente. "Pero su Gobierno, muy corrupto por otra parte, ha visto cómo la vía del chantaje le funcionó a Marruecos, con la crisis de Ceuta en 2021, por un lado. Pero por otro, además, es que no puede asumir tanto refugiado que huye de Mali, y los deja salir por sus costas".
La prueba es que aunque los cayucos salgan de Mauritania, sólo 3.100 de los irregulares llegados a canarias en 2024 eran naturales de ese país: el 6,62%."Hay unas 200.000 personas esperando su turno, en campamentos clandestinos desde la frontera de Mali con Mauritania, en zonas desérticas", confirma esta fuente.
La huida de Europa
¿Qué pasó en 2022, pues, para que Canarias se haya llenado de malienses, adultos y menores no acompañados? "Lo que ha pasado es Rusia, y sus mercenarios de Wagner, que aquel año lograron el abandono de Europa", concluye esta fuente.
Concretamente, Mali sufrió dos golpes de Estado exitosos en 2020 y 2021, ambos orquestados por el ejército. Tras el primero, el Gobierno y las tropas francesas, que aseguraban el vastísimo territorio del país frente al terrorismo islamista hasta ese momento, tuvieron enfrentamientos directos. Y la junta militar exigió la salida de las tropas "colonialistas".
Las manifestaciones de protesta en las calles se llenaron de banderas rusas, y pancartas pidiéndole a Putin que salvara a su país. La sorpresa en Occidente pronto dejó de serlo, al advertir la creciente participación en la guerra tanto del mercenario ruso Grupo Wagner como de otros de origen turco.
Finalmente, llegó la huida de Europa: Francia retiró sus fuerzas del país por completo el 15 de agosto de 2022.

Manifestantes en Mali piden la intervención de los mercenarios rusos del Grupo Wagner, tras el gope de Estado de 2021.
Y Canarias pasó de recibir 15.682 migrantes ese año a 39.910 en el siguiente. Entonces, Clavijo, recién regresado al Gobierno autonómico, dejó de hablar de "crisis migratoria" y clamó por la "emergencia humanitaria" que se sufre ya, cada día, en las islas.
Otros dos países fronterizos con Mali, también con salida al mar, son los ocupantes del podio de la llegada de migrantes a Canarias durante el fatídico 2024.
De Senegal, una república mucho más estable políticamente, pero contagiada de la inestabilidad regional que alimenta Rusia, salieron 12.877 de los desembarcados en las islas españolas atlánticas, el 27,5% del total.
Nacionales procedentes de Guinea, a mucha distancia ya, fueron 4.176, es decir, el 8,92% de los nuevos inmigrantes exitosos en la ruta canaria.
La pinza
Hace ya prácticamente una década que el régimen de Moscú expandió su presencia en África, esencialmente en toda la región del Sahel.
A partir de sus alianzas con los regímenes de Argelia y Libia, Putin ha ido aumentando la influencia política rusa en la región, alimentando el odio a las viejas potencias coloniales europeas, y prometiendo una seguridad ficticia, a cambio de que sea Rusia la nueva colonizadora... a través de la explotación de sus recursos naturales, y de una aparente independencia política.
Por la vía de los hechos, el recién regresado a la Casa Blanca, Donald Trump, está contribuyendo a una pinza rusa sobre Europa occidental: el estadounidense advierte de que sus intereses están en el Indo-Pacífico, para confrontarse con quien le discute la hegemonía mundial, que no es Rusia, sino China. Y le dice a Europa que se ocupe de sus asuntos
Pero la UE nunca había necesitado protegerse, desde el final de la II Guerra Mundial. Había confiado su paraguas de disuasión al amigo americano. Ahora en retirada de un teatro de operaciones que le da poco ya y le exige demasiado, en opinión de Trump, Washington está ofreciéndole a Moscú paz por territorios en Ucrania.

Pedro Sánchez saluda al entonces presindete de EEUU, Joe Biden, en la cumbre de la OTAN en Madrid, en junio de 2022.
Y mientras su presidente, Volodímir Zelenski, se pregunta en alto por qué Europa no le ofrece un ejército... la UE carece de unidad interna para darle eso, porque no se lo ha dado nunca a sí misma.
España, único país europeo con frontera terrestre en África, "tiene el encargo estratégico, en el seno de la OTAN, de asegurar el eje Canarias-Estrecho-Baleares", según explica una fuente que ocupó un alto cargo en la Alianza Atlántica. Pero no sólo es el aliado que menos contribuye, con un 1,28% de su PIB dedicado al gasto militar, sino que "invierte más en su Ejército de Tierra, inútil para la OTAN, que en la Armada".
Además, se niega a sacar sus barcos a patrullar la defensa de las fronteras marítimas en las islas, añade este alto funcionario, "por cuestiones de política interna". Es decir, porque los socios políticos del Gobierno, en minoría, se lo impedirían.
Por otro lado, el Ejecutivo de Sánchez rechaza la asistencia de Frontex, que ha ofrecido 3.000 agentes y sus barcos para hacer ese trabajo.
Como consecuencia, España se evita evidenciar una debilidad marítima de la que se le acusa en Bruselas (sede de la UE y de la OTAN), pero abre la vía migratoria canaria, donde la inestabilidad política que está causando la crisis —negociaciones rotas entre el Gobierno y la oposición, decretazos para el reparto de menas...— evidencia el éxito de la guerra híbrida rusa.
"Trump nos incluyó entre los BRICS aquel día adrede", concluye una fuente diplomática. "Y ahora le damos la razón haciéndole guiños a China".