
Pedro Sánchez, de espaldas, responde a Alberto Núñez Feijóo, este miércoles en la sesión de control al Gobierno en el Congreso.
Sánchez lleva a Bruselas un plan de Defensa y ayuda a Ucrania de espaldas al Congreso y con parte de su Gobierno en contra
El presidente envió una carta a Von der Leyen reclamando "un sistema similar" al de la Covid y pacta un 'non-paper' acordado con Finlandia. Pero evita a las Cortes, donde sólo le podría apoyar el PP.
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Pedro Sánchez lleva hoy a Bruselas su compromiso de apoyo a Ucrania, con pruebas contantes y sonantes, los 1.000 millones que anunció en su última visita a Kiev.
También acude con propuestas sobre el incremento de gasto en Defensa... pero sin someterlo al Congreso. Evita así la ruptura con su socio minoritario de Gobierno, Sumar, y la oposición de sus aliados de investidura, que le abocaría a buscar el único apoyo posible, el del Partido Popular.
Para no debilitar su posición con un debate que evidenciaría su necesidad de apoyarse en Alberto Núñez Feijóo, el presidente acude al Consejo Europeo incluso sin informar de nada a la Cámara. Ni de cuánto, ni de cuándo, ni de cómo, ni de en qué querría invertir las decenas de miles de millones de euros que exigen los socios y aliados de España.
Es más, el presidente del Gobierno insistirá en "una verdadera financiación europea" de la futura Europa de la Defensa. Sánchez pretende aprovechar que en esta cumbre de jefes de Estado y de Gobierno se abordará "por primera vez" la discusión sobre el nuevo Marco Financiero Plurianual (MFF).
Así se lo transmitió Sánchez a Ursula von der Leyen en una carta que le envió el pasado 4 de marzo, tal como ha confirmado este diario en fuentes comunitarias.
El jefe del Ejecutivo español pondrá sobre la mesa una revisión de la última propuesta de la presidenta comunitaria "para que sí haya transferencias a fondo perdido" a los Estados miembros "y no únicamente préstamos", como plantea la Comisión.
Y además buscará que el próximo MFF replique el modelo de los fondos de recuperación NextGeneration para financiar el gasto en Defensa de los países de la Unión.
"La seguridad y la defensa son bienes públicos esenciales", expresa Sánchez en la misiva, "sólo a través de la unidad y el coraje de los Estados miembros se podrá avanzar hacia una Europa más soberana y preparada", añade. Y para ello, sugiere "la movilización de un sistema de deuda mancomunada similar al adoptado tras la covid-19".
Alianzas en la UE
El presupuesto a largo plazo de la Unión marca las prioridades políticas comunitarias. Y en el caso del que abarcará el periodo 2028-2034, el presidente del Consejo, el portugués António Costa, ha querido abrir ya la discusión sobre de los "nuevos recursos".
Se adelanta así a la propuesta que debe hacer la Comisión "antes del verano" para que los líderes le puedan marcar el camino al Ejecutivo comunitario.
La agenda para la reunión la marca la carta que Costa remite a los Veintisiete una semana antes. Y en la de esta ocasión, les pide un ejercicio de "responsabilidad colectiva" para "responder a los desafíos que enfrentamos".
El político portugués sí habla de aumentar los llamados "recursos propios" de la Unión "para cumplir los objetivos que la UE se ha marcado".
Pero deja abierto el modelo. Ni habla de nuevas emisiones de deuda ni cita el modelo que, hasta hace un par de meses, parecía la única vía de aumentar el músculo financiero de la Unión: duplicar las contribuciones de cada Estado miembro, basadas en la renta nacional bruta, cuyo tope hoy es del 1,40%.
Ahí es donde Sánchez quiere entrar, a través de un documento que llevará a la reunión, negociado con Petteri Orpo, el primer ministro finlandés, a quien visitó hace una semana en Helsinki.
Fuentes de Moncloa confirman que el non-paper estaba ultimándose todavía este miércoles. Pero sus líneas básicas son que España defenderá que los países del norte y del este puedan acceder a recursos financieros a fondo perdido. A cambio, este país nórdico, el que más kilómetros de frontera con Rusia tiene que defender dentro de la UE, se compromete con "el flanco sur" de la Unión.
Es decir, con las amenazas que provienen del Sahel, también convulsionado por la presencia de mercenarios rusos y del yihadismo.
"El muro" en España
En Europa, Pedro Sánchez busca alianzas y sabe hallarlas. Incluso con jefes de Estado o de Gobierno de derechas, como Orpo, o muy de derechas, como sus aliados de Gobierno, el ultraderechista Partido de los Finlandeses.
En España, sin embargo, mantiene "el muro". Cuando sus socios independentistas, nacionalistas o de izquierda radical le dan la espalda, el presidente soslaya el Parlamento. Así acudirá este jueves al Consejo de Bruselas, con ese pacto bajo el brazo sellado hace una semana en Helsinki y sin pasar por el Congreso ni siquiera para informar.
Lo llamativo es que, mientras Sánchez esté reunido con sus colegas de los Veintisiete, la Cámara Baja estará celebrando la primera votación sobre su plan de Defensa y ayuda a Ucrania. Y previsiblemente, el líder socialista perderá la votación, aunque objetivamente no se pueda decir así, ya que la iniciativa que se somete al Congreso es del Partido Popular.
Nadie sabe a ciencia cierta qué va a proponer el presidente en Bruselas, a qué se va a comprometer, y con qué instrumentos e ideas va a negociar. A pesar de que el pasado jueves pasaran por Moncloa los líderes de todas las formaciones con representación en el Congreso, excluida Vox e incluida Bildu, cuya portavoz fue recibida por primera vez en la historia en Presidencia.
Nadie lo sabe porque a ninguno de los allí convocados les explicó nada Sánchez. En la escasa media hora con la que despachó a cada uno, el presidente del Gobierno se limitó a hacer una exposición de temas y a escuchar las propuestas u objeciones de sus interlocutores.
El PP, único que se ha mostrado dispuesto a apoyar el incremento del gasto en Defensa y a mantener, e incluso reforzar, el apoyo a Ucrania, trató de evitar esta circunstancia.
Los de Feijóo registraron, hace casi un mes, una solicitud urgente de comparecencia de Sánchez ante el pleno. Pero Moncloa retrasó cualquier ración de cuentas a la semana que viene, miércoles 26 de marzo, cuando Sánchez ya habrá tenido que negociar y acordar en el Consejo de este jueves.
Ante el compromiso incumplido del 2% del PIB en inversión militar, y a la vista de que tanto la OTAN, por boca de Mark Rutte, como la Comisión Europea, en palabras de Von der Leyen, ya hablan del 3,5%, ¿cómo va a ser la "aceleración" que ha prometido Sánchez?
Él mismo anunció, tras la ronda del jueves pasado, que ni siquiera el día 26 en el Congreso la detallará. Ni cantidades, ni plazos, ni partidas: "Lo que tenga que pasar por el Parlamento, pasará; pero de lo que tenga que ver con la gestión del Gobierno se encargará el Gobierno", aclaró.
Y sugirió que no daría cuenta de todo esto hasta la cumbre de la OTAN de junio, en La Haya.
¿Confirmaba, así, su advertencia del pasado septiembre, cuando en un Comité Federal del PSOE avisó de que estaba dispuesto a agotar su mandato "con o sin el concurso del Legislativo"?
Eso es lo que teme Feijóo: "Creo que o no tiene un plan, o no lo puede hacer, o no lo sabe hacer... pero salgo de Moncloa con la sospecha de que tiene la tentación de hurtarle la información a los españoles y el debate a las Cortes Generales".
¿Comprometerá "decenas de miles de millones" de los españoles "para las próximas décadas", sin pasar por el Congreso? ¿Lo hará sin presentar siquiera unos Presupuestos en toda la Legislatura? ¿"Improvisando", pues, "cambios en las partidas ya existentes y, por tanto, "sin dotar presupuestariamente" esos compromisos para años venideros?
Las comillas forman parte de las denuncias de Feijóo en las últimas semanas. Pronunciadas en las Cortes, en ruedas de prensa, en sus reuniones con el inminente canciller alemán, Friedrich Merz, y la propia presidenta de la Comisión. Y repetidas a la salida de su reunión en Moncloa con Sánchez.
Para intentar recabar esa información ante el Parlamento, el PP forzó también la comparecencia de Margarita Robles, este miércoles, a través de una interpelación urgente a la ministra de Defensa sobre la nueva programación militar de la defensa y el nuevo concepto de seguridad y defensa de su Gobierno.
Después del retiro de líderes europeos de febrero, las cumbres informales de París, Kiev y Londres, el Consejo extraordinario de marzo y la nueva reunión telemática convocada por Keir Starmer, primer ministro británico, el pasado fin de semana, se sabe más por los líderes extranjeros de los planes de seguridad de España, la UE y la OTAN que por el presidente del Gobierno.
Y esa "anomalía democrática" se la afean los socios de coalición, los aliados que lo invistieron y la oposición.