Identifican la ruta verde que usó el 'Homo sapiens' para salir de África: hoy es un desierto
Un nuevo estudio de sedimentos y materiales líticos recuperados en tres wadis del desierto de Jordania confirma que los humanos modernos atravesaron esa zona hace unos 84.000 años.
5 octubre, 2023 01:43Aunque el origen primigenio del Homo sapiens se sitúa en África, queda mucho menos claro cuándo y por qué los humanos anatómicamente modernos se marcharon hacia Eurasia. En base a la combinación de una serie de yacimientos arqueológicos datados, estudios de ADN antiguo y análisis paleoambientales, los investigadores especulan sobre que esta dispersión se produjo durante múltiples episodios acontecidos entre hace unos 130.000 y 60.000 años.
Y barajan dos caminos posibles. El primero, una ruta marítima cruzando el estrecho de Bab el-Mandeb, en el extremo sur de la península arábiga, que habría tenido una anchura de 5-15 kilómetros en periodos con bajos niveles de mar. En su hipotético viaje habrían atravesado esa región, que entonces tenía lagos y ríos, para dirigirse hacia el oeste de Asia —de hecho, en la parte suroeste del desierto de Nefud se hallaron hace unos años huellas de sapiens de hace 120.000 años—. El otro sería un camino terrestre a través de la península del Sinaí hasta el Levante, la zona que comprende aproximadamente la moderna Palestina, el Líbano, Jordania, Siria e Israel.
Un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista Science Advances por un equipo internacional de científicos arroja nueva luz sobre las condiciones medioambientales y la cronología de esta migración humana desde África durante el último periodo interglacial, hace unos 80.000 años. Una serie de muestras de sedimentos recuperadas en tres sitios del valle del Rift, al sur de Jordania, han confirmado que existió "un corredor bien abastecido de agua", una ruta verde que facilitó la dispersión de los sapiens hacia Eurasia.
Los sedimentos estudiados en el laboratorio conservaban todavía materia orgánica, arenas fangosas y marga, una roca típica de los fondos de lagos salinos o antiguos mares. En el wadi Garandel —un valle seco que hace miles de años habría estado lleno de agua—, uno de los sitios estudiados, los investigadores también han documentado tres herramientas de piedra.
Estas piezas —en realidad la capa estratigráfica donde fueron halladas— han sido datadas mediante técnicas de luminiscencia, un método que establece cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que un sedimento estuvo expuesto a la luz solar. Los resultados han desvelado que fueron usadas aproximadamente hace unos 84.000 años y luego abandonadas y sepultadas por el paso del tiempo en la orilla del wadi.
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"Durante mucho tiempo se ha pensado que cuando el nivel del mar era bajo, los humanos usaron una ruta por el sur, vía el mar Rojo desde el cuerno de África, para llegar al suroeste de Arabia. Sin embargo, nuestro estudio confirma que existió un pasaje muy transitado en el norte, a través de la única ruta terrestre de África a Eurasia", explica Paul Carling, profesor de Geomorfología en la Universidad de Southampton y uno de los autores del artículo. Los investigadores consideran que este trabajo refrenda la "relación íntima" entre el cambio climático, la supervivencia humana y las migraciones.
"Las nuevas evidencias publicadas —añade el experto— son una pieza clave del puzle que muestra que los humanos se dispersaron usando una ruta septentrional: utilizaron pequeñas zonas de humedales como bases mientras cazaban abundante fauna en los pastizales más secos. Aunque estudios previos habían buscado grandes lagos como abrevaderos, en realidad los pequeños humedales fueron muy importantes como puntos intermedios durante la migración".
Mahmoud Abbas, investigador de la Universidad Shantou (China) y autor principal del artículo científico, añade: "El Levante actuó como un corredor lleno de agua para los humanos anatómicamente modernos en su dispersión fuera de África durante el último interglacial, y ahora hemos demostrado que eso fue lo que ocurrió con la zona del valle del Rift. Los datos paleohidrológicos del desierto de Jordania mejoran nuestra compresión de cómo era el medioambiente en esa época. En vez de un desierto árido, los pastos de sabana habrían proporcionado unos recursos muy necesarios a los humanos para sobrevivir durante su viaje hacia el suroeste de Asia y más allá".