El rey Alfonso XIII condecora a Ramón Franco y a los otros aviadores del 'Plus Ultra' en el aeródromo de Cuatro Vientos.

El rey Alfonso XIII condecora a Ramón Franco y a los otros aviadores del 'Plus Ultra' en el aeródromo de Cuatro Vientos. BNE

Historia

El vuelo del terror del hermano de Franco para bombardear el Palacio Real con Alfonso XIII dentro

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Francisco Franco, por entonces director de la Academia Militar de Zaragoza, estaba indignado por la rebelión de la guarnición de la diminuta ciudad de Jaca, en el Pirineo aragonés. Así se lo hizo saber a su amigo y compañero africanista, el coronel José Enrique Varela Iglesias, en una carta remitida a finales de diciembre de 1930. Pero lo que realmente le molestaba no era la intervención del Ejército en política, sino que los políticos republicanos hubiesen intentado involucrar a algunos mandos castrenses progresistas en un complot que buscaba prender un pronunciamiento contra la monarquía

Como desvela Paul Preston en El gran manipulador (Debate), Franco, imbuido de un nuevo carácter cosmopolita tras un periodo de estudio en la escuela militar francesa de Saint Cyr, comentaría que en Europa no "conciben estos pronunciamientos que tantas desdichas causan al país". Y añadía: "Parece mentir también que los hombres públicos que se dicen amantes de la libertad y demócratas fomenten en el Ejército los pronunciamientos. Lo de Jaca es un asco. El Ejército está lleno de cucos y de cobardes... ¡Qué limpia necesita nuestro Ejército!".

El futuro dictador denunciaba en su escrito a los elementos más republicanos que había dentro de los cuerpos de Artillería e Ingenieros. Lo llamativo es que en este sector ideológico se encuadraba su hermano Ramón Franco, un impulsivo as de la aviación que había saltado a la fama por el épico vuelo del hidroavión Plus Ultra entre España y Argentina en 1926 durante la guerra de Marruecos se había convertido en un piloto verdaderamente experto, realizando más de 150 operaciones aéreas

Momento en el que el 'Plus Ultra' sobrevuela la bahía de Buenos Aires.

Momento en el que el 'Plus Ultra' sobrevuela la bahía de Buenos Aires. Wikimedia Commons

Ante la caída de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y el sentimiento antimonárquico que invadía a políticos, intelectuales y clases populares, la conjunción de republicanos y socialistas puso en marcha una insurrección militar organizada por un comité revolucionario y apoyada en las calles por una huelga general de las organizaciones obreras.

La fecha fijada para el levantamiento sería el 15 de diciembre, pero a las cinco de la mañana del día 12 un grupo de militares liderados por los capitanes de infantería Fermín Galán, héroe de la Legión, y Ángel García Hernández sublevaron a la tropa de Jaca, detuvieron al gobernador militar y a sus colaboradores y ocuparon los centros de teléfonos, correos y la estación de ferrocarril. En los combates registrados en esas horas iniciales mataron a un sargento de la Guardia Civil y a dos carabineros. Tras proclamar la República desde el Ayuntamiento, organizaron dos columnas en dirección a Zaragoza, pero fueron detenidos. Ambos cabecillas, sometidos a un consejo de guerra sumarísimo, acabaron fusilados.

El rey Alfonso XIII y Juan de la Cierva en el aeródromo de Cuatro Vientos.

El rey Alfonso XIII y Juan de la Cierva en el aeródromo de Cuatro Vientos. BNE

Los movimientos del día 15 también resultarían un fracaso. Uno de los principales objetivos consistía en apoderarse del aeródromo madrileño de Cuatro Vientos, tarea que recayó, entre otros, en Ramón Franco y Gonzalo Queipo de Llano, otro crítico de Primo de Rivera y conspirador para derribar la monarquía. Lo lograron por unas horas, lo que les permitió lanzar unas octavillas sobre la capital llamando a la insurrección y anunciando la proclamación de la República.

Según relató el propio piloto en Madrid bajo las bombas (Zeus, 1931), su avión Breguet 19 transportaba además algunas bombas que un teniente había logrado sustraer del polvorín de Retamares. El objetivo era bombardear el Palacio Real, donde se encontraba Alfonso XIII y el resto de la familia real —sus dos hijas reconocerían años más tarde haber pasado mucho miedo durante esos instantes de incertidumbre. Pero al sobrevolar la plaza de Oriente, Ramón Franco se dio cuenta de que no había agitación en las calles, sino simplemente niños jugando, distraídos de los acontecimientos que les rodeaban. Quizá fue una justificación para esconder que sus amenazas de magnicidio no eran más que propaganda.

Ramón Franco, a la derecha, durante unas celebraciones militares.

Ramón Franco, a la derecha, durante unas celebraciones militares. Wikimedia Commons

Queipo de Llano, por su parte, trató de alcanzar los cuarteles de Campamento con una columna de insurrectos, si bien se vio forzado a retornar al aeródromo al salir a su paso las tropas que había enviado el Gobierno para sofocar el alzamiento, comandadas por el general Orgaz y que disponían de carros de combate. Ante el intento frustrado del bombardeo del Palacio Real y cercados por los militares leales, los sublevados huyeron hacia Portugal en tres aviones que despegaron de Cuatro Vientos

"Los socialistas no fueron a la huelga porque creían que los militares no darían finalmente el paso y los militares comprometidos vacilaron porque pensaban que les faltaba el vital apoyo de la huelga y de las manifestaciones en las calles. Mientras todo eso ocurría, habían sido detenidos la mayoría de los miembros del comité revolucionario", explica Julián Casanova en República y Guerra Civil, octavo volumen de la Historia de España (Marcial Pons) dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. "No sería una insurrección la que finalmente traería la República".

En el juicio iniciado el 12 de marzo de 1931 contra los participantes en la sublevación, la fiscalía pidió para la mayoría pena de muerte o cadena perpetua. Sin embargo, el advenimiento del nuevo régimen republicano dejó este proceso en nada gracias a un indulto. Ramón Franco regresó a España tras pasar por Francia y Bélgica y fue nombrado jefe superior de Aeronáutica. En las elecciones de junio de 1931 salió diputado por Sevilla y Barcelona tras fracturarse una pierna durante la campaña electoral al hundirse un estrado. Durante el primer Gobierno de Lerroux se reintegró en la Aviación Militar y luego fue destinado a la embajada española de Washington como agregado aéreo.

Allí le sorprendió el golpe de Estado y el 6 de octubre de 1936 renunció a su cargo, viajó en barco a Lisboa, entró en España por Salamanca y se presentó ante sus hermanos Francisco y Nicolás. Al mando de la Aviación de Baleares, el 28 de octubre de 1938 cayó al mar poco después de despegar en una acción de ataque sobre el puerto de Valencia. Su cadáver no sería recuperado hasta el día siguiente.