Mujer comiendo.

Mujer comiendo. Istock.

Salud y Bienestar

Ni ejercicio ni dieta: el sencillo hábito que recomiendan los expertos en España para adelgazar 'sin esfuerzo'

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El ejercicio y la dieta son dos aspectos fundamentales de cara a llevar una vida saludable y, sobre todo, si buscamos adelgazar. Es prácticamente imposible perder peso si ignoramos ambos; sin embargo, los expertos cada vez están más convencidos de que hay factores que también interfieren entre medias.

La correcta hidratación o el descanso son dos de los motivos que se han correlacionado con la pérdida de peso en los últimos años. Pero además, comer despacio también. La mayoría de los españoles comen demasiado rápido y como resultado, ingieren demasiadas calorías antes de darse cuenta de que están saciados.

Cada vez son más estudios los que confirman que comer despacio está relacionado con la pérdida de peso, y no solo eso, sino que mejora el placer de la experiencia de comer e, incluso, nos ayuda a mantenernos hidratados, ya que prestamos atención a otro tipo de detalles, como la señal de que tenemos sed.

Los beneficios de comer despacio

Es sumamente importante mejorar los hábitos alimentarios durante las comidas sin cambiar las técnicas de alimentación. Esto no significa que si comemos mal, pero lo hacemos lentamente, lograremos adelgazar; sino que si una dieta equilibrada la combinamos con unas técnicas efectivas, los resultados serán doblemente beneficiosos.

Varios estudios poblacionales han indicado una asociación entre la velocidad de alimentación y el peso corporal. Una investigación reciente presentada en una reunión de la Asociación Norteamericana para el Estudio de la Obesidad demostró que los hombres y mujeres con sobrepeso consumían menos calorías cuando disminuían su ritmo de alimentación habitual.

Además del anterior, otro estudio japonés reciente en el que participaron 1.700 mujeres jóvenes concluyó que comer lentamente daba como resultado una sensación de saciedad más rápida y, por lo tanto, una menor ingesta de calorías a la hora de comer.

La relación entre la lentitud al comer y la pérdida de peso se debe a varios factores relacionados con la forma en que el cuerpo y el cerebro regulan el hambre y la saciedad. Cuando comes de manera pausada, das tiempo a tu cuerpo para que envíe las señales de saciedad al cerebro.

El cerebro tarda aproximadamente 20 minutos desde el momento en que comienza a comer para enviar señales de saciedad. Comer con calma le da tiempo suficiente para que su cerebro envíe la señal de que está lleno.

Al tardar alrededor de 20 minutos en llegar, hasta ese entonces no somos conscientes de que estamos llenos, por lo que es más probable que consumamos más alimentos de los que realmente necesitamos.

Mujer comiendo.

Mujer comiendo. Istock.

Por otra parte, si comemos más despacio, estamos permitiendo que estas señales funcionen correctamente y nos ayuden a detenernos en el momento justo y, sobre todo, antes de haber ingerido un exceso de calorías.

Al masticar más los alimentos y tomarnos tiempo para disfrutar de cada bocado, ayudamos a la digestión. Los alimentos bien masticados son más fáciles de descomponer en el estómago y el intestino, lo que puede mejorar la absorción de nutrientes y reducir problemas como la hinchazón o el malestar digestivo.

Este proceso también está relacionado con una mejor percepción de los sabores, lo que puede hacer que nos sintamos más satisfechos con una porción más pequeña

Esto promueve una alimentación más consciente y reduce la probabilidad de comer en exceso o de hacerlo por razones emocionales, ya que somos más conscientes de nuestras necesidades reales en lugar de actuar por impulso.

Además de los beneficios, en los estudios también se encontró que aquellos voluntarios que comieron más lentamente, tuvieron mucho más tiempo para beber antes de terminar la comida. El mayor consumo de agua puede contribuir a la saciedad.

Cómo comer lentamente

Lo cierto es que, a pesar de todos los beneficios, comer despacio y en bocados más pequeños puede resultar muy difícil, sobre todo cuando estamos hambrientos o tenemos prisa; sin embargo, los expertos tienen una serie de recomendaciones para conseguirlo.

Uno de los más efectivos es normalizar las comidas regulares y, por tanto, nunca dejar pasar más de cuatro horas entre ellas. Podemos implementar "descansos" para alimentarnos en nuestro día, unos 15 minutos para ingerir algún snack y recuperar energías.

Otros trucos consisten en alejarnos de la mesa, optar por pequeñas pausas, ir a llenar la botella de agua, elegir un vaso más grande, dejar el segundo plato en la cocina y un sinfín de acciones que podemos realizar para ralentizar nuestro hábito.