Bolsonaro o Haddad: Brasil vota dividido “entre el discurso que agrada y el miedo que aterra”
- Los brasileños eligen a su presidente en las elecciones más polarizadas de la historia. Bolsonaro, el candidato ultraderechista y ganador de la primera vuelta, es el favorito.
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Después de este domingo ya no hay marcha atrás. El ganador de la segunda vuelta subirá la rampa del Palacio del Planalto y será el presidente de Brasil en los próximos cuatro años. Los sondeos dan la victoria clara a Jaír Bolsonaro, el candidato de ultraderecha ganador de la primera vuelta, un excapitán del Ejército, nostálgico de la dictadura y con un discurso racista, homófobo y misógino. Él es el favorito, con 56% de la intención de voto, frente a un 44% de Fernando Haddad, el candidato del Partido dos Trabalhadores (PT), llamado a sustituir a Lula tras su prisión.
Cuando los brasileños salgan a las urnas, su voto estará empujado por el miedo y su función será decidir cuál de los candidatos es el mal menor para el país. “Brasil está dividido entre el discurso que agrada y el miedo que aterra. Cada uno de los candidatos construye un miedo diferente y un discurso para darle solución. Está el miedo al PT y a la corrupción en la visión de Bolsonaro, y el miedo al fin de la democracia y el ataque a los derechos individuales en la perspectiva de Haddad. Más que elegir a uno de los aspirantes, el voto del domingo está centrado en el miedo a todo lo que simboliza el candidato contrario”, analiza Humberto Dantas, politólogo e investigador de la Universidad de São Paulo.
En las últimas semanas, Haddad ha conseguido recortar distancias con Bolsonaro en unos seis puntos, pero la victoria del ultraderechista parece inevitable. “El escenario se ha equilibrado pero no lo suficiente. Creo que ganará Bolsonaro, por un margen de 10 puntos. Quizás, con algo más de tiempo, Haddad pudiese remontar pero así lo veo muy improbable”, prevé el analista.
Las últimas acciones de campaña del petista han estado centradas en la posible remontada, algo que jamás ha pasado en la historia electoral de Brasil. Pero, sin el apoyo de los demás candidatos que no han accedido al balotaje, la misión de Haddad es muy complicada. “El antipetismo es un fenómeno tan intenso que los demás partidos no están dispuestos a hacer campaña por Haddad y prefieren mantener las distancias. Se posicionan en contra de Bolsonaro, dicen que es un peligro para la democracia, pero son incapaces de apelar directamente al voto en el PT”, explica Dantas.
Cambio de estrategia
Consciente de este escenario, el PT ha dado un giro en su estrategia electoral. Si, en un primer momento, el partido utilizó el slogan ‘Haddad es Lula’ para capitalizar los votos del dirigente encarcelado, después de la primera vuelta hubo la necesidad de separar ese binomio y dar a Haddad una entidad propia.
El candidato dejó entonces de visitar a Lula en la cárcel cada semana, y en una entrevista reciente Haddad ensayó un mea culpa por los casos de corrupción en el PT. “¿Hubo delito? En mi opinión creo que sí. Los culpables deben pagar por ello de manera ejemplar”, dijo en una entrevista, destacando que el problema no es endémico del PT y que “las pruebas son contra las personas y no los partidos”, en un intento de borrar la imagen de partido corrupto.
“Era la única estrategia posible. En la primera vuelta Haddad necesitaba esa identificación con Lula para conseguir transferir esos votos. Cambia el discurso en la recta final porque ha conseguido que parte del electorado identifique a Bolsonaro como una amenaza a la democracia, y para conseguir esos votos necesita apartarse de Lula”, cuenta el politólogo.
Haddad espera un milagro. Este mismo sábado el candidato hablaba de un posible video de apoyo de Ciro Gomes que, de aparecer, inclinaría la balanza a su favor. No es imposible, pero sí improbable. “Ciro Gomes está a otro nivel, se está preparando para ser la principal fuerza de la izquierda en 2022 y no quiere echarlo a perder con el apoyo al PT”, dice Dantas.
"El error de la dictadura fue torturar y no matar"
En el otro lado de la contienda, Bolsonaro permanece atento a la subida de la intención de voto de su adversario. La trama de fake news en whatsapp, financiada por empresarios afines al ultraderechista, y las salidas de tono de su hijo, al decir que “un soldado basta para tumbar el Supremo” en el caso de que el tribunal invalidara la candidatura de su padre, han obligado a Bolsonaro a moderar su discurso.
Saber hasta que punto es sincera esa moderación es muy difícil, sobre todo en un candidato que, a lo largo de los años, ha sembrado un discurso de odio por las minorías, desprecio por las mujeres y orgullo por la dictadura militar de 1964-1985. “El error de la dictadura fue torturar y no matar”, “mis hijos jamás se enamorarían de una mujer negra porque están bien educados”, “prefiero un hijo muerto a un hijo gay”, son algunos de sus comentarios. A una diputada del Congreso le espetó que “jamás te violaría porque eres demasiado fea y ni eso te mereces”, frase por la que ha tenido que responder en los tribunales.
Su discurso, contradictorio y vacío de propuestas, se ha centrado en demonizar al PT, culparle de una de las peores crisis económicas del país y de la corrupción endémica de Brasil. “Es el candidato a la contra y no necesita construir nada, sólo decir que todo está mal y que él lo va a cambiar, aunque ni siquiera sea coherente. Bolsonaro está a favor de la familia y en contra de la falta de valores de la sociedad, Bolsonaro está a favor de armar a la población y en contra de la violencia establecida, Bolsonaro está a favor de los símbolos nacionales y en contra de todo lo que representa la izquierda. Y así, con todo”, dice. “Si coges a sus electores, incluso a gente preparada y con estudios, y les pides que te den cinco razones para votarle, te dirán seis veces que representa la lucha contra el PT y nada más”.
En una sociedad tan polarizada como es la brasileña a día de hoy, se teme el día después de las elecciones. Tras la primera votación, se desató un ola de violencia contra los opositores del candidato, centrada principalmente en las minorías: negros, homosexuales y transexuales. “Espero que, tras los resultados, los discursos de los candidatos sean mínimamente decentes, que acepten la derrota, feliciten al ganador y sigan adelante. La sociedad está enfrentada, hay mucha incertidumbre, miedo en el aire y necesitamos apaciguar todo esto.”, avisa Dantas. “No podemos, después de una elección de polos tan opuestos, iniciar una guerra”.