
Donald Trump y Benjamin Netanyahu se estrechan la mano a la entrada de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos.
Trump sorprendió a Netanyahu con su propuesta para el control de Gaza justo antes de anunciarlo juntos ante la prensa
El primer ministro israelí regaló al presidente de EEUU un busca de oro, en recuerdo de la 'operación Pager', que acabó con los líderes de Hezbolá el pasado septiembre. Trump le dedicó una foto juntos: "A Bibi, un gran líder".
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"Benjamin Netanyahu no sabía nada al entrar en el despacho oval, es más, hasta que no se quedaron solos él y Donald Trump, el presidente de Estados Unidos no le dijo nada... 'Oye, Bibi, voy a decir esto luego ante la prensa', le advirtió".
¿Vaciar Gaza de gazatíes y convertirla, bajo el mando de EEUU en una especie de resort turístico? El primer ministro de Israel no podía creerlo, porque eso era sólo una fantasía de sus ministros más extremistas, filtrada alguna vez a la prensa adepta.
Y rechazada por "imposible", por "inmoral" y por innumerables otras razones, todas redundantes en el "frágil equilibrio de Oriente Próximo".
El miércoles a primera hora, España y todo este lado del Atlántico se despertaron con los medios abriendo con titulares que parecían venir de un mundo irreal. "Trump propone que EEUU 'tome el control de Gaza' y desplazar a los palestinos tras reunirse con Netanyahu. El presidente estadounidense dice que convertirá la franja en 'la Riviera' de Oriente Próximo".
Y efectivamente, el líder del mundo libre había sorprendido a todo el mundo, incluido a su interlocutor, Netanyahu.
La cara del primer ministro de Israel, ubicado a su lado en la sala de prensa de la Casa Blanca, mostraba satisfacción en ese momento, lo mismo que minutos antes había sido la viva imagen de la estupefacción.
Así lo revela la prensa de su país y ha podido confirmar este diario en fuentes conocedoras de las circunstancias en que se celebró la primera reunión con un mandatario extranjero del segundo mandato de Trump.
Pero hubo aún otra anécdota de la conversación cara a cara de más de una hora que ambos mantuvieron en los sillones del despacho oval.
Suena cariñoso lo de Bibi, pero así le llaman hasta sus detractores.
Ocurre que hace ya casi 30 años que fue primer ministro por primera vez. Y luego, Netanyahu lleva casi 20 años ocupando el poder en su país, con breves salidas del Gobierno. La relación con el oligarca estadounidense fue tensa por momentos en el primer mandato de Trump, pero el mundo ha cambiado tanto en esta mitad de década de los años veinte, que ahora son "mejores amigos".
Por eso, Bibi convirtió el gesto diplomático de llevarle un regalo al anfitrión en toda una declaración de fuerza. El mandatario israelí le entregó a su amigo Donald un busca de oro, en recuerdo de la audaz operación contra Hezbolá de los servicios secretos de su país, los pasados 17 y 18 de septiembre:
"Para el presidente Donald J. Trump, nuestro mayor amigo y aliado", se lee en la peana, junto al nombre del primer ministro.
Una cita histórica
Ésta es la historia de una reunión histórica, pase lo que pase al final con Gaza, ahora bajo un alto el fuego precario que sólo busca, según fuentes diplomáticas del país de los judíos, "que vuelvan todos los secuestrados a casa, y hallar la mejor solución para que Hamás nunca vuelva a gobernar la franja".

El busca de oro regalado a Donald Trump por Benjamin Netanyahu, en su visita al despacho oval.
Lo que aquí se relata está basado en lo conocido por estas fuentes citadas del entorno de la diplomacia israelí, lo desvelado por algún periodista presente en la Casa Blanca y otras fuentes conocedoras.
Al inicio del encuentro, celebrado en la noche del martes al miércoles, hora española, Netanyahu, le regaló Trump el citado beeper de oro, la piedra preciosa que más valora el presidente y empresario estadounidense, junto a otro normal, del mismo modelo que el utilizado en la llamada Operación Pager que sacudió al Líbano el pasado septiembre.
"Fue una gran operación", espetó admirado Trump, "maravillosa, un éxito".
Antes de revelarle a Netanyahu sus planes de turismo paradisiaco en Gaza, el presidente estadounidense le entregó una foto firmada, tomada minutos antes, al inicio de la visita, cuando aún se encontraban el vicepresidente JD Vance y miembros de la comitiva israelí.
"A Bibi, un gran lider".
Trump regaló los oídos de su huésped pronunciándose contra "las cloacas" del Estado israelí, a las que calificó de "estúpidas" por arrastrar a su amigo, el primer ministro, "tres veces por semana a audiencias judiciales mientras libra una guerra que está cambiando la faz de Oriente Próximo".

Donald Trump posa junto a Benjamin Netanyahu, al que le dedicó esta foto: "A Bibi, un gran líder".
La primera sensación de sorpresa entre la delegación de Netanyahu se tornó en enorme satisfacción, una vez acabada la jornada en la Casa Blanca. Según fuentes conocedoras, el Gobierno de coalición israelí sigue tan dividido como antes de la visita. Pero el refuerzo exterior venido de Washington empequeñece las cuitas a meros asuntos internos.
La propuesta de vaciar Gaza y reconstruirla "bajo el control de Estados Unidos" convierte los sueños de los más extremistas miembros de ese Ejecutivo en un proyecto compartido con el país más poderoso de la tierra.
Y, de algún modo, legitima al primer ministro ante su pueblo: van a volver los rehenes, al norte Hezbolá está descabezado, al sur Hamás también, han callado los misiles, y ahora hay "un plan" más allá de "esa quimera de los dos Estados".
Y quedan casi dos años de mayoría asegurada en el Congreso de EEUU con un Trump decidido a marcar diferencias para "liderar cambios históricos" que el Gobierno de Netanyahu no quiere "desaprovechar".
A la salida de la visita, un funcionario israelí explicó al diario Maariv: "Hoy, todo el mundo entiende que tratar de derrocar a un Gobierno de derechas en Israel, cuando Trump es presidente de EEUU, es una irresponsabilidad nacional y un golpe fatal al bando de la derecha".
Y en el entorno diplomático de Netanyahu, la controversia de la propuesta de Trump para hacer de Gaza una Riviera de Oriente Próximo, se entiende como uno más de los órdagos del recién regresado líder de EEUU. "Es una técnica de negocios más que de relaciones internacionales, tiras a lo más alto, sorprendes a tu interlocutor, y de ese terremoto se supone que es seguro que sacas mucho terreno ganado".
Ninguna metáfora más llamativamente adecuada que ésa para el citado plan en la franja de Gaza.
"Estamos concluyendo un viaje muy exitoso, que superó todas nuestras expectativas y sueños", añadía la citada fuente política al periódico israelí. "Ha sido la visita más amistosa entre un presidente estadounidense y un primer ministro israelí, porque Trump halló soluciones ingeniosas a los problemas que han asolado a nuestro Estado desde su fundación".