
Volodímir Zelenski señala en un mapa las zonas ricas en minerales dentro de Ucrania. Reuters
¿Tierras raras por armas y dinero? Trump quiere exprimir las minas de Ucrania a cambio de mantenerla con vida
Washington aprovecha los apuros de su aliado para tomar ventaja en la carrera por sus recursos naturales, pero sus expectativas chocan con una realidad: parte de esos deseados minerales están en territorios ocupados por Rusia.
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En la Kyiv School of Economics, una universidad ucraniana para la élite del país, los investigadores trabajan en las perspectivas para su economía sobre una premisa atrevida. Que la guerra acabará a finales de 2025, y que el primer año de la posguerra, el 2026, traerá un crecimiento asombroso, cercano al 6%, al margen del desempeño de los territorios ocupados por los rusos en el este y el sur del país. Este escenario, deslizan sus investigadores, es el más probable. De modo que la premisa es atrevida, por los plazos marcados y por el dato calculado, y coincide con un temor bastante extendido en ciertos centros de poder. Que la guerra, de una manera u otra, está a meses de una pausa.
El indicador definitivo sería la promesa de campaña de Donald Trump, que en varias ocasiones ha definido este conflicto como “una estupidez” y a Volodímir Zelenski como “el mejor comercial del mundo” por los millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos destinados, tras ser aprobados por el Congreso, a la supervivencia de Ucrania. El presidente Zelenski, a cuenta de las prisas de Estados Unidos por cerrar el capítulo de cualquier manera, incluso de la peor manera posible, busca soluciones para contentar al inquilino de la Casa Blanca, a la vista de que con los compromisos económicos y defensivos de la Unión Europea no alcanza.
Ucrania depende enormemente de los préstamos de sus aliados occidentales, y el pilar central se tambalea: estos fondos cubrieron cerca del 80% del déficit del año pasado, y son esenciales para la recuperación y la reconstrucción del país, lo que requiere 486.000 millones de dólares contantes y sonantes para hacerlo en condiciones, si las matemáticas del Banco Mundial no fallan. “No creo que sea imposible sobrevivir sin la ayuda internacional”, resume Dmytro Krukovets, analista de macroeconomía de la Kyiv School of Economics, “pero sí creo que sería mucho, mucho más difícil que ahora”.

Tabla elaborada por el Kyiv School of Economics.
El experto señala, además, los sectores estratégicos que exigirán más inversiones. Veamos la tabla. Están las plantas de energía. Están las vías de transporte. Está la agricultura. Está el acero verde. Y están, exacto, los materiales críticos, una denominación muy genérica que encapsula aquellos minerales —tierras raras, litio, cobalto, níquel y grafito, entre otros— que son imprescindibles para estar al día en la carrera tecnológica, ya sea para lo civil o para lo militar.
Trump, a la vista de los aprietos que sufre Ucrania, la presiona. Ayer, en una entrevista para la cadena de televisión Fox News, el presidente de Estados Unidos amagó con dejarla caer en la guerra —“puede que vuelvan a ser rusos, puede que no”— si no acceden a compensar con sus recursos naturales las ayudas financieras de Washington: unos 75.000 millones de dólares hasta la fecha, según Zelenski. “Puede que no haya un acuerdo”, dijo Trump a su audiencia, “pero quiero todo el dinero de vuelta”. Y dijo más. “Les he dicho”, continuó, “que quiero el equivalente a 500.000 millones de dólares en tierras raras, y ellos están por la labor, así que al menos no nos sentiremos estúpidos”.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos ya está manos a la obra. Scott Bessent viajará hasta Kyiv esta semana “para negociar un acuerdo sobre minerales críticos”, publicó ayer la agencia Bloomberg. Para Krukovets, el plan sería un “win-win”, beneficiaría a las dos partes, y Zelenski parece de la misma opinión: la “protección” de esos minerales consta, sin ir más lejos, en su casi olvidado plan para la victoria contra Rusia. “Los americanos nos han ayudado más que nadie, así que debemos darles prioridad cuando surgen estas oportunidades”, dijo en una entrevista concedida la semana pasada a la agencia Reuters, y leída con atención en las capitales europeas. “Tendrán esa prioridad, y se lo transmitiré personalmente al presidente Trump”, con quien tiene previsto reunirse antes de marzo.

Mapa de los minerales críticos en Ucrania, con datos de 2022.
Los deseos de uno y otro van de la mano. El diablo, sin embargo, está en los detalles. Zelenski recordó en la misma entrevista que Ucrania es la principal reserva de titanio de Europa, necesario para la industria aeronáutica y aeroespacial, y alberga inmensos depósitos de uranio, para fortuna de los países con plantas —y programas— nucleares. Pero, si Estados Unidos quiere evitar que las tierras raras caigan en manos de los rusos y sus aliados, tendrá que manejar una realidad incómoda: la mitad de esos recursos, estiman los ucranianos, están en los territorios actualmente ocupados.
Cualquier cesión de Kyiv sobre el este y el sur del país será, a su vez, una ventana de negocio cerrada para Trump, con unas expectativas muy altas sobre las posibilidades que ofrecen las minas del país. La especialista Olga Slyvynska, directora de Relaciones Internacionales en la Kyiv School of Economics, casi se atraganta, de hecho, al oír la cifra de 500.000 millones de dólares. “Son eslóganes”, avisa. “Ni siquiera contamos con un análisis actualizado y riguroso sobre los recursos a disposición de Ucrania, no hay una definición cerrada de los minerales comprendidos como críticos, no es tan fácil hacer esos cálculos, no hay una lista, es una cifra muy grande: no es fiable”.