
Volodímir Zelenski, Keir Starmer y Emmanuel Macron, durante la cumbre de defensa Reuters
"La coalición de los resueltos": Starmer anuncia un plan para Ucrania que mantiene la dependencia de Trump
Ursula von der Leyen urgió a Europa a “ponerse en lo peor” y “rearmarse”, para lo que propuso aumentar el “espacio fiscal” del gasto.
Más información: Starmer anuncia que el Reino Unido y Francia prepararán un plan de alto el fuego para Kiev que presentarán a Trump.
Europa, con el apoyo exterior de Justin Trudeau, quiso escenificar este domingo en Londres una posición común de fuerza frente a las amenazas imperialistas de Putin y los vaivenes diplomáticos de Trump. El resultado fue una cumbre de apenas dos horas de la que salieron buenas palabras, pero muy pocas decisiones concretas. No se cerró un plan de acción definido, sólo se apuntaron voluntades y ni siquiera hubo un consenso absoluto, pues Meloni mostró su desacuerdo con algunas de las propuestas de Starmer y Macron.
La conferencia de Londres ponía fin a una convulsa semana diplomática en la que poco se ha podido sacar en claro. Las reuniones de Macron y Starmer con Donald Trump en la Casa Blanca parecieron amistosas y estuvieron llenas de halagos, generalmente en una sola dirección. Sin embargo, la visita de Zelenski a Washington acabó como el rosario de la aurora, con gruesas palabras y un notorio desencuentro delante de los medios de comunicación. El tratado que se iba a firmar, por el que Estados Unidos pasaba a gestionar la mitad de un fondo de “minerales raros” a cambio de mantener la ayuda a Ucrania, acabó en la expulsión de la delegación extranjera.
Aún en estado de shock, la reunión de Londres era importante para fijar una posición común y proponer alternativas en caso de que Trump cumpliera su amenaza de retirar la ayuda económica y militar. Sin embargo, da la sensación de que en dos horas poco se puede concretar y que la reunión tuvo una intención simbólica más que práctica. Todos estuvieron de acuerdo en que Europa tenía que aumentar el gasto en seguridad, pero ni se especificaron porcentajes, ni se concretó cómo organizar una fuerza conjunta, por mucho que Von der Leyen insistiera en que había “que ponerse en lo peor”.
El anfitrión, Keir Starmer, primer ministro británico, habló en la rueda de prensa posterior al encuentro de cuatro guías básicas para un futuro acuerdo: mantener la presión económica sobre Rusia y la ayuda militar a Ucrania mientras dure el conflicto, garantizar la presencia de Ucrania en la mesa de negociaciones, unirse para disuadir a Rusia de futuras agresiones… y formar de una “coalición de países voluntarios” que garantice sobre el terreno el respeto a un alto el fuego.
"Compleja y poco resolutiva"
El problema de estos cuatro puntos es que los tres primeros son poco concretos y no anuncian en sí nada nuevo. En cuanto al cuarto, que insinúa la presencia de tropas europeas como garantes del alto el fuego, presenta demasiados problemas. De entrada, Rusia ya ha dicho por activa y por pasiva que no va a aceptar tropas de la Unión Europea en territorio ucraniano. Tiene su lógica: si el Kremlin considera que Occidente es una amenaza, tener decenas de miles de soldados “enemigos” a escasos kilómetros de su frontera aporta de todo menos seguridad.

Parte de los asistentes a la cumbre informal de defensa Reuters
De hecho, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, lo señaló de inmediato, rebajando la euforia del momento. “Es una propuesta compleja y poco resolutiva”, afirmó la líder de los Fratelli d´Italia, sin entrar en muchos más detalles. De momento, lo que está claro es que es poco realista: Putin no la va a aceptar y Trump no quiere saber nada de la Unión Europea y la mantiene al margen de las negociaciones con Rusia. Sí quiere que se involucre después en las garantías de seguridad del alto el fuego, lo que es algo tan confuso como todo lo que rodea a Trump, pero, si el presidente estadounidense quiere de verdad llegar a un acuerdo con Putin, no puede poner eso sobre la mesa.
Tampoco está claro cuáles son esos “países resueltos”. Italia parece que no estaría en esa coalición. Sí estarían Francia, Reino Unido y posiblemente Alemania. Justin Trudeau se limitó a decir que “no descarta ninguna opción”, pero a Justin Trudeau le quedan muy pocos días como primer ministro canadiense. Si Starmer hubiera salido acompañado de los componentes de esa coalición y hubieran sido más precisos en cuanto a qué están dispuestos a hacer y cómo pretenden lograrlo, sí podríamos hablar de un cambio decisivo en la posición europea. Lo único tangible que anunció fue el préstamo de otros 2.000 millones de euros a Ucrania para comprar 5.000 misiles de defensa antiaérea.
El dilema de los "minerales raros"
Sí hubo consenso en la necesidad de contar con Estados Unidos para la puesta en marcha de este plan y de cualquier negociación de paz. Aquí, es difícil saber a qué están jugando todos. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha sido abiertamente hostil con la Unión Europea, llegando a decir que “se creó para fastidiar a Estados Unidos”. Ha amenazado con aranceles, ha cuestionado su compromiso con la OTAN, ha exigido un aumento de la inversión en seguridad mientras recortaba sus propios gastos militares y la ha ignorado por completo a la hora de negociar con Rusia.
Con todo, los líderes europeos parecen seguir convencidos de que Trump realmente quiere la paz en Ucrania y que, además, quiere llegar a ella contando con el viejo continente. Después de lo sucedido el viernes en el Despacho Oval, se podría imaginar una reacción pública similar a la que se produjo virtualmente en las redes sociales y que se reprochara al mandatario estadounidense su conducta. No fue así. Al contrario, Europa parece seguir empeñada en depender de su socio transatlántico. Así lo manifestaron Starmer, Von der Leyen, Meloni y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

Abrazo entre Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski tras la foto de familia Reuters
De hecho, tanto el embajador británico en Estados Unidos como el propio Rutte urgieron a Zelenski a recomponer sus relaciones con Trump, lo que viene a decir que pida perdón por haber sufrido una emboscada y firme el famoso acuerdo de los “minerales raros”. Con ese acuerdo, Estados Unidos casi se vería obligado a defender la soberanía territorial ucraniana, pues le iría el dinero en ello. Un peso menos para los países europeos, que ni siquiera supieron ponerse de acuerdo en el uso de los bienes incautados a Rusia.
El desprecio a los países bálticos
Pero eso, de nuevo, es depender de Trump y fiarlo todo a una coherencia que no se ve por ningún lado. Putin le está ofreciendo los mismos minerales y todo apunta a que el presidente republicano va a hacer lo que más le convenga a su país y a sus propios intereses personales. El objetivo de Europa debería ser plantear una alternativa y no seguir confiando en una resolución conjunta del conflicto. Si se da, estupendo. Si no se da, se agradecerían medidas concretas y unánimes, algo que no se produjo este domingo en Londres.
Otro error de la conferencia fue no invitar a los representantes de los países bálticos, aunque sí hubo delegación turca. Tanto Estonia, como Letonia y Lituania no sólo son los estados que mayor porcentaje de su PIB dedican a defensa, sino los objetivos más probables de un nuevo ataque ruso. Planificar una estrategia común sin contar con ellos es un disparate y su presencia telemática no compensa el desprecio que supone no invitarles presencialmente al evento.
Nadie ha sufrido como ellos el imperialismo ruso y nadie se ha preparado mejor para un posible ataque. Si se considera que los países bálticos no tienen nada que enseñarnos, se estará cometiendo un enorme error. Donald Tusk, el primer ministro polaco, afirmó eufórico que “Europa se ha despertado”. Ahora, queda que se levante de una vez y ande.