Un edificio de Beirut golpeado por los ataques israelíes de anteayer.

Un edificio de Beirut golpeado por los ataques israelíes de anteayer. Adnan Abidi Reuters

Oriente Próximo

Israel apura las últimas horas antes del alto el fuego para descargar sus bombas sobre los bastiones chiíes de Beirut

Beirut (Líbano)
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Aún no se ha confirmado el alto el fuego, pero en el Líbano ya se está celebrando. En los colegios de Beirut, las familias de desplazados del sur del país pasaron la tarde del lunes cantando y bailando. “Después de dos meses podremos salir de aquí”, explicaba eufórica a EL ESPAÑOL Janade, que a mediados de septiembre abandonó con su familia Meis el Yabal, en la frontera con Israel, huyendo de la anunciada invasión enemiga.

Todo apunta a que, cuando este martes se reúna el gabinete de ministros de Benjamín Netanyahu, Francia y Estados Unidos anuncien conjuntamente un alto el fuego entre Israel y Hezbolá, un partido-milicia chií que se unió a la ofensiva de Hamás poco después del ataque del 7 de octubre de 2023. La propuesta más seria para poner fin a unas hostilidades que se han convertido en guerra no llegó hasta este mes de noviembre.

Hace unas semanas, el enviado de Joe Biden, Amos Hochstein, presentó al Gobierno israelí y al libanés —intermediarios a su vez de Hezbolá— un borrador de alto el fuego. Las partes libanesas tardaron un fin de semana en estudiarlo y aprobarlo. Este lunes, una semana más tarde, la CNN reveló que el primer ministro israelí también daba su visto bueno. Al menos “en principio”.

Aunque el Gobierno de Netanyahu aún no ha votado y EEUU reconoció la noche del lunes que aún “quedan pasos por dar para cerrar el acuerdo”, muchos en el Líbano ya están celebrando la noticia. Sin embargo, en la mitad sur del país lo hacen entre bombas. Durante todo el lunes, Israel descargó su artillería con intensidad sobre los barrios chiíes de Beirut, Tiro —el principal puerto del sur del Líbano— y las ciudades de Nabatiye y Baalbek. Allí, en el lapso de una hora, el Ejército israelí atacó unos 25 objetivos de Hezbolá la tarde del lunes.

El viceportavoz del Parlamento libanés, Elías Bou Saab, acusó el lunes a Israel de intensificar sus bombardeos sobre Líbano para presionar al gobierno a hacer concesiones en las negociaciones indirectas de alto el fuego con Hezbolá. Bou Saab declaró el lunes que la presión ha aumentado porque "estamos cerca de la hora decisiva para alcanzar un alto el fuego". "Somos optimistas y hay esperanza, pero nada está garantizado con una persona como [el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu]", dijo en una rueda de prensa.

En la capital, las Fuerzas de Defensa Israelíes golpearon en cinco oleadas distintas los barrios chiíes del sur de Beirut. En Chueifat, entre el único aeropuerto internacional del Líbano y un hospital, un avión bombardeó sin aviso previo un edificio residencial. Sí se dieron órdenes de evacuación para otras zonas de la periferia de la ciudad y para más de doce edificios en Tiro.

En los últimos días, Israel ha convertido en objetivo militar también a las Fuerzas Armadas Libanesas, ajenas al conflicto con Hezbolá. Según el Ejército libanés, estos ataques han costado la vida a 45 soldados. Por el momento, al menos 3.766 libaneses han muerto como resultado de la agresión israelí.

Este lunes, mientras el cielo de Beirut rugía, el de Tel Aviv descansaba después del peor fin de semana desde que comenzó la guerra. El domingo, Hezbolá lanzó su mayor ataque en territorio israelí, y sus misiles impactaron la principal área metropolitana, Haifa, Nahariya e incluso Asdod, en el sur de Israel. Al final de la jornada, el partido-milicia chií reivindicaba al menos 51 operaciones.

¿Qué motivación tiene Israel?

Los nuevos esfuerzos por atajar el frente libanés han llegado, en gran medida, después de que Donald Trump ganara las elecciones estadounidenses a principios de noviembre. Según una fuente israelí del Washington Post, el alto el fuego en el Líbano es un “regalo” de Netanyahu al futuro inquilino de la Casa Blanca en un momento en el que tiene muchos favores que pedirle a cambio.

Trump, que ya avisó al primer ministro israelí de que le gustaría ver una tregua firmada en sus primeros días en la presidencia, puede concederle ‘carta blanca’ al primer ministro israelí en su ofensiva en Gaza. Así lo revelaron la semana pasada las declaraciones del diplomático israelí citado: “Firmará porque quiere hacerle un regalo a Trump antes de la toma de posesión. Sabe que necesita a Trump para el tema de Gaza y necesita mucho a Trump para Irán, así que le regalará el Líbano a precio de saldo”.

Eso fue antes de que el Tribunal Penal Internacional emitiera una orden de arresto contra el propio Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant. En este frente, a Netanyahu también le conviene asegurarse que el próximo presidente de EEUU mantendrá su apoyo contra la corte internacional.

Pero, además de la estrategia política del Gobierno de Netanyahu, el Ejército israelí no tiene grandes logros militares que celebrar tras más de dos meses de invasión del sur del Líbano. A finales de septiembre asesinó al líder absoluto de Hezbolá, Hasán Nasrala, y desde entonces ha descabezado las alas política y militar del partido-milicia. Sin embargo, la línea de batalla solo ha traído frustraciones para las FDI.

Desde hace semanas, las tropas israelíes siguen en Jiam, un pueblo a seis kilómetros de la frontera, sin poder avanzar por la vía terrestre y con grandes pérdidas en sus tropas. Tal es el impase que este lunes, mientras los ministros más extremistas de Netanyahu urgían a su gobierno a mantener el asedio hasta derrotar a Hezbolá, el jefe de la principal brigada de la invasión del Líbano renunció a su cargo.