Oriente Próximo

¿Jaque mate a la transición pacífica en Siria? La espiral de violencia desborda a Sharaa y lo acerca al infierno de Libia

El estallido de violencia unido a la farsa de la Conferencia de Diálogo Nacional apuntan a un desalentador futuro para Siria. 

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Estambul (Turquía)
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La luna de miel de la transición siria ha terminado. Unos mil muertos, en su mayoría alauitas y suníes, deja la mayor sublevación contra el gobierno provisional sirio tras el derrocamiento del régimen de Bashar al Asad en diciembre. Mientras los forenses tratan de recomponer sobre el terreno el saldo de asesinados y sus filiaciones en las masacres sectarias de la última semana en Siria, y las redes sociales se plagan de vídeos aterradores sin verificar, el nuevo gobierno provisional del exyihadista Ahmed al Sharaa anunció el lunes un pacto con las Fuerzas Democráticas de Siria, las SDF kurdas que dominan el noreste del país. Un aliento positivo en un panorama de fragmentación a corto y medio plazo similar al de Libia, señalan los analistas.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de España y la Unión Europea han expresado su preocupación por el estallido de la violencia desatado por la sublevación alauita, muy coordinada y con apoyo de Irán, mientras el gobierno provisional ha anunciado que investigará y castigará a los culpables. La revuelta alauita coincide con el descontento por el despido de 200.000 funcionarios, en su mayoría pertenecientes a la secta chií, y la creciente precariedad económica. Mientras que la respuesta de las facciones islámicas demuestra el peligro de radicalización.

Según el último recuento del Syrian Network for Human Rights (SN4HR), los asesinatos extrajudiciales desde el 6 de marzo ascienden a 779; de los que 383 son civiles y miembros de las fuerzas de Damasco, que han sido asesinados por las milicias remanentes del derrocado régimen de Al Asad, de mayoría alauita. Los restantes 396 son civiles y miembros del régimen de Asad, que fueron asesinados por facciones militares recientemente integradas en la Administración de Seguridad General, es decir, el gobierno provisional de Al Sharaa.

En concreto, las dos facciones radicales islámicas que han protagonizado las escenas más viles contra civiles alauitas han sido Sultan Sulayman Shah y la División Hamzah, según ha comentado el experto en radicalización Orwa Ajjoub en sus redes sociales. No obstante, nadie descarta que los hombres del Hayat Tahrir al Sham (HTS), la organización de Al Sharaa, también hayan participado en las masacres.

En cuanto al vídeo de la supuesta ejecución de un cristiano crucificado ha sido eliminado de la cuenta de X que lo había difundido. Según expertos en verificación, podría tratarse de imágenes de una ejecución de 2018 por parte del grupo radical Jaish al Islam. Al mismo tiempo, organizaciones como Verify Syria están analizando otros bulos difundidos en redes y que están desempeñando un enorme rol polarizador en un país marcado por la violencia sectaria.

Desde otra organización, SOHR, afirman que se han producido algunas muertes de cristianos que se vieron sorprendidos en los ataques. "No tenemos todavía información sobre los cristianos, necesitamos más tiempo, estamos documentando a todas las víctimas", ha explicado a EL ESPAÑOL el director de SN4HR, Fadel Abdul Ghani.

"La violencia sectaria será un eco de la guerra civil que durará generaciones", explica a este periódico Malik al Abdeh, analista siriobritánico y editor de Syria in Transition. En ciudades como Latakia y Jableh, en la costa, donde se han producido las masacres, la violencia está muy arraigada en tensiones intercomunales entre suníes, la población mayoritaria, y los alauitas, la secta a la que pertenecen los Asad.

Los drusos, en el sur, están siendo usados por Israel para justificar la invasión de partes del territorio sirio. En el país árabe hay además cristianos, asirios, zoroastrianos, judíos y poblaciones kurdas en el noreste del país, cuyas facciones armadas tienen el apoyo de Washington.

Pacto entre kurdos y gobierno

Aunque el acuerdo anunciado este lunes entre los kurdos y el gobierno provisional es una buena noticia, leyendo la letra pequeña se pueden extraer otras conclusiones. "No soy optimista respecto al acuerdo. Los términos son muy vagos. Básicamente, es un alto al fuego glorificado y un acuerdo para establecer un comité que estudie la integración del SDF en las instituciones estatales. Esto le da tiempo al SDF, al menos un año más de existencia. El acuerdo es general y no cambia mucho la dinámica entre el SDF y Turquía. Podría ser útil para el gobierno sirio, ya que les permite decir que están resolviendo el problema del SDF políticamente, sin antagonizar a Estados Unidos", explica Al Abdeh.

El pacto permite un proceso para eliminar los elementos del proscrito PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) dentro del SDF, bajo supervisión de Turquía y del gobierno sirio, si el acuerdo se implementa, y en línea con el anuncio del PKK de deponer las armas.

El documento, prosigue Al Abdeh, no significa que el SDF desaparezca, continuará existiendo como una fuerza armada, pero le “da un respiro” a Al Sharaa de al menos un año, y lo que es más simportante, incluye el reparto de recursos petroleros, en su mayoría bajo control kurdo, ya que el gobierno necesita ingresos desesperadamente. Es un pacto elástico para ambas partes que al mismo tiempo tranquiliza a una Unión Europea preocupada por que una Siria pacificada deje de ser fuente de refugiados y de radicalización.

El documento "es similar a los miles de acuerdos que se han firmado en Libia y que no significan nada en la práctica", indica Al Abdeh, en referencia a la división crónica, violenta y sectaria del estado africano. En el corto y medio plazo, Siria seguirá siendo un país dividido en tres partes: la del gobierno sirio, la zona controlada por Israel en el sur, y zonas autónomas para los kurdos y los drusos, aventura el analista.

El pacto da también tiempo a EEUU para mantener su presencia en la región mediante su apoyo a las SDF. Aunque a Donald Trump no le interesa Siria en absoluto, las SDF han recibido grandes cantidades de armamento y podrán defenderse en caso de que la Casa Blanca se acabe retirando. Lo que parece más difícil es que Washington levante las sanciones económicas tan necesarias para el desarrollo del país árabe.

Sin visos de transición

La violencia sectaria y el acuerdo se producen cuando la verdadera transición en Siria ni siquiera ha comenzado. Aunque Al Sharaa anunció que en marzo se formaría un gobierno interino, esto todavía no ha sucedido. No hay un marco constitucional, ni un proceso político real en este momento, no hay Parlamento, ni elecciones, ni partidos políticos, ni un ejército integrado, por lo tanto, es difícil ver cómo se implementará el acuerdo. "La transición solo comenzará cuando haya un marco democrático y un proceso político real", concluye Al Abdeh.

Esta falta de plan de ruta democrático está en la raíz de la violencia sectaria. "Creo que no hay una transición política verdaderamente inclusiva y democrática", coincide el académico Joseph Daher en declaraciones a este diario. El gobierno de Al Sharaa está enfocado "en consolidar su poder, no en compartirlo", y la llamada Conferencia de Diálogo Nacional fue una farsa, prosigue este experto, un esfuerzo superficial para demostrar ante el mundo que están haciendo algo. "La comunidad internacional pareció satisfecha porque, en última instancia, no quiere una Siria democrática, lo que desean es autoridad y estabilidad en la región".

El experto en radicalización Aaron Zelin, indica en su más reciente publicación en el Washington Institute que la luna de miel de Siria con Al Sharaa se ha terminado, después de las masacres y la desinformación. Zelin coincide con Daher en que muchos sirios "sintieron que la conferencia no fue lo suficientemente representativa", explica.

"No creo que la transición haya terminado ahora", pero esta violencia sectaria es una gran prueba para determinar si tendrá éxito o no y si el gobierno tendrá credibilidad en el futuro. "Si el comité de investigación no es visto como transparente o legítimo, ni hay procesamientos, socavará el futuro de la transición, incluso si Al Sharaa se mantiene en el poder".

Sin embargo, el exlíder de Al Qaeda en Siria, que en los últimos años ha hecho un lavado de imagen para desvincularse del radicalismo, no parece dispuesto a compartir su poder. Solo está tratando de seducir a Occidente para que levante las sanciones, pero no está claro si tendrá éxito. "Hay un riesgo real de radicalización en Siria, el gobierno actual está recreando una dictadura con nuevas caras, lo que podría generar una nueva generación de extremistas", explica Al Abdeh.

El modelo que está siguiendo Al Sharaa es poco alentador, ya que se parece más a la tecnocracia autoritaria del saudí Mohamed Bin Salman que al del carismático turco Recep Tayyip Erdogan, con más capacidad de movilizar a las masas.