Cerro del Tío Pío, parque de las Siete Tetas, monte bíblico de Vallecas donde se vislumbra el Madrid de la casta en la lejanía. Lugar mitológico de la izquierda de barrio, aunque no lo sepan, ni quieran saberlo, los de Podemos, que ellos han encontrado hueco y eco en el Eurobuilding y sus desayunos informativos a los que irán desde ahora -como El Cordobés- con corbatilla.
De alguna manera, Pablo Iglesias se ha subido metafóricamente a ese monte del sur de Madrid, Gólgota de extrarradio, y ha hablado de hoy y de mañana con la esperanza en la Resurrección y en que no lo crucifiquen demasiado pronto los acratones. Porque ya lo ha dicho Iglesias: las próximas elecciones, o las ganan, o se llevan "una hostia de proporciones bíblicas". Y sí, sí que querían tomar el Cielo, y sí que tomaron escaños a mansalva, y aún se quejan al viento del fracaso, a pesar de que jamás dio tanto de sí un botellón alargado en la Puerta del Sol.
En todo cado, lo de Podemos es un fracaso relativo -auspiciado por el peor marianismo-, un fracaso que ha abierto ya la guerra civil en esa merienda de negros, sociólogos, anarquistas, abertzales del Levante y anarcoides de Cádiz que dicen que son una marea de sonrisas.
A la izquierda del PSOE todo es una matrioska rusa, hijas de madres del vacío que a su vez generan otras que dicen lo mismo en no sé qué marea. Podemos se compone de cáscaras de huevos sin pollo, e IU de huevos de codorniz que han prestado un servicio relativo -"y bien, gracias"- a un intento reconocido de alcanzar el Cielo. Lo que llama la atención es el discurso de Pablo Iglesias en los cursos de verano de El Escorial: “Puede ser que ganemos las elecciones en cuatro años o que nos demos una hostia" y tal.
Iglesias que vuelve a la Biblia con sus versículos y sus apóstoles. Iglesias con su prosodia de monaguillo buenecito. En lugar de sacar comparaciones con esas series de la HBO, vuelve al Libro. Luego dirá que si el subsconsciente judeocristiano, que si en España aún perdura la dialéctica del Viejo y del Nuevo Testamento... pero lo cierto es que ha hablado a unos días del purgatorio; ha hablado de las Sagradas Escrituras, Señor: él, que innovaba en las redes sociales; que se inventó un canal de televisión donde camelaba a sociólogos y a becarios de la cosa.
Porque volver a la Biblia, Pablo, es un rollo freudiano de retornar al útero. Primero la socialdemocracia, después el entendimiento, luego la Biblia y más tarde el puñal del querubín Errejón.
El sábado sacarán el puñal del godo en algo que llaman "Consejo Ciudadano Estatal". Y entretanto hay Tour y hay Rajoy. Tranquilas las masas...