Si hubiera que juzgar a los candidatos a secretario general del PSOE por el peso y la relevancia política que tienen las personas que han conseguido reclutar para su causa, hoy mismo Pedro Sánchez y Patxi López tendrían que retirarse. En ese terreno, Susana Díaz les gana por goleada, como ha dejado claro este domingo en Madrid.
Sin embargo es conocida la existencia de un cierto divorcio entre la organización y los militantes socialistas. Hay que contar, por tanto, con una posible rebelión de las bases: Borrell y Zapatero ganaron en su día frente a los candidatos oficialistas. La circunstancia de que el voto sea individual, directo y secreto, es propicio para las sorpresas.
La encarnación del PSOE
Desde ese punto de vista, el órdago de Susana Díaz presentándose a las primarias como la encarnación de la historia del PSOE de los últimos cuarenta años, entraña un grave riesgo: su hipotética derrota sería una enmienda a ese pasado, una crítica retrospectiva a la labor de los González, Zapatero, Rubalcaba, Guerra, Bono...
En ese supuesto, asistiríamos sin duda a una obligada refundación del partido similar a la de Suresnes, cuando Rodolfo Llopis llegaba al congreso con el respaldo del PSOE histórico del exilio y acabó siendo derrotado por González.
López y Sánchez se neutralizan
Ahora bien, todo indica que Susana Díaz parte con ventaja, no sólo por la demostración de fuerza de este domingo, sino porque las candidaturas de Patxi López y Pedro Sánchez compiten entre sí al buscar votos de un perfil similar y podrían neutralizarse.
Por otra parte, Susana Díaz cuenta con el atractivo añadido de ser la primera mujer con muchas posibilidades de dirigir un gran partido nacional en España y, consecuentemente, ser aspirante a la Moncloa. La dirigente andaluza es la que, personalmente, más se juega en el envite, ya que pone sobre la mesa su cargo de presidenta de la Junta. Su apuesta es un todo o nada, también en ese sentido.