Podemos ha vuelto a chocar con la realidad. Y esta vez, en un asunto clave. Como cuenta hoy EL ESPAÑOL, el Gobierno se ha comprometido por fin a ejecutar (y así lo ha trasladado por escrito a Bruselas) la reforma de las pensiones que la UE lleva años exigiendo.
Lo hará ampliando los años necesarios para su cómputo. Cambio que derivará, como es obvio, en una sensible rebaja de su cuantía.
El PSOE vuelve así a su escenario más temido. El de verse obligado por la UE a ejecutar recortes sociales de calado en el contexto de una crisis económica sin precedentes. Es decir, el mismo escenario que afrontó José Luis Rodríguez Zapatero durante la crisis financiera de 2008.
Para obedecer a las exigencias de Bruselas (algo que, como advirtió este diario hace apenas unos días, no era optativo sino requisito imprescindible para acceder a los fondos del rescate europeo), Pedro Sánchez ha hecho caso omiso de Podemos en lo que, para la formación populista, es uno de sus basamentos.
Enésima contradicción
Apenas han pasado 48 horas desde que Pablo Iglesias dijo que las pensiones eran una línea roja de Podemos. El partido morado ha llegado, de hecho, a insinuar la ruptura de la coalición si el PSOE reforma las pensiones en el sentido deseado por Bruselas.
Habrá qué ver cómo y cuánto es capaz Iglesias de cabalgar esta enésima contradicción.
Es verdad que el pacto para reformar las pensiones era tan acuciante como inevitable. Pero eso no supondrá ningún alivio para Podemos, al que no puede haberle durado menos su alegría por la devolución del caso Dina a la Audiencia Nacional por parte del Tribunal Supremo. ¡Qué poco dura la alegría en la casa del populista!
Pero que Podemos no pueda siquiera disfrutar de la menor de sus victorias no es problema de nadie, sino de su progresiva irrelevancia en ese experimento político que jamás debería haberse llevado a cabo, el de un Gobierno dentro de otro Gobierno.
Tormenta perfecta
El ala morada del Ejecutivo olvida que Bruselas ya había advertido a España de la necesidad de la reforma de las pensiones. Subir a 35 los años de cotización tiene tanto fundamento en las matemáticas como en la esperanza de vida. Se trata de un ahorro vital para alcanzar la sostenibilidad del sistema. Y los números, y más en plena crisis, ya no admiten ni más dogmas ni más interpretaciones.
La realidad no entiende de ideologías. Y la realidad, por más que le duela a Podemos, parece más inclinada a coincidir con las tesis de la Europa liberal que con las de la España de extrema izquierda populista a la que representa Iglesias.
Nos encontramos ante una tormenta perfecta por dos motivos. Pedro Sánchez tiene la enésima oportunidad (quizá la última) de regresar a la senda del constitucionalismo, como le viene pidiendo Ciudadanos. Un Ciudadanos que ha vuelto a lanzarle un guante, por boca de Inés Arrimadas, en nuestras páginas.
Por otra parte, ante un divorcio más que previsible con Podemos, Sánchez no podrá seguir más tiempo sordo a la moderación que exigen los ciudadanos en plena pandemia.
Gobierno inestable
La decisión del Gobierno supone una victoria del sector de Nadia Calviño y de José Luis Escrivá sobre Pablo Iglesias. Algo que vuelve a dejar en evidencia los muy finos y escasos hilos que sostienen al Ejecutivo de coalición y que siguen rompiéndose día a día. Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, Pedro Sánchez se guarda en la manga una profunda crisis de Gobierno con la que dejará solo y al pairo a Podemos.
A nadie se le escapa que la presencia de Podemos es el principal obstáculo para que el rescate europeo llegue a manos de los ciudadanos españoles. La UE ya no puede decirlo más claro. Podemos es incompatible con un proyecto razonable de país que incluya a todos los españoles y no les conduzca a la ruina o a un Estado de derecho y del bienestar disminuido.